Capítulo 62 —Ecos en la cocinaNarrador:El aroma del café recién hecho llenaba la cocina, pero la tensión entre Xavier y Mickaela era palpable. Ella estaba sentada en la isla, con una camiseta suya que apenas cubría sus muslos, el cabello aún húmedo y las piernas cruzadas. Jugueteaba con el asa de su taza, observando cada movimiento de Xavier mientras él preparaba algo en el mostrador. Había algo diferente en él esa mañana, una inquietud que no podía ignorar.—¿Vas a quedarte en silencio todo el día? —preguntó finalmente, dejando la taza sobre la isla con un leve golpe.Xavier se giró hacia ella, sus ojos oscuros fijos en los de Mickaela. Había algo en su mirada que la hacía sentir expuesta, pero no respondió de inmediato.—Estoy pensando, eso es todo —dijo, con un tono bajo, casi ausente.—¿Pensando en qué? —insistió ella, cruzando los brazos sobre la mesa.Xavier dejó escapar un suspiro, caminando hacia la isla y apoyándose en ella. Sus ojos no se apartaron de los de Mickaela.—En

Capítulo 64 —Abrazados en la incertidumbreNarrador:El silencio envolvía la sala como un manto pesado, roto solo por las respiraciones suaves y entrecortadas de ambos, que yacían entrelazados en el sofá. La luz tenue que se filtraba a través de las cortinas caía sobre sus cuerpos desnudos, resaltando la conexión palpable que había entre ellos. Mickaela estaba recostada contra el pecho de Xavier, sus dedos trazando círculos distraídos en su piel, mientras él mantenía un brazo firme alrededor de su cintura, como si temiera que pudiera desaparecer en cualquier momento.—No sé qué hacer —murmuró ella de repente, rompiendo el silencio, su voz temblando con un matiz de vulnerabilidad que Xavier nunca le había escuchado antes —Estoy tan confundida, Xavier.Él bajó la mirada hacia ella, su expresión suave pero seria. Con una mano, apartó un mechón de cabello que caía sobre su rostro y lo colocó detrás de su oreja.—Mick, quiero que te quedes conmigo —dijo con un tono firme, pero lleno de alg

Capítulo 66 —Golpes de verdadNarrador:El sonido de los golpes en la puerta era atronador, como si alguien quisiera derribarla. Xavier, sentado en el sofá, se levantó con calma, pero sus músculos estaban tensos. Sabía quién estaba al otro lado incluso antes de abrir. Cuando lo hizo, Kael irrumpió en el apartamento, empujando la puerta con tanta fuerza que casi golpeó a Xavier.—¿Qué quieres, Kael? —preguntó Xavier, cruzando los brazos frente a la entrada.—¿Qué quiero? —Kael dio un paso adelante —¡Quiero saber qué demonios estabas pensando con a esa cena! —Xavier mantuvo su postura, impasible, mientras cerraba la puerta tras Kael, quien ahora lo enfrentaba con los ojos llenos de rabia. —¡Qué mie*rda estabas pensando! —repitió en un grito con su rostro desencajado por la furia.Xavier lo miró con frialdad.—¿A qué te refieres, Kael? —respondió con voz calma, aunque sus ojos traicionaban una chispa de anticipación.—¡Sabes exactamente a qué me refiero! —Kael lo señaló con un dedo acusa

Capítulo 68 —A la mier*da lo correctoNarrador:Xavier estacionó su coche en el amplio garaje de su empresa, pero no se movió. Sus manos apretaban el volante con tanta fuerza que los nudillos se tornaron blancos. Su frente descansó contra el frío cuero mientras su pecho subía y bajaba con rapidez. Cerró los ojos por un instante, intentando calmarse, pero la tormenta en su mente no le daba tregua. Sabía lo que debía hacer, lo que era "correcto". Pero entonces levantó la cabeza, y con un murmullo decidido, selló su destino.—¡A la mier*da lo correcto!Encendió el motor, giró el volante con firmeza y salió disparado del estacionamiento. La racionalidad había quedado atrás, y todo lo que importaba ahora era llegar a ella. Cada semáforo parecía tardar una eternidad, cada segundo lejos de Mickaela una agonía. Al llegar al edificio, estacionó de cualquier manera y subió las escaleras de dos en dos, incapaz de esperar el ascensor. Cuando llegó a su puerta, tocó el timbre con fuerza. Sus dedos

Capítulo 70 — Amor sin medidaNarrador:La luz del sol se filtraba suavemente por las cortinas de la habitación, envolviendo el espacio en un resplandor cálido. Mickaela despertó lentamente, con una sonrisa en los labios al sentir el peso del brazo de Xavier alrededor de su cintura. Se giró ligeramente y lo encontró mirándola, sus ojos oscuros llenos de ternura.—Buenos días, preciosa —murmuró, su voz profunda y cargada de amor.—Buenos días, Xavier —respondió ella, sonrojándose mientras escondía el rostro en su pecho.Xavier soltó una risa suave, inclinándose para dejar un beso en su frente. Sus dedos trazaron círculos perezosos en la curva de su espalda, creando una sensación cálida y reconfortante.—¿Sabes que eres hermos