CAPÍTULO 2 – Una mala decisión.

Me encontraba sobre mi cama, con un sinfín de pintauñas sobre ella, intentando elegir cual era el acertado para la inauguración de mi nueva sala de café en la tienda, quería un tono discreto.

  • Seguro que acabas escogiendo un color discreto – decía una voz tras de mí haciendo que mirase hacia él y sonriese. Me sentía a salvo en aquella habitación, con el cabello alborotado y aún con su camisa puesta. – seguro que escogerás el dorado, y los sorprenderás a todos con ese vestido negro que me cautivó. - añadía mientras yo me reía a carcajadas.

  • El dorado está pasado de moda, me gusta más este rojo borgoña – admití mientras le mostraba el color al que me refería.

  • No esperaba otra cosa, siempre dispuesta a llevarme la contraria…- bromeaba mientras me ponía morritos. Sonreí aún más e intenté defender mi postura.

  • Eso no es del todo cierto – negué con el dedo mientras me echaba hacia atrás y cruzaba las piernas – nunca negaré que tu camisa me queda mejor que a ti.

  • Totalmente de acuerdo, señorita. - respondía con una sonrisa en su rostro mientras se acercaba a mí y me besaba- ahora si eres tan amable de devolvérmela, la necesito para la reunión.

  • ¿quieres que me la quite ahora? – pregunté con una mirada pícara, mientras él ponía los ojos en blanco.

  • Eres imposible, cogeré la azul. - añadía

  • No, no, te daré esta, espera un momento – dije mientras agarraba una camiseta del armario y me desvestía rápidamente – esta te queda mejor, estás realmente apuesto. Estoy segura de que con ella conseguirás cualquier cosa que te propongas. - terminé, mientras el soltaba una risotada.

  • Eres estupenda.

  • ¿Has tardado en darte cuenta eh? – bromeaba, aunque el parecía preocupado por algo. Decidí ignorar las dudas que pasaban por mi cabeza y todo ese miedo que me invadía en aquel momento y volver a parecer tranquila. - ¿Vendrás a la tienda después? - pregunté mientras él se ponía la camisa.

  • ¿en serio? – Preguntó mirando hacia mí mientras se abrochaba la camisa – Creí que bromeabas, ¿Qué piensas presentarme como tu novio? – lo miré divertida, para luego hacer un ruidito en señal de que no lo haría.

  • Tan sólo eres un amigo – le espeté mientras abría el bote del pintauñas y comenzaba a pintarme las uñas.

  • ¿tan sólo un amigo? – Preguntó en tono de sorpresa, mientras yo seguía con mi labor.

  • Exacto

  • Con el que te acuestas. – añadió, como si aquella idea no fuese lo que más le apetecía.

  • Sí.

  • Está bien, nos vemos luego – decía mientras agarraba su maletín y salía por la puerta de mi habitación.

++++++

La inauguración de la nueva sala estaba a rebosar, era de esperar que tuviese aquel éxito, se trataba de una nueva idea de tomar café con tu mascota, mientras que tu disfrutabas de tu bebida, tu mascota se encontraba en la sala de al lado que era como una especie de salón de belleza para mascotas.

Sonreí a los presentes, mientras los periodistas me hacían fotos, estaba realmente esplendida con mi vestido de Prada.

Habían pasado semanas desde que me acostaba con él, y aún ignoraba mi sentimiento de preocupación de que todo aquello no era real, tan sólo era una mentira más, pero no quería verlo, era demasiado feliz en aquel momento como para estropearlo con mis estúpidos pensamientos.

Sonreí al verle aparecer al otro lado de la sala, corrí hacia él, ignorando a los periodistas. Estaba realmente apuesto. Pero parecía triste, preocupado por algo, aquello hizo que mi miedo se expandiese por cada parte de mi cuerpo, y entonces lo supe, aquello no duraría mucho más.

  • ¿lo conseguiste? – Pregunté, haciendo que cambiase su mirada hacia mí. Me pareció imposible que pudiese hacer algo como aquello, cuantas otras veces lo habría hecho, ¿Cuántas otras veces había fingido sentir algo que no sentía? Intenté apartar todo eso de mi mente y mirarle tranquila.

  • El trato está cerrado, colaborarán con nosotros en el nuevo proyecto – anunció entusiasmado.

  • Eso es genial, ¡Cuánto me alegro!

  • Es genial ¿verdad? – Preguntó apenado, y entonces lo supe, había terminado de hacer lo que había venido a hacer, y ya no le quedaba nada por lo que estar aquí. Tan sólo había sido alguien con quien estar en su viaje, tan sólo había sido una distracción, ahora volvería a irse, todo aquello no había sido real.

  • ¿Cuándo te iras? – Pregunté, adivinando lo que ocultaba.

  • ¿irme? No iré a ninguna parte, hoy es tu día – mentía descaradamente, para tranquilizarme, podía notar que lo hacía por eso, pero yo sabía que todo era mentira, que seguramente todo lo ocurrido en aquellas últimas semanas lo había sido: cada beso, cada caricia, cada abrazo…

Ignoré aquel miedo una vez más, pues no quería que acabara, estaba dispuesta a fingir que no lo sabía, a fingir que todo seguía bien entre nosotros. Fingiría que no sabía nada, me quedaría a su lado hasta que el me hiciese a un lado, no volvería a apartarle.

Sonreí hacia él mientras le agarraba del brazo y le presentaba a los invitados.

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