------PUNTO DE VISTA [Narrador]------ La señora Patricia volvió a casa con una gran tristeza. Deseaba hablar con su hijo, después de la visita diaria a su amiga, había sentido una necesidad creciente de hablar sobre lo imperfecta que había sido su vida. Daniela le había mostrado que no debía sentirse avergonzada de no tener una vida perfecta, que en realidad su padre decidió casarse con ella para ayudarla y después se habían enamorado. Su historia no es como todos piensan. No había sido siempre su esposo, antes de él había sido una hija rebelde que trajo muchos problemas. Ella hizo padre a un lobo malo. Algo que lleva ocultando muchos años. — ¿Estará bien que lo hable o debo ocultarlo para siempre?Mientras la señora Patricia está pensando en que es lo mejor que debería hacer, la madre de Paula está recordando su pasado intentando encontrar una razón para dejar descansar a su hija, a la que le ha dado mucho trabajo desde pequeña. — ¿Puedo llamar a mi hija? —pregunta la señora Dan

-----PUNTO DE VISTA [Narrador]------Gerard entra a la habitación de Kaden con dos cafés en la mano. Kaden está resistiendo la necesidad de ir a buscar la basura que le hayan dado.—¿Estás bien? —pregunta Gerard al ver que sus extremidades tiemblan— ¿Qué te han dado? —Probé lo que estamos buscando, al menos esto nos asegura que ese bastardo si está creando y repartiendo la basura por las calles de esta ciudad, Gerard. Además estoy seguro que es algo mas grande de lo que pensamos en un inicio. —Debemos hablarlo con Paula. Si no te descubrieron, quiere decir que todo está bien, podemos seguir.—El problema aquí es ese doctor de mierda.—¿Doctor? ¿Adriano? —Si, ellos estaban golpeándome por él. Al parecer ese doctor es hijo de un cabecilla de esa banda. Tenemos al enemigo de frente, aunque si todavía no saben de nosotros, eso no nos asegura que no vaya a decirle a su papi cuando Paula lo deje. —Esto es algo difícil de creer. Tengo entendido que el padre de Adriano ha fallecido

-----PUNTO DE VISTA [Paula]----- Hace mucho tiempo que no me sentía de esta forma, pero hablar con mi madre ha abierto una herida que pensé que había cerrado. Al mirar mis manos, puedo ver como en ellas caen gotas, ojalá fueran de lluvia, pero es imposible estando dentro de una casa. — ¿Quieres hablarlo? Adriano se sienta en el suelo, poniendo su pañuelo en mi pierna. Me mira hacía arriba, lo veo tan pequeño de esta forma. — Mamá me ha preguntado si papá me lastimó alguna vez, porque ella siente que lo ama y eso la hace sentirse bien. — Si quieres hablar conmigo, puedo escucharte, si no, podemos acudir con los profesionales, Paula. Esto es serio. — Solo me siento mal por no decirle la verdad, pero me siento bien porque ella está mejorando. Su memoria está fallando, así que quizá está olvidando también todo lo malo que papa le hizo, quisiera tener ese poder también. ------PUNTO DE VISTA [Narrador]----- Adriano toma las manos de Paula, que son tan pequeñas y delicadas. No sabe

------PUNTO DE VISTA [Narrador]----- Paula camina hacía el puesto que va a ocupar. Dirigirá la operación águila con ayuda de Kaden y la policía local. De lado de la policía local, Gerard está como apoyo para explicar si ellos llegasen a tener duda. El plan fue preparado por Kaden y Pula, es peligroso, al principio Kaden se negó a que Paula fuera la líder, pero no pudo hacer mucho, pues después de toda ella si es la líder de toda la operación. Las investigaciones que se hicieron dejaban ver que James suele venir a este lugar al menos con un cargamento de la nueva droga. Al Kaden tener esa droga en su cuerpo, experimentó muchas cosas, como la falta de sueño, esa había sido la mas preocupante, debido a que Kaden estuvo cuatro días sin dormir ni un poco, por mas que cerrara los ojos, nada pasaba. — Por favor, te cuidado, Paula —le susurró Kaden — Tu también. Kaden le dejó un beso en la frente Paula, mientras le deseaba toda la suerte que le pudiera pasar. Cuando Kaden abrió los ojos

----PUNTO DE VISTA [Narrador]----- El aire gélido del día, hace que la señora Daniela se sienta triste y desolada. Ojalá su hija pudiese venir ese día a visitarla, es lo que desea la señora Daniela. — ¿Desea tomar más agua, señora Daniela? —pregunta la enfermera.— Si, por favor. — ¿Le gusta estar aquí afuera? Le trae buenos recuerdos. — Si, me recuerda mucho a mi esposo. Lo asocio con la tranquilidad que la naturaleza brinda. — ¿El falleció? — Si, hace unos años. A veces creo que lo puedo ver, estoy segura que me sigue amando. — Debe ser así, señora Daniela. Enseguida vuelvo con el agua. La señora Daniela ha estado haciendo una pequeña rutina todos los días. Y es ponerse debajo del enorme árbol que hay justo en medio de todo el jardín, tocarlo y recordar a Jacob. — Señora Daniela, tiene una visita —le avisa la enfermera cuando estaba por tocar el árbol. Una sonrisa se le dibuja ene l rostro, pensando que es su hija. Pero cuando llega a la mesa de visitas, no reconoce a la m