CONTRATO; INFIERNO TENTADOR CAPÍTULO 110; Culpa—HARRISON—Hace unos años mi mamá me dijo que si me dieran a elegir entre la persona que amara y su felicidad, eligiera la segunda opción. Que las personas que amamos solemos volvernos egoístas y un tanto sentimentales. Que no pensara en mí si sentía que realmente le estaba haciendo daño, que la dejara ir. Quizás en ese momento me parecía la tontería más grande del mundo dejar ir a quien amamos, pero ahora entiendo que mi madre tenía razón; no hay mayor gesto de amor que dejar ir a quien amamos. Nuestra verdadera historia de amor comenzó en el faro, justo aquí comprobé que nos amábamos, que podíamos estar juntos. Y lo correcto es que termine donde empezó. Claudia está mirando el azul del mar mientras su cabello se mueve por la sutil brisa. Sus ojos reflejan tristeza y dolor. —¿Por qué rompiste tu promesa? Dijiste que nunca me dejarías sola con el embarazo, y en tu viaje tú solo desapareciste y me dejaste —me mira—. Cada segundo que pa

CONTRATO; INFIERNO TENTADOR CAPÍTULO 112; Me amas—CLAUDIA—Para este punto todos tenemos suficiente alcohol en nuestro sistema, lo de olvidar nuestros nombres iba muy en serio. Las risas no han faltado y las bromas por parte de todos mucho menos, la estamos pasando bien. Hemos cantado todo lo que ponen, aunque haya canciones que no sepamos. Sí, estamos locos.Maya me jala a bailar y no me niego, la estamos pasando bien como para andar de aguafiestas. Me pego en la botella y me doy un largo trago.—¡Nos graduamos! —grito con la botella arriba y mis amigos hacen lo mismo—. ¡Ya somos unos arquitectos!Desvío mi mirada por unos segundos hacia Harrison, está bailando con Aliany, y se ve feliz con ella. Lo que sentía por mí se le pasó rápido. Decido ignorarlo y seguir bailando, alguien me baila detrás. Es Noah. Él no pierde tiempo. Me volteo para seguir bailando y me sonríe de manera muy coqueta.—Hasta que te soltaron, casi no te dejan saludarme.—De ti yo no me olvidé, tenía que saludar

CONTRATO; INFIERNO TENTADOR CAPÍTULO 114; Pacto —CLAUDIA——Yo no quiero que te vuelvas a ir, quiero que te quedes conmigo —me quedo mirando a Harrison, sus ojos brillan al verme. Sé que me quiere, pero me aterra quedarme y que todo se vuelva a destruir. —Quedarme implica que tenga que olvidar todo lo que sucedió, Harrison, de verdad sufrí por lo que me hizo tu padre.—No tienes que olvidar, hay que aprender a vivir con eso, yo también tuve que sufrir por lo que sucedió. Ya no quiero que estés lejos de mí, no quiero estar en el mismo lugar y hacer como si nunca hubiéramos tenido nada, eso es doloroso.—¿Y si me quedo qué haremos después del contrato? Ya en dos meses se termina.—No pensemos en eso, vamos a disfrutar de los días juntos —me extiende la mano para que la tome, lo hago y me sienta a su lado—. Disfrutemos de nuestro pequeño infinito.¿Puedo quedarme con él? Mi cabeza está tan enredada, no quiero que mi decisión me lleve a pasarla mal de nuevo. No quiero que esto nos destr

CONTRATO; INFIERNO TENTADOR CAPÍTULO 116; ¿Fuiste tú?—HARRISON— Se puede decir que una de las cosas que más me molesta es ir a la oficina que le han dado a mi padre, gracias a mí es la última del pasillo y no tengo que verlo todo el tiempo, a menos que nos crucemos en los pasillos. Y hoy es uno de esos días donde debo ir a su oficina porque mi secretaria no vino y necesito unos documentos. Me provoca golpearlo cada vez que lo veo, me recuerda lo que le hizo a Claudia. Se siente tan superior a todos.Estoy por tocar la puerta de la oficina y me quedo con la mano alzada al escuchar la voz de mi madrastra. Parece que está muy enojada.—¿Crees que yo soy una estúpida, Samuel? Yo sé perfectamente que tú y mi hija se burlan de mí hace mucho tiempo, los dos son igual de enfermos.—Enferma tú que piensas que yo ando con Kimberly, por Dios, es tu hija, mujer.—Yo no soy tan inocente como tú crees, ¿piensas que estaría diciéndotelo en tu cara si no tuviera pruebas? Acéptalo, no seas cobarde.

CONTRATO; INFIERNO TENTADOR CAPÍTULO 118; Ignorante —HARRISON—Entre mi dolor y mi frustración dejé pasar los días y no había venido a firmar la denuncia de mi padre, pero hoy era necesario, no podía dejar que los días siguieran pasando. No puede quedar sin castigo.—Buenos días, señor —aparece el comisario que es el encargado de todo el papeleo—. ¿Viene por la denuncia en contra de su padre?—Sí.—Me encantaría poder ayudarlo, pero no será posible lo de la denuncia. Lo siento.—¿Por qué no? —No hay pruebas de que el señor Manuel Betancourt haya sido el asesino de su esposa, los resultados realizados por el hospital al que la llevaron arrojaron que fue una muerte natural, no hay signos de envenenamiento.—¿Cómo que falta de pruebas? Pueden examinar al cuerpo de mi madre, ahí están las pruebas que necesita.—Era nuestra idea, solicitamos el permiso y nos lo negaron. No se puede hacer nada.—¿Me está diciendo que la muerte de mi madre quedará impune? —le doy un golpe a su escritorio—