11“El celo de un Alfa”El sonido de las gotas gruesas de la lluvia golpeaba con fuerza las ventanas del coche de Sebastián. Ambos se miraron fijamente a los ojos sin decir ninguna palabra, las manos del pelinegro seguían sosteniendo con fuerza el volante, como si con esto lograra reducir un poco sus más bajos deseos.Su mirada detalló suavemente la nuca de la mujer ante él, su lengua dejó un disimulado ras
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