Su Qingyin finalmente volvió a sus sentidos cuando vio a Jin Fengchen corriendo por la pendiente.Estaba tan aterrorizada que agarró el brazo de Wei Ziheng. "¿Qué hago? No quería que ella muriera...".Wei Ziheng, sintiéndose nervioso y asustado, solo pudo consolarla un poco antes de llevarla de regreso al campamento.Se tambalearon durante todo el viaje de regreso. Para cuando regresaron al campamento, ya estaban en un estado lamentable.El resto del grupo de búsqueda también había regresado.Suspiraron de alivio cuando vieron que Su Qingyin había regresado en una pieza.Lo que importaba era que ella estuviera bien.Para su sorpresa, Wei Ziheng ya estaba gritando incluso antes de acercarse: "¡Ha habido un terrible accidente! ¡La Señorita Jiang se cayó por una pendiente y el Presidente Jin fue tras ella!"."¿Qué?".Eso fue igual como una declaración de muerte.Los jóvenes amos, que nunca se habían enfrentado a semejantes problemas, estaban muertos de miedo.Escucharon a Wei Z

Todo lo que la Sra. Jin escuchó fue que alguien del grupo de Jin Fengchen se había caído de la montaña y que Jin Fengchen herido había sido hospitalizado. Conectó los puntos, creyendo que era su hijo el que se había caído de la montaña, por lo que se dirigió con impaciencia al resort con su esposo.Las heridas de Jin Fengchen acababan de ser tratadas. Estaba pálido y exhausto.La Sra. Jin miró a su hijo con angustia y ansiedad. "¿Qué pasó exactamente? ¿Cómo terminaste así?".Jin Fengchen nunca esperó que corrieran aquí tan rápido. Cuando vio la mirada de preocupación en sus rostros, no tuvo más remedio que decir: "Mis heridas no son graves. La que cayó de la montaña fue Sese".Su explicación inmediatamente hizo que el rostro de la Sra. Jin se volviera fría. "¡Jiang Sese otra vez!", dijo furiosa. "¡Jiang Sese tiene tan mala suerte!".Dijo con decisión: "Manténte alejado de ella de ahora en adelante".Jin Fengchen, que ya estaba herido en primer lugar, encontró que el dolor era aún

Había una oscura determinación en los ojos de Jin Fengchen. Sabía exactamente lo que estaba haciendo y no haría nada que pusiera en peligro a la empresa y a él mismo.No quería que su padre se preocupara, así que dijo con un tono relajado: "Por supuesto".El Padre Jin ya no se preocupó después de la conversación con Jin Fengchen.Jin Fengchen a veces puede parecer una persona vigorosa que toma decisiones precipitadas. Pero la verdad es que conocía muy bien los límites. El tiempo y la forma en que él manejaba las cosas eran avanzadas. La razón por la que el Padre Jin le había entregado el grupo a su hijo era que sabía muy bien de lo que era capaz Jin Fengchen.Después de colgar el teléfono, el Padre Jin llamó al Padre Su para decirle que no sabía lo que estaba pasando.El Padre Su colgó el teléfono con furia.Luego llamó a Jin Fengchen.Jin Fengchen respondió a la llamada esta vez.Las emociones del Padre Su todavía estaban controladas por la ira, por lo que preguntó de manera

Era Jin Fengchen que había llegado a su puerta. “Te he preparado agua caliente. Puedes tomarte un baño ahora”. Jiang Sese se congeló por un momento de manera inconsciente, luego asintió y dijo: “Está bien”. Él caminó al lado de Jiang Sese y le preguntó: “¿Xiaobao se durmió?”. Cuando era sobre Xiaobao, una ternura incontrolable aparecía en los ojos de Jiang Sese. Asintió y respondió: “Sí, justo ahora”. Tal vez era porque la llegada de Xiaobao había llenado un vacío en su corazón que era destinado para su amor maternal. La esquina de la boca de Jiang Sese siempre se levantaba un poco al hablar sobre Xiaobao. “Él no me lo hizo difícil hoy. Se portó muy bien”.“Gracias”. Para su sorpresa, Jin Fengchen le dijo esto repentinamente. Jiang Sese se congeló y no podía creer lo que había escuchado. “Ni lo menciones”. Jiang Sese se sentía un poco extraña. “¿No dijiste que Xiaobao era mi hijo ahora también? No me tienes que agradecer por esto”. La voz de Jiang Sese se volví

“¿Hackeado?”. Jiang Sese sintió un pesar en su corazón. “No hay forma de que me quede aquí sin hacer nada. Tengo que ir a la empresa y ver qué está pasando ahora”. Colgó el teléfono y corrió abajo. El mayordomo estaba a punto de subir las escaleras para decirle que era hora de almorzar. La vio bajando y le dijo: “Señorita Jiang, el almuerzo está listo”. “Anciano Zhang, tengo que irme ahora mismo. Almorzaré cuando regrese”. El mayordomo se preocupó al oír que iba a salir. “Señorita Jiang, sus heridas no se han curado. El Joven Amo nos dijo que nos aseguráramos de que descansara apropiadamente aquí”. “Regresare pronto”. “Señorita Jiang…”. Él no la pudo detener. Solo la observó desaparecer por la puerta. Jiang Sese llegó a su compañía. Todos la miraron en cuanto pisó dentro de la oficina. Se sentía como un animal enjaulado, mantenido para ser juzgado por otros.“Cómo se atreve a mostrar la cara aquí. Si fuera ella, habría excavado un hoyo y me habría enterrado en el”.