Capítulo 5. "¿Qué pasó en esta casa?"

 Diana

Íbamos en auto hacia el trabajo con mamá. Pusimos la radio pero poca atención le prestábamos por nuestra conversación. 

- Creo que descubrí el misterio de los pasos que escuchaste la otra noche. ¡Daniela es sonámbula! - Dije mirando a mi madre.

- ¿La viste?

- Sí, y ya sé por qué se despierta con dolor de cabeza. La muy torpe se golpea repetidamente en la cabeza, dormida - Mi madre giró rápidamente hacia mí asombrada por mi comentario.

- Por Dios. ¡Qué peligro! - suspiró - hay que hacer algo. Me preocupa que esté toda la mañana sola. Podría pasarle algo como la otra vez.

- Mamá. Ella ya no es una niña. Puede quedarse sola.

- ¿Pero no te das cuenta de que esto antes no le pasaba? - Me dijo, y yo volví a mirar al frente.

- ¿Sabías las anécdotas de lo que pasó en el piso donde trabajo? - Quise cambiar el tema de conversación.

- No. ¿De que hablas, hija?

- De la mujer que masacró al marido, la amante y su hija.

- Oh, ¡No! ¿Quién te dijo eso? - Giró hacia mí -¿Es cierto? No escuché nada al respecto.

- ¿Y trabajas ahí? Hasta hay rumores de que se sienten pasos, que el ascensor funciona solo, y que ven la silueta de una niña... Que ahora pienso, podría tener relación con esa niña que asesinaron... ¡Qué horror!

- ¿Quién te contó esas cosas? No creas todo lo que escuchas - Dijo incrédula. 

- Emm... Algunas cosas Erick, otras Leopoldo, y creo que Fabio sabe algo también. 

- Ya voy a preguntar del tema. Pero si tienes miedo, será por poco. Fabio me dijo que te reubicarán.

- No... No sé si tengo miedo. Admito que un poco de escalofríos a veces, pero no soy de sugestionarme fácil. 

- Me alegro - Me acarició el pelo a modo de cariño - Lo bueno es que me tienes cerca por cualquier cosa - Me sonrió. 

  Subí hasta el famoso tercer piso, pero esta vez por el ascensor. Hoy me decidí ser más valiente o al menos superar mis inseguridades. Al llegar a la oficina, lo primero que hice es mirar la ventana. La persiana cerrada de nuevo. Respiré hondo,  me acerqué para abrirla, pero fui interrumpida por una conocida voz.

- Ni te molestes. Yo lo hago - Voltée y se trataba de Leopoldo "Uno".

- ¡Genial! - Quise sacarme la duda - ¿Usted fue el que la abrió ayer? Porque no lo vi por acá.

- Sí.  Pensé que necesitarías mi ayuda nuevamente.

- Ah, eso explica todo - Me Interrumpió con el estruendoso sonido de la persiana abriéndose. 

- Listo - Giró para irse.

- Espere. ¿De qué trabaja acá? - Pregunté intrigada.

- Soy guardia de seguridad.

- ¡Excelente! Es decir que debe saber mucho de la historia de este piso - Miró hacia un costado y de nuevo hacia mí. 

- ¿Qué es lo que sabes? - Preguntó, y me tomé el trabajo de contarle lo que sabía.

- Entonces. ¿Es uno de los testigos de ese hecho?

- Sí, claro. Estuve trabajando ese día y me encargué de que nadie entrase a la escena del crimen. Gina era una hermosa mujer, no merecía irse así. Menos su inocente hija.

- ¿La conociste, entonces? 

- ¿A Gina? ¡Pues claro! Era mi hija - Sus ojos se vieron inundados por la tristeza - Se enamoró perdidamente del hombre equivocado, y contra eso no pude ir. Me enfadé muchísimo con ella cuando me contó que se embarazó. Incluso no volví a hablarle por un tiempo. No sabes cuánto me arrepiento. Fui un cobarde como padre.

- Cuánto lo siento - Se me corrió una lágrima de conmoción.

- Está bien. Si esa loca no se hubiese aparecido aquel día... Todo sería muy distinto. Gianfranco le había pedido el divorcio a Nancy, pero era tan avara que no quería perder la fortuna de su esposo, y menos compartirla con una heredera. Al menos pagó lo que hizo, al lanzarse por la ventana... Bueno. Será mejor que me vaya.

  Leopoldo "Uno" se retiró de la oficina. Al cabo de unos instantes, se me ocurrió preguntarle dónde podía encontrarlo si lo necesitaba. Pero al salir, él ya no estaba ni había rastros de él. 

  Volví al escritorio al escuchar el sonido del teléfono. 

- ¿Hola? - Saludé.

- Sh... Sh.... Sh...

- ¿Sí? ¿Quién habla? 

- Sh... No... Sh...

  Se escuchaba mucha interferencia, entonces corté la llamada. Pero el aparato volvió a sonar y levanté el tubo algo molesta.

- ¡¿Holaaaa?!

- Hey. Soy Fabio. Subiré unos instantes a hablar contigo. Espérame. 

- Perdón, pensé que fallaba la señal. Te espero.

  Fabio llegó a la oficina y acomodé todo lo mejor que pude.

- Guau. Cómo cambia la iluminación con las persianas abiertas - Observó Fabio.

- Sí ¿Has visto? Yo me voy y las dejo abiertas porque me cuesta trabajo subirlas. Pero se ve que alguien se encarga de cerrarlas tras irme.

- Los guardias de seguridad, quizás. 

- Si, eso pensé...

- Bueno, vengo a hablarte porque tengo una propuesta para ti. ¿Te gustaría ayudarme a organizar el evento del día de San Valentín?

- ¡Guau! Eso sería estupendo. Sí, ¡cuenta conmigo!

- Sabrás que es una fiesta tradicional acá. Está orientado a un público joven, viene gente de todos lados. Entonces pensé que era buena idea pedirte ayuda. Podrías encargarte de enumerar un itinerario de actividades diarias para esos días. O sugerir otras nuevas. ¿Te parece?

- ¡Sí! ¡Me encanta!

- ¿Ya tienes acompañante para ese día? - Su pregunta me descolocó, dejándome boquiabierta. 

- Emmm... No, la verdad que no. ¿Necesitaré uno para el evento? - Pregunté inocentemente.

- Jajajaja - lanzó una carcajada - No, no es obligación para el trabajo. Sólo preguntaba. Pero si quieres acá tienes uno. ¿Sabías que no sólo se conmemora el día del amor de pareja, verdad?

- Oh, bueno. Perdón, jaja - Reí avergonzada - Algo escuché. Pero seguiré investigando acerca de él para aportar buenas ideas.

- Puedo ser tu acompañante en la ceremonia de Revelación, si lo deseas.

- ¿Y eso qué es? - Pregunté  sin tener la más mínima idea de lo que me estaba hablando.

- Será tu nueva tarea averiguarlo - Se levantó y se fue.

Al volver a casa, me encontré con Erick que estaba arrojando una bolsa al cesto de b****a. Lo saludé y quise aprovechar para preguntarle acerca del evento que me encargaron.

- ¿Qué sabes de la ceremonia de revelación? - Pregunté y su mirada se volvió curiosa.

- ¿A qué se debe tu pregunta? ¿Crees en esas cosas?

- Si supiera de qué se trata, podría responderte - Hizo una pequeña sonrisa, y se acercó para explicarme.

- Es una especie de "rito". Consiste en que dos personas que se encuentran solteras, pero que desean encontrar a su "alma gemela", asistan el último día de la celebración por su cuenta. Se les coloca una venda en los ojos, caminan alrededor de un círculo formado por catorce personas, también vendadas. La persona que circula, debe tomar la mano de cada una. Se dice que con sólo una, sentirá una conexión mutua. Puede ser un calor diferente, la sensación de latidos aumentados, o incluso darse la "corriente" - hizo una pausa - ¿Te acuerdas del Tótem de Amor que vimos en ese paseo que dimos?

- Sí ¿Qué tiene?

- Bueno, el círculo se hace alrededor de él. También hay otro ritual, en el que parejas se acercan hasta esa escultura y se besan para "reforzar la unión".

- Ah... Interesante.

  Al entrar a mi casa, mi hermana que me había visto conversar afuera, me habló. 

- ¿Qué hablabas con Erick? - Dijo Daniela.

- Nada, sólo le preguntaba acerca del evento de San Valentín. 

- Ah, claro. 

- Dani, tenemos que hablar - Dije a mi hermana.

- ¿Sobre qué?

- Eres sonámbula. Y te golpeas la cabeza contra la puerta. ¿Has notado que descansas mal?

- ¿En serio? ¿Cómo es posible que no recuerde que me levanto?

- No lo sé. Pero es peligroso. Parecía que buscabas salir de casa. Temo que algún día lo hagas, y quién sabe lo que podría pasarte.

- Espero no llegar a ese punto - Sus ojos me observaban como queriendo decirme algo - Hay... Algo que deberías ver.

  Fuimos hasta el patio trasero de la casa, entramos al quincho y Daniela se acercó al parrillero. Abrió una puerta y sacó un periódico viejo lleno de cenizas.

- ¿Qué es eso? - Pregunté con mis labios y ceño fruncidos.

- Toma. Y lee - Lo puso en mi mano y lo sacudí superficialmente.

- "Crimen y tragedia de la familia López: No hay detenidos ni se sabe con exactitud cómo se dieron los hechos, que dieron lugar al inexplicable desenlace". Ok, ¿Y que hay con esto? - Pregunté desentendida.

- Mira la foto. ¿No se te hace conocida? - Agudicé mi visión y entendí a lo que se refería mi hermana.

- Oh, por Dios. ¿Es nuestra casa?

- Eso creo... Parece que pasaron cosas malas acá.

- ¿Y cómo encontraste esto? - Le pregunté.

- Soñé por lo menos tres veces con este lugar. Y mientras pintaba me preguntaba si significaría algo. Entonces viene hasta acá y me puse a revisar. ¿Tú no sientes una extraña energía desde que estamos aquí? Y con lo que me contaste, acerca de que camino dormida... Más miedo tengo.

- No, yo no siento nada raro... Sólo esa noche que tuve esa pesadilla en que no pude moverme.

- No sé cómo explicarte. Pero a veces sueño como si fuese otra persona, no yo. 

- Qué extraño. ¿Habrá más información de lo que pasó en esta casa? - Pregunté revisando las demás hojas - Sólo se menciona a un miembro de la familia: Atilio López.

- Aparentemente no hay más. Ya estuve revisando los demás papeles adentro. ¿Crees que la casa tenga algo "malo" que pueda afectarnos?

- ¿A qué te refieres? ¿A qué esté embrujada? - Pregunté con mis ojos agigantados.

- No lo sé. ¿Mamá sabrá lo que ocurrió aquí?

- Es una buena pregunta. Deberíamos hablar con ella - Sugerí llevando el periódico en la mano en busca de mi madre.

  Nos reunimos con mi madre, que estaba en su habitación. Estaba en bata porque había salido de bañarse.

- Niñas. ¿Qué sucede? - Dijo mientras se cepillaba su mojado pelo.

- Tenemos algo que mostrarte - Le acerqué el periódico - ¿Sabías que algo malo sucedió en esta casa? - Ella lo sostuvo arrugando el entrecejo.

- A ver... ¿Esto fue acá? - Preguntó. 

- Así parece - contestó Daniela - Pero ya lo sabías cuando compraste la casa... ¿Verdad?

- No, yo no... No pregunté mucho al comprarla. Me pareció una muy buena oferta como para cuestionarla. La casa es grande y está en excelentes condiciones. No vi nada de malo en ella. No deberían dejarse influenciar por comentarios negativos.

- Entonces, si sabías - Insistí. 

- ¡Sólo sé que aprovechamos la oportunidad de nuestras vidas al adquirir esta casa! Perdón si no soy supersticiosa o no creo en historias de fantasmas. Si no les gusta, pueden ir a vivir con su padre. ¡Nadie las obliga a estar acá! - No había escuchado a mi madre tan molesta en mucho tiempo.

- No es para que te enojes. ¡Sólo queríamos saber qué pasó donde estamos durmiendo! - Dijo molesta Daniela.

- Por lo que veo, ustedes saben más que yo. ¡No me juzguen! - Respondió ofendida mi mamá. 

- Está bien. Mejor después hablamos. - Le hice seña a mi hermana para que nos retiremos y la dejemos un momento sola.

  Bajamos al living, y nos mirábamos sin decir palabras. Pero ambas sabíamos lo que queríamos: Averiguar qué pasó acá. No podríamos dormir tranquilas nuevamente, sabiendo que vivimos bajo el mismo escenario de un hecho trágico. 

  Pero para eso, tendríamos que hacerlo sin que mamá se entere. De lo contrario, podría ofenderse. Yo aprovecharía mis contactos en el trabajo, y Daniela... Hablaría con algunos vecinos. El tema nos causaba temor, pero no tanto como la incertidumbre. 

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