La crueldad de Silver

Druposqui, iba sobre Fausto reflexionando sobre la muerte, y recordando ese dolor que ya hacia muchos años que no sentí por perder a sus padres.

Cuando el chico entró al jardín principal, vió a Silver discutir con Alex y alcanzo a oir que que le decía «Si no me dice donde está te arrepentirás» señalando al recien acendido capitán de cuadrilla. El joven capitan iba habia abierto la boca, pero se dio cuenta del chico y la cerro mirándolo con una expresión sería.

Con el temor tensando sus músculos, Druposqui avanzó hacia ellos, pero Silver volteó y antes de llegar se aproximo a su hermano gritando con los ojos encendidos y llenos de furia:

—¿¡Dónde rayos estabas, Druposqui!?

—Solo salí a cabalgar—Respondió lo más tranquilo que pudo el chico.

—Esos paseos duran tanto siempre— Druposqui encogió los hombros con indiferencia— Te recuerdo que ahora tienes mas obligaciones antes de que cumplas los 18 años o ¿es que ya no quieres asumir tu puesto, hermanito?

—¡Ja!, Ya quisieras tú Silver—Contestó Druposqui y esta vez miró desafiante a su hermano, luego observó a Fausto y añadió— solo me distraje con Fausto, se puso a jugar con una libélula y hasta que no se alejo el bicho no podía venirme—mintió.

—¿Me crees un idiota Druposqui?—interrogó con sarcasmo Silver.

—Bueno…

—No creas hermano, que no se que hay algo que ocultas, además debes ser mas responsable—intervino Silver interrumpiendo—Deja que Alexánder se encargue de Fausto y vamos a almorzar.

El Capitán se acercó al caballo y le dio una media sonrisa a Druposqui, el chico gesticuló un «lo siento» y se fue detrás de su hermano. De camino al comedor, el chico pensaba en que tal vez ya era hora de decirle a Silver que tenía un amigo y luego negó con la cabeza sacando esa idea de su mente. 

Un incómodo silencio acompaño a los hermanos durante la cena, cuando Druposqui terminó se retiró de la mesa y se dirigió a su habitación, pensando en lo que Silver le habia asegurado «Se que me ocultas algo» y un escalofrío recorrió su espina dorsal.

Silver al terminar la cena, colocó los cubiertos en el plato haciéndolo resonar y luego de limpiar su boca con suavidad con la servilleta, llamó:

—Sailer acércate.

De las sombras un hombre alto fornido y con los ojos tan fríos como los de su amo apareció y con una voz ronca preguntó:

—¿En que puedo servirle mi señor?

—Quiero mi fiel sirviente, que mañana sigas a Druposqui, quiero saber que hace en sus “Paseos”, y me informará todo lo que veas.

—Sí, mi señor—acepto el Lacayo— Si veo algo que no esta bien, ¿debo hacer algo?

—No, tu misión será observar e informarme, yo me encargaré del resto—Alegó Silver.

—no le fallaré mi señor—Aseguro Sailer, haciendo una exagerada reverencia.

Ambos hombres se retiraron del comedor. Ese dia había pasado rápido, pero los que le siguieron fueron bastante lentos. Ni Druposqui, ni Mupi salieron en mucho tiempo, el Joven conde, estaba poniendo sus deberes y entrenamientos al día. En tanto en su casa Mupi ayudaba a su papá en los quehaceres y pedidos, ya que el hechicero Anterio, tras la muerte de su esposa, había caído en una profunda depresión.

Durante los 15 días siguientes ninguno de los dos chicos salió. Sin embargo la soleada mañana de un lunes, Mupi, terminó finalmente los últimos pedidos y fue a desayunar, aquel día su papá habia preparado el desayuno ya que se encontraba de mejor humor, mientras comían Mupi le informó:

Hoy saldré practicar alguno de mis hechizos, hace un dia bastante bueno y quizas vea a Dru— Suspendió su tenedor en el aire, y mirando a su padre, le preguntó— ¿Estarás bien?

—Sí, hijo, gracias a tus cuidados me he recuperado, bastante—contesto Anterio jugueteando con su revoltillo— Ve tranquilo, debes seguir adelante, ya que no falta mucho para que te marches al Castillo Dorado.

—Gracias papá—agrego Mupi, Sonriendo.

Al terminar de desayunar el hechicero Anterio, fue a ordenar, las pociones para hacer las entregas y Mupi lavó los platos y fue a lavarse él. Una vez listos salieron de la casa juntos y se separaron, despidiéndose uno del otro.

Mupi, se ubico cerca del lago y luego de disfrutar la fresca brisa comenzó, a practicar con el elemento tierra y aire simultáneamente.

Druposqui, logro terminar sus últimas tareas muy temprano y tomó rápidamente a Fausto; su caballo, saliendo con este al lago, sin percatarse de que lo seguian. El joven conde deseaba ver a Mupi y preguntarle como se encontraba el y su padre. Cuando llegó, las vibraciones en la tierra hicieron que Fausto relinchara, Druposqui lo calmo acariciándolo con suavidad.

El joven hechicero, se detuvo al escuchar al caballo y sonrió al ver que la alta y delgada figura de su amigo se asomaba entre los árboles. Druposqui lo observo y acercándose mas a el le expreso:

—¡Hey Mup! Tu poder de la tierra a mejorado bastante.

—Aun me falta un buen control de el, pero trato de esforzarme—respondio el Hechicero con molestia.

—Vas muy bien, creo que lo logras—continuó Druposqui— ¿no quieres tomarte un descanso?

—Sí, amigo, comamos algo—Acepto e invitó Mupi.

Se sentaron frente al lago y contemplaron las densas, quietas y cristalinas aguas de este, sin percatarse que eran observados, Comieron un poco de pan de ajo y Druposqui pregunto: 

—Bueno Mupi, cuéntame, ¿qué tal te has sentido?¿Cómo esta tu padre?

—Bueno Dru, han sido solo dos semanas, aun la extraño, no se si pueda con lo que siento. No obstante he debido ser fuerte ya que papá cayó en una depresión muy fuerte—Contesto Mupi, mirando su pan.

—No es para menos, ha sido una fuerte perdida para ambos.

—Sí, pero el dolor que siente mí padre, es mas dificil, mi madre fue el amor de su vida—contó Mupi.

—No puedo imaginar lo que siente, perder al amor de su vida, aunque debe ser muy doloroso—pensó en voz alta Druposqui.

—Yo tampoco amigo, pero mi futuro en el aspecto amoroso, es incierto, al menos se que en la aldea no se encuentra mi futura esposa—Bromeó Mupi—Todas las chicas estan comprometidas 

—Ja, ja, ja, al menos tienes mas esperanzas que yo, Mupi—Rió Druposqui—ya que si Silver me prohibió tener amigos, no hay muchas expectativas de que me deje tener una esposa.

—Ja, ja, ja, no Dru, ya verás, tu te casarás, seguramente primero que yo, y tendrás herederos, además sin una condesa, no podrías estar completo, la necesitas y mas si tienes de consejero a Silver.

—Es cierto—afirmó Druposqui.

Ambos rieron a carcajadas, el solo imaginarse casados con hijos. Sailer quien aun espiaba, se enfureció tras oir los comentarios de los chicos sobre su señor Silver y al ver que ambos se despedía, se adelantó al Castillo.

Druposqui llego temprano, y se quedo con Alex su instructor entrenando. Sailer se dirigía con paso apresurado a la sala de tronos donde Silver aguardaba, el Cruel hechicero al ver llegar a su Lacayo inmediatamente le preguntó: 

—Dime Sailer, ¿Qué has averiguado? 

—Su hermano tiene un amigo, un aldeano seguramente—informó sin miramientos Sailer.

—¿Supiste el nombre del chico? 

—Sí, mi señor, el joven Druposqui lo llamo Mupi—Respondió el Lacayo de inmediato

La ira que sentía Silver se sentía en el ambiente y se reflejaba en sus ojos negros haciéndolos aun mas fríos.

Sailer observó a su señor y continuò:

—Parecìa señor que se conocieran hace mucho, ya que el chico aldeano y el joven Druposqui, hablaban con mucha confianza, parecian...Hermanos.

—Entiendo—agregó Silver, aun su mirada expresaba su furia y su voz era ronca—te agradezco la información Sailer eres muy util. Escuchame, mi fiel sirviente mañana iremos a ese lugar del lago y sorprenderemos a mi hermano—Silver penso un instante— tratarè de persuadirlo para que confiece durante la cena.

—Estoy a sus Ordenes mi señor—dijo Sailer haciendo una exajerada reverencia.

 En el Lago, aun Mupi practicaba hasta que las campanadas del reloj anunciaron la llegada del medio dìa, y entonces se Marchò a casa. Al llgar, sintiò a su padre en la cocina, terminando de preparar el almuerzo y el sonriò al oirlo tararear una sinfonìa de piano, Antherios sintiò la presencia de su hijo que era bastante poderosa y entonces parando su tarareo saludò:

—Hola Mupi, ¿Qué tal te fue?

—Excelente papá, creo que he dominado mucho mis poderes, aunque aun tengo dificultades con el fuego.

—Bueno, hijo mio, el fuego es un poder muy temperamental, no hay muchos hechiceros que lo dominen y los pocos que lo hacen o lo tienen de poder dominante, se consideran muy poderosos, incluso mas que tu y yo conbinados—Explicó antherios—sin embargo, se que lo dominarás, aunque sea un poco.

—ja, ja, ja, eso espero, por cierto tambien vì a Druposqui—Anunciò el Muchacho, sentandose en la mesita de la Cocina— ha estado bastante ocupado, pero dijos que pronto nos visitaria.

—Serà un honor recibir su visita, y ¿còmo esta èl?

 —Bien, ha estado bastante ocupado, tambien me preguntò como la llevabamos— Mupi mirò a su padre, y continuò—le dije que aun era dificil, aunque para ti mucho mas ya que mamà fue el amor de tu vida.

—Asì es hijo, y lo seguirà siendo Mup, el pensar en lo feliz que fuimos hijo, me ha hecho recobrar las fuerzas—Añadiò Antherio, colocando un plato con comida frente a Mupi.

—Lo sè papà, eso me alegra y Dru me dijo que no se imaginaba perder al amor de su vida— siguiò Mupi, tomando algo de purè, comiò y continuò—Esto nos hizo pensar en nuestro futuro amoroso y acordamos que el primero que se casara y tuviera hijos, nombraria al otro padrino del niño o niña.

El Hechicero Atherios, tragò y sorprendido expresò:

—¡Serìa un honor que el joven conde fuera padrino de uno de mis nitos y viceversa! y estoy seguro hijo, que la amistad que tienes con Druposquì durarà años.

—Es lo que esperamos papà, quiero darle mi apoyo a Dru, en todo lo que pueda.

—y lo haras hijo, sin embargo, deben recordar que Silver no es tonto—Advirtiò El hechicero—no quiero sonar pesimista, pero podrìa descubrir esa fraternidad que tienen, se que han ocultado esta amistad mucho tiempo, pero si el Joven Silver los descubre hijo, su ira serà infinita, te pido porfavor tengas cuidado.

—Lo sè, padre, y no le temo a Silver, pero te prometo que serè cuidadoso.

Druposqui, almorzò a solas puesto que Silver habìa salido a resolver "asuntos", el chico no le diò importancia, luego de almorzar se fue a la sala de estar y leyò varios libros, anotandodiferentes pasajes y aprendiendolos, hasta que se fue a su haabitaciòn ya avanzada la tarde.

en casa de Mupi, despues del almuerzo, cada hechicero, se puso a realizar sus tareas oficios; Antherio, sacaba algunas cuentas, de las deudas y cobros y Mupi, estudiaba su tercer libro, anotando algunas cosas, todas sobre el poder del fuego, hicieron sus actividades incluso durante la cena.

Mientras en el castillo de plata, pasadas las 6 de la tarde, Druposqui, ya mas descansado, se dirijia al gran comedor, al llegar uno de los mayordomos le informò que Silver demorarìa en llegar y que su hermano habìa ordenado que lo esperara. Druposqui dio las gracias al amable sirviente y pidiò un poco de agua, llendo a sentarse en su lugar. mientras tomaba un poco de agua, el joven conde, contemplo fijamente el cuadro colgado en la pared frente a èl; se trataba de una pintura del lugar del lago donde Mupi el siempre se veìan, al verlo el muchacho hasta podìa sentir la brisa que soplaba en aquel sitio. De repente diò un respingon al escuchar la voz de su hermano quien entraba a la habitaciòn con paso fuerte y rapido y le dijo:

—Siento haberte hecho esperar hermano.

—¡AH! descuida Silver—contestò el chico, mirando a su hermano algo aturdido.

Silver tomò asiento, y detras de el apareciò Sailer el lacayo del joven lider, Druposqui, lo observò, con expresiòn seria y entornando los ojos, pero, el hombre lo mirò con una sonrisa maliciosa surcando su rostro.

Los cocineros servian la cena y entonces Silver observò a su hermano y simulando curiosidad, preguntò:

 —Bueno hermano cuentame, ¿hiciste algo interesante hoy?

—No, la verdad, nada fuera de lo normal—Contestò tranquilo el chico, comenzando a servirse sopa.

—Pero, saliste ¿no? ¿seguro alguna cosa te emocionò?—indagò mas Silver.

—No, Silver solo salgo para relajarme y respirar, no es bueno tanto encierro sabes—Respondiò Druposqui terminando de cortar un trozo de pan campecino y mojandolo en su sopa, y antes de darle un mordisco, siguiò—ademas, tù me prohibiste hablar con cualquier persona, asì que es un simple paseo que Fausto y yo compartimos

A Druposqui le entro uma repentina sospecha de que silver sabia de su amistad con Mupi. Sin embargo, su hermano se sirvio un poco de purè y vegetales al vapor y comieron en silencio durante un rato. pero tras varios bocados Silver continuò:

—Asì que te has vuelto muy obediente, hermanito, puede que si vayas a ser un buen lìder despues de todo.

—Aun desobedeciendote, Silver, serè un gran lider—Agregò Druposqui—pero gracias.

Volviò a reinar el silencio en la enorme estancia, y los hermanos terminaron su cena. Druposqui se fue a su habitaciòn para reposar y luego dormir, Silver se encontraba en la sala de estar y sin poder contener su furia, lanzò un jarron al suelo el cual se quebro en pedazos. Sailer se encntraba detràs de el, y entonces su señor le dijo:

—Tu y yo iremos a ese lago mañana Sailer, le demostrarè a mi hermano que no puede burlarse de mì

—Serà un gran impacto para el joven conde—añadiò Sailer— quizas al muchacho le de un paro cardiaco, ja, ja, ja.

—Sì tal vez—Sonriò Silver, levantando una ceja y luego caminando a la puerta, terminò—Bueno mi fiel sirviente, hasta mañana.

Silver, se retirò a su habitaciòn. Todos en aquel castillo dormian abrigados, bajo el manto de la noche oscura.

Durante la madrugada que comenzaba a enfriar, al igual que cuando su madre muriò, Mupi soñò que su casa se incendiaba, pero esta vez una persona dentro de la ardiente estructura gritaba su nombre. El joven hechicero despertò exaltado y sudando a pesar del frio que hacìa, al calmarse, intentò volver a dormir, sin lograrlo y un presentimiento lo hizo erizarse. tratò de no pensar en eso, sin exito.

A pocos minutos del amanecer, aun el cielo se encontraba gris y sin brillo, el sol no destilaba sus rayos entre las nubes. Mupi, se levantò, lavo y vistiò, bajò para desayunar, noto que su padre aun no se habìa parado, asìque esta vez la comida la preparò èl. luego de comer, preparò una bandeja con la comida de su padre y se la llevò a la hbitaciòn. Abriò la puerta cn algo de dificultad, viò que su padre estaba sentado leyendo algunos papeles y a su alrededor habìa varios montenes. no obstante, al sentir la presencia de su hijo, Antherio alzo la mirada y con una amplia sonrisa Mupi anunciò:

 —¡Servicio al cuarto!

—Ja, ja, ja, Gracias hijo- riò el hechicero.

Mupi, se acerco con cuidado ala cama de su padre y este le hizo espacio para que el chico colocara la bandeja en sus piernas, el jovense sentò en la cama y Antherios Tomò una de las rebanadas de pan tostado, comiò un trozo y al tragar preguntò:

—¿No ibas a salir a practicar temprano hoy?

—Aùn es temprano—Contesto el chico distraido—pero creo que hoy solo irè a meditar.

—Mmm...entiendo—añadiò su padre, miro a Mupi y oto que este estaba distraido y expresò—sabes que estoy aquì para ti hijo, puedes contar conmigo para lo que te preocupe.

—SÌ, papà, lo sè—afirmò Mupi—ya debo irme, y por cierto te deje unos bollos dulces en la cocina.

El Muchacho se levantò y saliò de la habitaciòn tomò su merienda y se fue al lago. Al llegar se sentò bajo un gran sauce y contemplo las aguas imperturbables del lago, y pensò en su sueño, era el mismo que lo habìa despertado cuando su madre estaba por morir, no comprendìa porque volvìa a soñar aquello, pero entre es y el mal presentimiento que tenìa un escalofrio le recorriò el cuerpo, y si ese sueño era un premoniciòn y que cada vez que fuera a pasar algo soñaria con eso, que podrìa ser aquello que pasarìa y porque los estupidos sueños premonitorios no podìan ser claros.

A pesar del dìa tan gris, Druposqui preparò a Fausto y saliò al galope a encontrarse con su amigo, Silver y Sailer lo siguieron de cerca sin que el muchacho se diera cuenta.

Mupi, aun meditaba y al sentir el sonido de los cascos de un caballo, se desconcentrò y volteando a su lado izquierdo viò que Druposqui caminaba hacia èl, respondiò al saludo del chico con la mano y cuando el joven conde llego cerca de su amigo y expresò:

—Que dìa tan gris, verdad Mup

—Vaya que sì, parece que se acerca una tormenta—respondiò el Hechicero, levantando la vista al cielo, luego mirando a Druposqui, pregunto—¿Què tal todo Dru?

—Todo bien, he mejorado bastante en mis entrenamientos, en estos dìas alex me felicitò por mi desempeño— el chico se sentò y confesò—Sabes Mup, mi instructor Alex es el ùnico que sabe de nuestra amistad.

—¿Enserio? creì que no se lo habìas dicho a nadie—se sorprendiò Mupi.

—Bueno, Alex, siempre ha sido de confianza y ademas de ser mi instructor, es mi amigo—Sonriò el muchacho, luego su sonrisa se desvanecio y observando el lago agregò—Ojalà Silver me inspirara esa confianza.

Silver, quien se encontraba escondido detràs de un arbol cercano, temblaba de ira, con todo aquello que estaba escuchando y penso que luego de deshacerse de el tal Mupi, se encargaria del Capitan Alexander. Siguiò escuchand la conversaciòn, conteniendo sus ganas de salir al ataque de ambos chicos y escucho, que Mupi le decia a su hermano:

—Dru, si no fueras el heredero legìtimo del Castillo de Plata, te propondrìa que nos fueramos juntos al castillo dorado a entrenar—se quedò pensativo— Aunque tal vez el controlatodo de Silver no te dejarìa, aun cuando el quedara de lider definitivo.

—SÌ, eso es lo que ocurriria, mi hermano Silver es cruel y despiado, pero respeta la ùltima voluntad de nuestra madre y la cumplirà cueste lo que cueste.

Cuando el Joven conde terminò de decir aquello, un escalofrio recorriò su cuerpo y Mupi pensó en su sueño y se le erizaron los pelos, se miraron y sonrieron nerviosos.

De pronto una presencia poderosa, los hizo abrir los ojos muy grande y su sonrisa se transformo en una mueca de horror.

Druposqui reconoció de inmediato al dueño de aquella energìa y Mupi lo comprendió solo con la expresión. Ambos jóvenes se colocaron de pie y cuando voltearon, un furico Silver los miraba desde una corta distancia, y a sus espalda se encontraba Sailer, quien miraba a los aterrados chicos con satisfacción.

Druposqui, viò a Sailer y sintiò que lo aborrecìa más que nunca, sin dejar de mirarlo dijo por lo bajo "Maldito Sailer". Silver se acerco màs a ellos dando pasos largos y fuertes, los dos jovenes tenìan el corazòn acelerado y trataban de controlar su temor a cada paso del hechicero. Cuando el cruel hechicero llego mas cerca, gritò tan fuerte que su voz resonò en el lugar:

—¡¡¡¡A ESTO LLAMAS SER OBEDIENTE, DRUPOSQUI!!!! ¡¡¡¡CÒMO TE ATREVES A BURLARTE DE MI Y A DESOBECERME!!!!—los ojos de silver destellaban odio ese que sentìa por su hermano.

—Her...hermano, Mupi es...un hechi...

—¡¡¡No me interesa quien sea este aldeano!!!—Exclamò Silver con desprecio—Seguro el es el que te ha estado metiendo cosas en la cabeza, como lo que dijiste hace rato de que soy cruel y despiadado.

—¡Te equivocas Silver, yo soy el que ha dicho eso, por que lo eres y Mupi es mi amigo!—Exclamò Druposqui, para hacerse escuchar, Silver y Mupi lo vieron; el primero desconcertado y el segundo admirado—ademàs tu y tu crueldad estan desde hace mucho tiempo, recuerda que vivo contigo desde hace 17 años hermano— agregò Druposqui, sintiendose valiente.

Silver, posando sus ojos negros en Mupi preguntò aun con tono molesto:

—¿Hace cuanto conoces a mi hermano?

—Nos conocemos desde los 12 años, Señor Silver—contestò Mupi con firmeza, ocultando todo rastro de temor, y ante aquella fria mirada, continuiò—y creo que el futuro conde del castillo de plata, no tiene, ni debe mostrar ninguna obediencia a usted, y menos cuando desde hace tiempo lo ha querido manipular.

—¿Quièn te que crees que eres, para hablarme asì? no eres mas que un asqueroso aldeano, que vino a entrometerse en nuestras vidas y el ùnico que ha manipulado a mi hermano metiendole en la cabeza, esas tonterìas que acabas de decir has sido tù—Refutò Silver, con voz tetral, se acerco de manera amenazante a Mupi, pero este no se imutò y amenazò—Pagaras caro el haberme retado.

Ambos se miraban fijamente, y Druposqui en un intento de detener a su hermano, colocò una mano en su hombro y suplico:

—Hermano, porfavor escuchame no es...—antes de poder terminar Silver, lo empujo con fuerza y el chico cayò al suelo, falseandose el pie

Silver y Mupi seguìan en su duelo de miradas, pero el malvado hechicero comenzaba a formar un circulo de nergìa con sus manos, con intenciòn de atacar al chico. Druposqui se percatò de eso y desesperado gritò

—¡ NO LO HAGAS SILVER, PORFAVOR!—intentò levantarse, pero el tobillo no lo dejò y volviò a caerse.

Silver volteò por un segundo, a ver a su hermano y luego levantando la vista a su lacayo ordenò:

—Sailer, llevate a Druposqui al castillo

—Sì, mi señor—contestò de inmediato el hombre

Sailer tomò a Druposqui por un brazo y lo levanto y lo arrastrò con el, el joven forcejeaba y gritaba "no, no sueltame" y por ùltimo gritò:

—¡El no tiene la culpa Silver, no le hagas nada! ¡Vete, Mupi, Vete!

Esto fue lo ultimo que se escucho antes de que Sailer y el desaparecieran de la vista. Silver desistiò de su ataque, le diò la espalda a Mupi y con una voz potente y clara:

—Desde hoy y para siempre esta amistad se termina, y si planeas irte al castillo dorado, considerate desde este momento nuestro enemigo.

Mupi, no dijo nada y Silver se marchò, tras el cruel hechicero desaparecer de su vista un manto de agua cayò sobre el joven hechicero; Habìa comenzado a llover y entonces ambos chicos comprendieron porque ese dìa habìa amanecido tan gris.

Mupi, caminò decepcionado triste a su casa, y comprendiò que ese sueño que habìa tenido en aquella madrugada si era un mal augureo y esperaba no volver a soñar aquello.

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