Los Impopulares

Era viernes por la noche y Chloe y yo estábamos preparándonos para nuestra cita doble. Seriamos ella, Michael, Asher y yo. Obviamente había sido todo idea de Chloe, ella era la que estaba más emocionada con mi relación que yo misma.

—Me encanta maquillarte los ojos, todos los colores de sombra te quedan bien.

—¿No crees que es muy exagerado?.—dije mirándome al espejo.

—La sombra negra resalta tus ojos, además a Asher le gustará.

—Siento que me estás sexualizando.—negué mirándola por el espejo y ella se echó a reír.

—Isa, no quiero ser una pesada pero, ¿No crees que es hora de dar "ese paso"?.

—No tengo cinco años, Chloe, puedes decir la palabra sexo.—rodé los ojos fastidiada.

—Llevan casi dos meses saliendo y se adoran, ¿cómo es que aun no han tenido relaciones?.

—Tengo miedo.—confesé sentándome en la cama dejando escapar un suspiro.

—Cariño, Asher es el chico perfecto.—tomó asiento a mi lado pasando un brazo por mis hombros.—Ya te ha demostrado que le importas, ¿Qué es lo que te da tanto miedo?.

—Lo sé...no es por eso.—negué jugando con mis dedos.—Cuando tengamos sexo nuestra relación se volverá más seria, al menos para mi lo será y sabes como va a terminar todo.

—Debiste haberlo pensado antes.

—A veces trato de no pensar en ello...pero cuando estoy sola es lo único que se me viene a la cabeza y me deprimo un montón.

—Preciosa...—me atrajo hacia ella para abrazarme y comenzó a frotar mi espalda.—No me gusta verte así de triste.

—Esto es una basura.

—No llores que se te va a correr el maquillaje.—reí mientras me secaba las escasas lágrimas que se me habían escapado.

—Voy a mi habitación para terminar de arreglarme.

—Vale...sólo cálmate,¿sí?.—asentí cabizbaja.

Decidí dejar mi mente en blanco, esta noche no pensaría en otra cosa que no sea divertirme. Elegí un corto vestido negro y como no era nada formal, me puse mis cómodos vans, tomé mi chaqueta verde oliva y mi pequeño bolso con correa.

No estaba de humor para producirme demasiado y se notaba.

—¿Ya estás lista?.—Chloe entró a mi habitación.—Los chicos ya llegaron.

—Dame un minuto, dile a Asher que ya salgo.—mi amiga asintió y salió cerrando la puerta.

Me miré por ultima vez en el espejo y suspiré pesadamente. Había tomado la decisión de hacerle caso a Chloe, "daría ese paso" Asher se merecía todo de mi y no quería hacerlo esperar más.

Cambié rápido mi ropa interior, por fin usaría esa lencería de encaje que me habían regalado en mi ultimo cumpleaños.

Salí de mi habitación y me encontré con los tres en la sala. Sonreí cuando hice contacto visual con Asher y él se levantó del sofá mirándome como si fuera un tesoro.

—No puedo creer la suerte que tengo, cada vez que te veo pienso que debí haber hecho algo demasiado bien para merecerte.—me sonrojé de inmediato y mi sonrisa se hizo más grande.

Sí, Asher Hartman era el indicado.

—Que preciosidad...¿por qué tu nuca me dices cosas así?.—dijo Chloe golpeando a Michael por el brazo.

—Pero...que.—Michael se quejó mirándola indignado y Asher y yo nos echamos a reír.—Muchas gracias Asher.

—De nada, amigo mío.

—¿Cómo estás Mike?.—lo saludé y me acerqué para darle un beso en la mejilla.

—Mal, siendo víctima de violencia domestica.—Chloe volvió golpearlo y Mike se quejó para luego atacarla con besos.

Ellos me parecían la pareja más tierna del mundo, los adoraba, para mi eran la prueba fiel de que el amor verdadero existía.

Bajamos los cuatro en el elevador mientras Chloe hablaba sobre ese restaurant ecológico a donde iríamos esa noche. No tenía idea a que se refería con ecológico pero ya lo descubriría luego.

—¿Qué tienes?.—preguntó Asher apartando la vista del camino por unos segundos para mirarme.—Estás callada hoy...

—Me gusta disfrutar del silencio, a veces...—sonreí dejando mi mano sobre su regazo.

—Pero me gusta escuchar tu voz.

—Deja de decirme tantas cosas lindas que me voy a enamorar.—reí y me acerqué a él para besar fugazmente sus labios.—Por cierto, ¿a que hora es que debo pasar por tu mamá mañana al aeropuerto?

—A las doce.—tomó mi mano dejándola contra sus labios.—Pero si no quieres hacerlo, está bien, no quiero que sientas que estoy forzando las cosas.

—Estoy bien, mi amor, no te preocupes.

—¿Segura?, siento que es un paso enorme y no te quiero asustar.—reí acariciando su mejilla.

—Estoy segura.—aproveché la luz roja para a traerlo hasta mi y besarlo.—Hablando de pasos enormes...—mordí mi labio.—Creo que he retrasado bastante lo nuestro.—concluí mirándolo fijamente a los ojos.

—Hablas de...—asentí lentamente.—Isa, si no estás lista aun yo igual te voy a esperar, no te sientas presionada.—lo callé presionando mis labios sobre los suyos, su nerviosismo me causo ternura y risa al mismo tiempo.

—Mi amor...por como estás actuando creo que el que no está listo eres tú.—la luz volvió a cambiar y lo escuché reír mientras ponía a andar el vehículo de nuevo.

—Sólo quiero saber si estás segura.

—Estoy tan segura como que el cielo es azul.—reí.—Además no puedo durar ni un día más sin ponerte las manos encima, ¿sabes cuanto me he estado conteniendo?.—sus preciosas risotadas llenaron mis oídos como el sonido más hermoso del mundo.

—Debo preguntar, ya que el tema surgió naturalmente.—apoyé mi cabeza del asiento mirando hacia su dirección.—¿Has estado con otro chico antes?.

—¿Qué si soy virgen?.—reí al verlo tan nervioso.—No lo soy.

—Gracias al cielo.—suspiró aliviado.—Es que pensé que sí lo eras y estaba nervioso por esa responsabilidad, porque no quiero arruinarlo, sabes que soy un desastre cuando me pongo nervioso.

—También te pones parlanchin.—hizo una mueca con los labios y me eché a reír.—Tienes que relajarte un poco más.

—Lo siento, cuando me atacan las inseguridades me pongo torpe.

—Creí que Ahser Hartman era de todo menos inseguro, nunca pensé escuchar eso de sus propios labios.

—Pues, como veras y aunque se te haga difícil de creer, no todo el tiempo fui este joven apuesto que tienes por novio.—reí mientras negaba con la cabeza.—La pubertad me dio una golpiza justo en mi ultimo año de preparatoria pero antes de eso era todo un empollón, usaba gafas, tenía acné...

—No te creo, yo pensé que eras ese chico popular por las que todas las chicas se morían.

—Oh no preciosa, la única chica que se me acercó en la secundaría fue para pedirme un lápiz.—se echó a reír y se volvió para mirarme.—El punto es que, a pesar de que esa etapa está más que superada y que ahora las chicas me llueven.—elevé mi ceja cruzando los brazos en mi pecho.—Esas inseguridades vuelven aparecer de vez en cuando...más si una chica tan preciosa y perfecta como tú está conmigo. No quiero arruinar las cosas.

—Olvidaré eso que dijiste de que las chicas te llueven sólo porque me gusto ese final .—reí nuevamente y tomé su mano para entrelazarla con la mía.—Yo tampoco fui muy popular, asistí a unaescuela de niños adinerados con intereses absurdos, sólo hablaban de quien tenía las mejores cosas y yo era la rara porque andaba con mi enorme violoncello a todas partes....al menos tú tenías a Mike.

—Está bien pero al menos tu cara no parecía una pizza.—se echó a reír.—Tienes razón, pasar por todo eso con Mike hizo todo un poco más divertido.

—Es lindo que se tengan el uno al otro.

—Sí.—asintió sonriéndome.—Me dijiste que tu ultima relación formal había sido en la preparatoria...¿por qué terminaste con él?.

—Porque me venía aquí a estudiar.

—¿Y tú sabías que te venías a estudiar?—asentí.—¿Y no se lo dijiste?.— negué lentamente.—¿Por qué?.—su mirada estaba sobre mi y tuve que apartar la mía porque me sentí un poco acorralada.

—No quería lastimarlo...

—Igual lo hiciste, al venirte...

—Sí lo sé.—asentí cabizbaja.—De todas formas sabía que mis padres no lo iban a aprobar.

—¿Por qué?.

—Porque ellos son así.—me encogí de hombros.—Tuve suerte de que me dejaran venir aquí a estudiar música, los convencí cuando les dije que aquí estaba la mejor universidad para hacerlo.

—¿Y crees que me aprueben a mi?.—alcé la cara de nuevo, encontrándome con sus preciosos ojos sobre mi, mirándome de forma cautelosa.

—A mi madre le encantarías.—sonreí y sentí como se relajaba, besó mi mano y volvió su vista al frente cambiándome el tema. 

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