Capítulo IV: Entre máscaras.

En algún lugar de la ciudad la luna llena brillaba en su máximo esplendor, apoderandose del cielo colmado de estrellas; una imagen espectacular, digna de observar. Dominick Carbajal se encontraba observando ese hermoso panorama, quería escapar por un momento de sus responsabilidades, no soportó el encierro de ese gran salón de fiesta donde se suponía que debía estar, atendiendo a sus responsabilidades.

Esa noche se había visto obligado a asistir a un baile de máscara, un evento llevado acabo para recaudar fondos, un acto de beneficencia; una noble causa con la que estaba encantando de colaborar pero se sintió incómodo con el bombardeo de preguntas al que los periodistas lo estaba cometiendo.

Por ello había decidido escapar al exterior, aunque fuera por un rato; siempre habia sabido lidear con los periodistas, de forma cordial, educada pero esta vez no podia con ello, se sintio colapsado. Muchas preguntas y todas en torno a esa mujer que le había robado el corazón hace varios meses atrás, nunca imagino que sería tan difícil enfrentarse a la mención constante de su nombre, era difícil tenerla presente y sentir como la culpa lo invadía, como su corazón dolia ante su ausencia.

—Dominick, debes entrar, la subasta va a empezar— la voz se Luis Alberto lo saco de sus pensamientos, haciendo volver a su realidad, debería atender sus responsabilidades y hacer un esfuerzo por disfrutar de aquella velada, después de todo era por una buena causa, valia la pena hacer el esfuerzo por pasar un rato agradable y colaborar con todo aquello.

Cerro los ojos y respiro profundo, rogaba porque los periodistas lo dejaran en paz, aunque fuera por un rato; gracias a ellos se había enterado de que Mónic ha la regresado al país, al menos algo positivo había salido de todo pero ahora moría de ganas de ir a buscar, de propiciar el encuentro; pero a la vez se sintió inseguro y sabía que no podía salir corriendo del lugar, no en ese momento; no bajo esas circunstancias.

—Esta bien, vamos, deseo ir a casa pronto— aseguro Dominick mientras comenzaba a caminar hacia el interior, cuánto antes terminarán con todo aquello más rápido podría ir a casa a descansar.

Luis Alberto respiro profundamente, sabía que Dominick la estaba pasando muy mal, los periodistas a veces excedieron los límites y esa noche no había sido la excepción; Podía imaginar lo frustrado que se sentía, pero debía aprender a lidear con eso, mientras él y Mónic no se hicieran publica su separación siempre existieran esas preguntas que los hacían sentir incómodos.

A su criterio eso sería lo más adecuado pero él mejor que nadie sabía que la situación de esos dos era bastante complicada, ni siquiera era segura esa separación, determinaría su situación lo antes posible o todo terminara convirtiéndose en un completo caos.

Luis Alberto siguió los pasos de Dominick, entrando al gran salón, perfectamente decorado, con medios dispuestos para los invitados que disfrutaron de la velada, todo tan elegante que resultó un tanto aburrido. Ambos tomaron asiento en la mesa que les correspondía mientras dirigían su vista hacia la gran tarima, que en ese momento era ocupado por un grupo de mujeres elegantemente arregladas, con sus rostros cubiertos por máscaras.

La gran subasta anual ya había comenzado, algunas invitadas aceptaron ser subastadas para una cita y los caballeros presentes pagan grandes cantidades de dinero que serían donados a la caridad, era una gran oportunidad de algunos caballeros para tener una cita con la chica de sus sueños.

—Bien seguimos con la próxima señorita, una hermosa jovencita, domina perfectamente el inglés, francés y español, heredera de un imperio comercial establecido— el encargado de llevar acabo esa subasta continuaba hablando, describiendo los atributos de la señorita que sería subastada a continuación.

Dominick no prestó real atención a todo aquello, estaba sumergido en sus pensamientos, distraído hasta que sintió como una mano se posaba sobre su hombro suavemente.

—Luego me lo agradeces— esas palabras fueron susurradas por una voz femenina y aterciopelada, impulsaron su mirada hacia la dueña de aquella voz, percatandose de que se trajeron de la abuela de Édgar Malvorich, señora Mónic de Malvorich, quien tomo asiento junto a él en una de las sillas desocupadas.

Dominick la miro sin entender, la señora tenía una gran sonrisa dibujada en su rostro; de un ligero gesto de la cabeza le indica que dirigiera si mirada hacia en escenario, él así lo hizo; de inmediato si corazón dió un vuelco, comenzando a latir desenfrenado mientras observaba como aquella hermosa mujer ocupaba su lugar en el escenario.

Portaba un hermoso vestido rojo, hecho a medida, que quedó entallado en la parte superior dejando detalles sus hermosas curvas, portaba un antifaz negro cubriendo su rostro, enmarcando esos hermosos ojos claros de mirada inocente pero apasionada, ojos que el conocía muy bien.

Le costaba creer que da estar presente, sus ojos se encontraron; entrelazando sus miradas, pudo notar como las mejillas de la muchacha adoptaron un leve sonrojo, Dominick sonrió de inmediato, no había duda; esa hermosa y elegante mujer sobre el escenario era Mónic.

—Esa es...— Luis Alberto se inclino susurrando hacía Dominick, guardo silencio al ver cómo Dominick se ponía de pie acercándose mostrando arrepentido interés hacia la subasta, no importaba cuánto le costará; debia ganar esa subasta a como diera lugar.

— Bien ¿con cuánto comenzamos esta subasta?— interrogó aquel presentador, mirando a los hombres que se acercaban hacía la tarima, observando a la recién llegada, para todos había sido muy evidente que la muchacha en cuestión acababa de llegar a la velada, lo que generaba mucha curiosidad y expectativa, ya que no sabía de quién se pescaba realmente.

— Ofresco 10.000 dólares por la señorita— Dominick fue el primero en hablar, sabía que nadie estaría dispuesto a pagar esa gran cantidad de dinero por una cita con una desconocida; el presentador lo miro incrédulo, era una gran suma de dinero para comenzar su oferta, difícil de superar.

—Doblo la oferta del señor Carbajal— se escuchó repentinamente una voz a un lado del salón; las miradas se dirigieron hacia ese lugar, un hombre alto, de cabello oscuro y ojos verdes portando una peculiar máscara de alcón era quien había hecho la oferta, dedicándole una sonrisa retadora a Carbajal.

—Tenemos otra oferta, ¿alguien da más?— el hombre estaba realmente impresionado, y ni hablar de los presentes quienes miraban sorprendidos a la muchacha sobre el escenario, ¿quién era esa mujer que despertaba interés tanto en hombres tan poderosos?.

— Subo mi oferta a 50.000$— se apresuró a decir Dominick, no estaba dispuesto a permitir que otro hombre obtuviera una cita con Mónic, él debía ganar esa cita a como diera lugar.

Los presentes dirigieron de inmediato la mirada hacia el caballero misterioso, quien solo sonreía de forma enigmática, era obvio que no se rendiría tan fácil.

—Una vez más, duplicó la oferta del caballero— habló mientras extendía su copa hacía Dominick, como si le ofreciera hacer un brindis, la ira comenzaba a apoderarse de Dominick, no tenía ni la más mínima idea de quién era ese hombre pero ya comenzaba a sentir que lo odiaba como nunca habia odiado a nadie.

Mónic permaneció de pie sobre el escenario, incrédula de que alguien estuviera dispuesto a pagar tanto dinero solo por una cita con ella, miro entre los presentes hasta que encontró a su abuela entre los presentes, está solo el saludo con un ligero movimiento de su mano mientras sonreía. Mónic entre cerro los ojos, era claro que su abuela le había tendido una trampa, ¿cómo era posible que su propia abuela la hiciera ir a esa velada solo para que se encontrara con Dominick?, ¡le había tendido una trampa! y ella habia caido redonda.

Con razón ese hermoso vestido la esperaba en el departamento apenas llegó y esa nota que parecía han noble pidiéndole que acompañará a su dulce y tierna bisabuela a un baile de caridad porque no deseaba asistir sola. No podía creer que su abuela hubiera hecho eso solo para propiciar el encuentro con Dominick, debería hablar con ella cuando terminara la velada.

—Esto se está poniendo interesante, mucho dinero en juego señores— hablo el presentador, luego dijo a la señorita junto a él— como este evento se lleva acabo por una noble causa y ambos caballeros parecen tener interés genuino por la señorita, ¿que les parece si ambos cancelan la misma cantidad de dinero y ambos resultan ganadores?, claro si la señorita está dispuesta a tener una cita con cada uno de ustedes...

Monic asintió con un leve movimiento de cabeza, sabía que Dominick no se daría por vencido y ese extraño hambre parecía estar dispuesto a seguir ese juego de poder en el que se habían sumergido. 

— Bien caballeros, vengan a retirar su premio— el presentador se notaba feliz, demasiado, esa había sido una muy buena puja; se estaba recolectando mucho dinero, podía asegurar que el evento era todo un éxito.

Dominick se acercó de inmediato para esperar a Mónic a un lado del escenario, está se dirigió ahí de inmediato, sintiendo como sus piernas temblaban con cada paso que daba, comenzó a bajar los pequeños escalones para salir del escenario, Dominick la esperaba al final de estosestos; la mano para ayudarla a bajar, ella no tubo más opción que aceptarla.

—Te ves hermosa— se apresuró a decir mientras la guiaba hacía la pista de baile, todas las miradas estaban sobre ellos; todos sintieron curiosidad por aquella mujer enmascarada.

—Gracias— respondió simplemente mientas colocaba una de sus manos sobre el hombro de Dominick y él chocaba una mano sobre su cintura.

—Todos nos observan— aseguro el hombre sonriendo, era más que obvio que todos los estarían mirando.

—Puedo notarlo— respondió Mónic, distante, aunque en su interior estaba hecha un manojo de nervios, su corazón latía con demasiada fuerza, sus piernas temblaban como gelatina; sintió que en cualquier momento caería al suelo, sino fuera por qué era levemente sostenida por los fuertes brazos de Dominick. Estaba hecha un manojo de emociones fluctuantes, inestables.

—Permiteme, todos quieren ver tu rostro— con delicadeza Domicilio retiro el antifaz que ocultaba el rostro de su acompañante, de inmediato se escuchó una exclamación, las luces de las cámaras no se hicieron esperar; el ansiado reencuentro entre Dominick Carbajal y Mónic Malvorich al fin se había llevado acabo.

Dominick observo las finas facciones de Mónic, perdiendose en su mirada, al igual que ella se perdía en la profundidad de la mirada del Carbajal, Dominick se inclino para robarle un dulce beso a Mónic, sus labios se unieron en un roce cálido; que la chica no tardó en corresponder mientras todos los presentes aplaudían ante la indiscutible muestra de amor.

Al separarse del beso Dominick sonrió triunfante mientras Mónic recostaba si la cabeza suavemente del pecho de Dominick y este la rodeaba con su brazo, permaneciendo en esa tierna posición mientras los periodistas tomaban fotografías.

Sabía que Mónic no lo rechazaría, no mientras estuvieran en público y él anhelaba ese beso, ese contacto desde hace tanto tiempo que no había podido contenerse. Todo era tan perfecto, que deseaba que ese momento fuera eterno.

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