ILEANA PEDROZA.La vida es algo incierto… cuando piensas que por fin te estas recuperando, ocurre algo que estremece tus cimientos. Ahora… ahora es de dominio público el beso que compartí con mi jefe a las afueras del hospital. Ahora me tacharán de quita maridos. Ahora la prensa oportunista se cebará a mi costa.Respiro profundo para no flaquear, para mantenerme fuerte, pero lo cierto es… que quiero salir corriendo a esconderme en los brazos de mi madre.—Ileana, ¿te estás bien? —me pregunta mi jefe, preocupado, a pesar de que se encuentra iracundo, sus facciones endurecidas me lo dicen todo.Quiero decir que sí, pero lo cierto es que no… emocionalmente me desbordo… no sé si tal vez sea producto de las hormonas, si sea por lo ocurrido. Solo sé que quiero recostarme y descansar.Cerrar los ojos y no pensar en nada, ni en el hoy, ni en el mañana y mucho menos en qué dirán…Sebastián Gallardo parece entender la expresión. Pego un grito cuando por sorpresa me toma entre sus brazos y me lle
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