MarcEn 10 minutos debo de estar en la puerta del club, pero no puedo dejar de ver a Hailee. No quiero apartarme de ella, no quiero parar de mirar su hermoso rostro, ni tampoco dejarla aquí, no he dormido ni una sola noche sin su compañía desde que llegó, simplemente no puedo dejarla. Estira su mano derecha y ambos pies, palpa hacia mi lado, se encuentra con mi barriga y abre los ojos uno a uno. —¿Qué pasa?, estás vestido… ¿qué hora es? —pregunta apresurada mientras se sienta en el colchón.—Las 7:30 en 10 minutos tengo que estar en el club, hoy partimos a Nueva York, jugamos de visita —ella asiente con el ceño fruncido, no sabe lo hermosa que es, no tiene ni idea de lo que
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