Un día de mi...

Dante llegó a la oficina y Sofía ya estaba allí. No sabía que haría sin ella, llevaban muchos años juntos, y antes de ser su secretaria, lo fue de su padre. En el trabajo era muy organizado, ellos dos ya tenían una dinámica, alguien nuevo vendría a romper todo eso. No quería que se fuera, pero la entendía. 

—Buenos días Sofía. —saludó mientras se dirige a su oficina. 

—Bueno días Dante. Si no es mucha molestia quería comentarte algo. 

Dante se detiene y va hasta donde está ella. 

—Te escucho.  

—Cómo sabes ya me retiro, y aun no has encontrado una secretaria a tu gusto. 

—Sí, lo sé, lo entiendo, aunque no quiera. Y las secretarias que  han venido no me convencen. 

—Te tengo la ideal, a ella no podrás decirle que no. 

—¿Es así como tú? 

—Es muy competente. Y lo mejor, es secretaria jurídica. Mejor que ella no encontrarás. ¿Puedo decirle que venga para una entrevista contigo?

—Creo que aceptaré a cualquiera, no puedo retenerte indefinidamente. Confío en ti al juzgar su trabajo. Que pase por Recursos Humanos, y le hagan un contrato de prueba. 

—Gracias, estoy segura que les irá muy bien juntos. Igual yo estaré con ella tres semanas adiestrándola, enseñándole como te gusta todo. 

—Yo también espero que nos vaya bien. —Y con estas palabras fue hasta su despacho. 

Sofía no podía esperar a llegar a la casa y comunicar la noticia a Eva, así que la llama. Después de varios timbres responde. 

—Dígame Sofía, ¿cómo puedo ayudarla? 

—Mi jefe me ha dicho que sí, así que ven lo antes posible, porque mañana se va de viaje por una semana. 

—¡¡Qué bien!! Sofía gracias, para el mediodía estaré allí. 

—Aquí te esperamos 

Se despiden las dos muy felices, Eva porque encontró un trabajo y Sofía por un bien que hizo a los tres, a Eva, a Dante y a ella misma porque por fin podrá viajar con sus amigos, sin pensar en regresar antes por el trabajo. 

                                    ♥♥♥♥ 

Dante entra a su oficina y antes de sentarse se sirve un whisky, pensando en lo que acaba de hablar con Sofía. Confía en que traiga a alguien competente. Solo espera que no sea como la última que entrevistó. Él no tiene escrúpulos en cuanto a mujeres, pero esa rebasó los límites, estaba coqueteando con él, en medio de la entrevista entró su hermano y también empezó a coquetearle a él. Parecía que le daba lo mismo mientras fuera uno de los dueños. 

»Su hermano es muy atractivo, no tenía problemas con él y  nunca le envidió, estaba seguro de su atractivo, sólo le molestaban estas mujeres, que saltaban de uno a otro viendo cuál agarraban. Por suerte su hermano, piensa como él y no le hizo mucho caso. Ella se fue muy ofendida al no conseguir el trabajo y más porque no consiguió nada de ellos. 

Iba a dejar el vaso sobre la mesa cuando entró su hermano  Lucas. 

—Qué bueno que estás aquí. Necesito que firmes unos papeles.  —dice Lucas sin saludar. 

—Buen día a ti también. ¿Tu secretaria no podía venir y entregarle los papeles a Sofía? 

—Buenos días –repite Lucas y pone los ojos en blanco—. Le di el día a mi secretaria, lo necesitaba para algo con su hijo. Y quería verte, estos últimos días solo te veo en alguna reunión. 

—¿Verme? ¿Para qué? Si a veces no te aguanto en el trabajo, ¿crees que lo haré fuera? —dice Dante con una sonrisa irónica, Lucas sonríe también sentándose. 

—Como sea, firma aquí. 

—¿Qué hay que firmar? Yo soy el abogado de la empresa, debería ser yo quien te lleve papeles para alguna firma. 

—No tiene nada que ver con la empresa, es sobre el terreno que habíamos visto para la casa de campo, y Henry hizo todo  el papeleo.

—¿Henry? Es muy buen abogado inmobiliario, buena elección. 

—¿Cuándo no lo hago? Por algo soy tu jefe. —Se regodea Lucas con burla. 

—Sí, claro, es por eso que eres el jefe. —ríe Dante. 

—¿Y cuándo piensas dejar ir a la pobre Sofía? —pregunta  Lucas cambiando de tema. 

—Ya encontró a alguien, así que será pronto. 

—¿Está buena? 

—No lo sé, no la he visto. 

—Muy, pero muy mal, siempre hay que ver primero. 

—¿Tú viste a tu secretaria primero? 

—No, pero fue algo casi obligado. Si no la contrato mi madre  me hubiera hecho la vida imposible. 

—¿Tu madre? —interroga Dante alzando una ceja. 

—Es prácticamente solo mía, ha estado dado la lata con que  no la visitas. 

—Pronto lo haré, ahora vete, tengo que trabajar. 

Lucas va a su oficina y Dante se queda pensando en lo que acaba de hablar con su hermano. Tenía que ir a ver a su madre, llevaba mucho tiempo sin hacerlo y luego no había quien escuchara sus lamentos. Antes la visitaba casi a diario, pero desde que solo le pregunta cuando tendrá una esposa, se lo piensa antes de ir. Ya está llegando a los cuarenta, pero no se ve casado, con hijos, y la valla blanca. 

 

Pensando en su madre, la esposa y los hijos que no tendrá se sumerge en el trabajo. 

                                      ♥♥♥♥ 

Era casi la hora de comida cuando Dante recibe una llamada  de su madre, luego del saludo, ella le informa: —Estoy en la cafetería que está cerca de la empresa, por favor ven hasta aquí, quiero verte y hablar algunas cosas contigo. 

—¿Puede ser en otro momento? Tengo mucho trabajo. Quería  visitarte el fin de semana. 

—No Dante, no puede pasar de hoy. Aquí te espero. —Y colgó antes de que él pudiera negarse otra vez. 

Suspirando se pone de pie y se arregla la chaqueta del traje.

«¿Qué querrá mi madre ahora?» —Piensa mientras se dirige a  la puerta. 

—Sofía, voy a comer con mi madre. Seguro que tardaremos mucho. Por favor, cancela lo que tenga para la tarde. 

—Muy bien, solo tenía una reunión con su Gael, y la chica  de la cual le hablé viene para la entrevista. 

—¿Tan pronto? Pensé que vendría mañana. 

—Pensé que sería mejor hoy, quería que la vieras antes del viaje que harás mañana. En Recursos humanos la están  esperando. Lástima que no la pueda ver.

—Es una lástima, pero es mejor así. Cuando regrese ya estará adiestrada por usted y no cometerá errores que me molesten. Recuerde avisarle a mi hermano, dígale porqué. 

Dante va para su cita con su madre y en la puerta de salida choca con una mujer joven, de unos 30 años. 

—Camine con cuidado, vea por donde va, así no irá chocando con la gente. —dice con malos modos a la mujer. 

—Lo mismo le digo, si me vio ¿por qué no se apartó? 

—Es el colmo, no ve por donde va y también es mal educada. 

—¿Yo, mal educada? Revise su forma de hablar señor. Quizás necesite ir a la escuela de educación formal. 

Se miran con mala cara, ninguno queriendo perder el round. Al final pierde Eva, va para su cita y no quiere llegar tarde, pero antes de irse comenta: 

—Tenga cuidado en la calle, no vaya a ser que choque con alguien más, inocente, así como yo. 

Dante la mira con asombro, viendo el descaro de aquella  mujer. Se acerca a ella, la señala con el dedo y enfadado responde: —Cuidado usted, que va caminando como un vendaval y no mira por donde va. 

«Vaya día de m****a» —Piensa Dante mientras sigue su camino.

En la mañana la mujer de turno no quería irse de su casa, tendrá que buscar otro lugar, un hotel tal vez, así si no quieren irse pueden quedarse hasta que quieran o las saquen. 

Llega a la cafetería y allí está su madre, tan hermosa como siempre, con la elegancia que la caracteriza.

«Viéndola así nadie sospecharía lo alocada que es la mayoría del tiempo, muy parecida a la mujer con la que acabo de chocar» —Piensa dante mientras se acerca a la mesa.

Se dan un beso y Dante va  directo al grano: 

—¿Qué era con tanta urgencia que no podías  esperar madre? 

—Tomemos un café mientras, también quería verte y saber  cómo estás. 

—Estoy muy bien. Ahora dime ¿Qué es tan urgente? 

—Tu padre. 

—¿Qué pasa con él? 

—Quiere divorciarse, creo que está con otra mujer. 

—Él te ama mucho, ¿No tendrá otra cosa?

—No sé, ¿Hablarás con él? A mí no quiere decirme nada. 

—Lo haré, pero madre, esto podía esperar hasta el fin de  semana. 

—Estaba cerca y aproveché. 

Dante no lo podría creer, ¿Qué más podía pasar hoy?

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