Paraíso

Eli se levantó temprano a entrenar, después de varias horas decidió ir a bañarse. Estaba bajo la ducha cuando recordó las palabras de la muchacha rebelde.

 —¿Qué es real y qué no? —Eli se preguntó a sí misma. Se sentía desesperanzada y afligida. No sabía cómo regresar a su mundo ni dónde buscar a Ulises. Cerró los ojos y un susurro acarició sus oídos.

 —Estoy más cerca de lo que crees...

 —¡Ulises! —Eli miró por todos lados tratando de encontrar al dueño de esa voz. ¿Acaso se estaba volviendo loca?

***

 —Dime algo, Lionel. —Kiara lo miró a los ojos demandante, ambos estaban desayunando en la terraza—. ¿Te gusta esa chiquilla?

Lionel se quedó pensativo un rato.

 —No de la forma que te estás imaginando. Me gusta como persona y guerrera, no puedes negar que es la mejor en todo el campamento, incluso mejor que yo.

 —Nunca te había visto mirar a una mujer como la miras a ella, hasta la tratas diferente y buscas cualquier excusa para estar al lado de esa guerrera. Lionel, nadie más que tú sabe que será difícil que una mujer te acepte. La persona que pasará el resto de su vida contigo tiene que aprender a amarte más allá de la apariencia.

 —Lo sé, no tienes que recordarme mi desgracia. No tienes que recordarme que posiblemente muera solo y que nadie podría amarme.

 —No quise decir eso..., perdóname. —Ella dejó salir dos lágrimas.

 —No tienes que pedir perdón por la verdad. Si me disculpas, me retiro. Debo hacer un viaje —dicho esto se puso de pie y se marchó.

***

 —Lana... —Eli masculló cerca de la rubia. Ambas estaban cuidando el jardín de la terraza—. ¿Sabes por qué el general usa una máscara?

Lana puso la regadera sobre la grama y secó sus manos con su delantal. Eli la miró entretenida porque sus manos estaban secas, al parecer, era una manía de la mujer hacer aquello.

 —Pues... —La miró a los ojos buscando una respuesta que tal vez ella no tenía—. Hay varias versiones. He escuchado que es tan hermoso que prefiere cubrirse para evitar las tensiones en el campamento. Otra versión es lo contrario, es tan feo que prefiere ocultar su rostro; la última y es la que más creo, es que se quemó en un entrenamiento cuando era pequeño, entonces quedó tan desfigurado que prefiere cubrirse. Según he escuchado, nadie más que los hombres de confianza de él y su padre, incluyendo a la mujer esa que parece más esposa de él que del señor Bur, han visto su rostro.

 —¿Quemado cuando pequeño? —Eli se quedó pensativa un rato. Podría ser eso o que él ocultara su verdadera identidad—. ¿Desde cuándo viven en este campamento?

 —Pues, desde que el general tomó el mando y se declaró que era tiempo de que el elegido saliera de su escondite; pues se dice que los rebeldes lo reclamaban como su líder, ya que era el último de ojos verdes que quedaba en todo nuestro mundo.

 —¿Por qué les dan tanta importancia a los ojos verdes? —Eli inquirió con curiosidad.

 —Pues, se dice que los primeros habitantes de Lucero Verde eran de una tribu donde todos tenían los ojos verdes, pero hubo un evento extraño y se descubrieron nuevos habitantes. No obstante, ellos eran malvados y ambiciosos y empezaron a esclavizar a los Estrellas verdes que es como se llamaba aquella tribu. Muchos de los estrellas verdes escaparon y se expandieron en todo el mundo, entonces, se ligaron con los nuevos habitantes. Pero había mucho dolor y caos. Un maestro escribió una profecía: “Un elegido de ojos verdes, puro de la tribu Estrella verde, gobernaría todo Lucero Verde y lo liberaría de su opresión. Por décadas se creyó que aquello era imposible, puesto que los estrellas verdes se habían extinguido con el tiempo, hasta que Leonel Sum encontró a una joven pura de aquella tribu, la única que quedaba de su raza, y la hizo su mujer. De esa unión nació nuestro general y es por esto que se dice que la familia Sum debe tener el reinado.

 —¡Vaya! —Eli espetó asombrada.

 —Pero los rebeldes no creen en tal profecía y dicen que es una forma de los más poderosos de la cúspide mantener el control del mundo.

 —¿Tú qué crees de todo eso, Lana? —Eli le preguntó con curiosidad.

 —Pues, creo que el general es la solución a nuestro problema con los rebeldes y los Evils. Ellos son ladrones, asesinos y violadores que se gozan con la maldad —contestó con rabia y dolor—. Mi esposo y mi hijo fueron asesinados por esos malandros cuando venían de trabajar del campo. Mi niño tenía doce años y era un muchacho de bien. —Dejó escapar un par de lágrimas.

 —Lo siento mucho, Lana. —Eli la abrazó por detrás y ella acarició sus manos.

 —Ustedes dos. —Kiara se acercó—. Lana, estás aquí para trabajar, no para estar con habladurías con personas sin oficios.

 —Lo siento, señora. —Lana bajó el rostro y se marchó de prisa. Eli miró a la rubia estirada de mala gana. No soportaba a aquella mujer, quien pareciera que se esforzara en ser desagradable.

 —Guerrera, usted debería estar entrenando a los guerreros, no perdiendo el tiempo con la servidumbre.

 —Y usted debe estar metida en sus asuntos, no en los míos. Hoy es mi día libre y hago con él lo que me venga en gana. —Eli la confrontó mirándola con desafío.

 —Pero ¡qué insolente y atrevida! —La mujer espetó enojada y asombrada, pues no se esperaba que Eli le respondiera—. ¿Es que no sabe quién soy?

 —Sí, lo sé. Es la esposa del señor Bur que busca cualquier excusa para perseguir a un hombre que no es su marido y de paso, fastidiar a todo el que encuentre en su camino.

 —¡Estúpida! ¿Cómo se atreve a insultarme? ¿Le molesta que sea cercana a Lionel? Usted nunca tendrá ese privilegio y si tiene algún interés en él, bájese de esa nube, porque él nunca se fijaría en alguien como usted.

 —¿Y en usted sí? —Eli la confrontó con una sonrisita malvada—. Por lo menos yo soy soltera y contemporánea a él, créame que es mucho más fácil que se fije en mí que en usted.

 —Lionel va a saber de su falta de respeto. —Kiara dijo con rabia y se marchó echando pestes.

Eli soltó la carcajada que tenía atrapada.

 —Eres muy mala. —Jonah apareció de la nada—. Le diste por dónde más le duele.

 —Es obvio que esa mujer babea por el general. ¿Cómo es que su esposo no se da cuenta?

 —Quizá no quiere darse cuenta. —Jonah especuló—. No siempre te casas con una mujer veinticinco años más joven que tú.

 —Tienes un punto. —Eli sonrió.

 —Por cierto, el general de la discordia me mandó a decirte que se irá de viaje por dos días.

 —Está bien. Eso me da tiempo de buscar alguna pista que me lleve a Ulises.

 —De verdad estás tragada con ese tal Ulises. Debió ser todo un Ray y un experto en la cama.

 —¡Oye! —Eli se sonrojó—. Nosotros no nos acostamos, íbamos a esperar a casarnos.

 —¡Qué frustración! Perderlo sin haberlo gozado.

 —Eres demasiado atrevido. —Eli bufó—. Por cierto, ¿qué significa ser un Ray?

 —Pues ser muy atractivo, demasiado diría. Según la historia, no ha existido hombre tan atractivo como Ray, por eso se usa como referencia. Tendré que enseñarte muchas cosas, novia frustrada. En especial, el paraíso que te estás perdiendo por estar encerrada en este lugar; vamos, quiero mostrarte algo —dijo con entusiasmo y se llevó a Eli a rastras.

Llegaron a la vivienda de él y Eli lo esperaba afuera, mientras Jonah buscaba algo que, según él, era una sorpresa. El chico salió con un gran palo verde cubierto de una tela transparente. Eli miró el objeto frunciendo el ceño.

 —¿Esta era la sorpresa? —Ella se cruzó de brazos.

—No comas ansias, preciosa. —Él dejó salir una risita y presionó un pequeño botón que tenía el extraño artefacto. Eli agrandó los ojos y abrió la boca en forma de círculo cuando vio el aparato abrir dos alas transparentes y gigantes, como si fuera un insecto. Ella se acercó con recelo y tocó las alas.

Jonah la amarró de un ala y él se amarró de la otra. El chico apretó otro botón y la cosa empezó a levantarse por los aires. Eli gritó histérica y como resultado Jonah estalló en carcajadas. 

 —¡Esto es increíble! —Eli exclamó mientras volaba por los aires. Pudo apreciar un hermoso paisaje desde allá arriba. Flores de todos los colores y variados perfumes la recibían cuando el aparato se acercaba al suelo para luego subir de repente.

 Aquel lugar era un paraíso lleno de hermosos recursos naturales. En todo el trayecto pudo apreciar ríos, lagos, lagunas y riachuelos de diferentes colores, conforme a las piedras preciosas dentro de ellos, pero lo que más predominaba era ese hermoso color verde azulado. El cielo de aquel mundo era hermoso y singular. En su mayoría el precioso verde lo adornaba, pero muchas veces se pintaba de un hermoso y suave violeta y rosa claro. Reconocía algunos frutos que había en Destello, como: el mango, la manzana, la banana y la piña. Bueno, muchos más; pero este mundo tenía otros frutos y vegetales deliciosos, jamás vistos en el mundo de ella. Poco a poco se estaba enamorando de aquel paradisíaco lugar. Ellos aterrizaron sobre un pico tan alto que podían ver toda la región de Ilusiones.

 —Oye... —Eli rompió el cómodo silencio que se había formado gracias a la fascinación de observar aquel paisaje—. Ese lugar que está cercado...

 —¿Te refieres al bosque del encantamiento?

 —¿Así se llama? ¡Vaya! En este mundo son muy creativos con los nombres —se burló.

 —Ni siquiera te acerques allí, es peligroso. Hemos tenido casos de suicidio.

 —¿Y por qué tienen el campamento allí?

 —Porque el lugar es estratégico. Estamos en la región donde tenemos camino por todo el continente. Además de los recursos y que aquí se nos es más fácil defendernos y ocultarnos.

 —Entiendo. —Eli se quedó pensativa un momento. Había algo en aquel lugar que no la convencía.

Al otro día...

 —Este pueblo es hermoso. —Eli dijo maravillada mientras degustaba un pincho con una fritura de maíz con carne deliciosa, que nunca en su vida había probado.

 —Te dije que te gustaría el paseo. —Jonah sonrió airoso.

 —Es el segundo día que nos escapamos del campamento; Jon, no quiero problemas con el general —Eli dijo preocupada.

 —¡Por favor! Ya cumplimos con nuestras tareas, un poco de diversión no le hace daño a nadie. —Jonah refutó. Ellos corrieron por todo el pueblo como niños pequeños, buscando información sobre Ulises.

 —Su novia es hermosa. —Una señora que vendía coronas de flores le dijo a Jonah con picardía, mientras ponía un arreglo sobre la cabeza de Eli.

 —No soy su novia. —Eli negó divertida ante la ocurrencia de aquella mujer, mientras que Jonah rascó su cabeza con nerviosismo y sonrojo.

 —Pues, no tardes mucho muchacho, una chica tan linda debe tener muchos admiradores. —La señora le guiñó un ojo y Eli empezó a reír como loca.

***

 —¡Qué bonitos los niños! —Lionel echaba chispas. Había llegado media hora antes que ellos y se encontró con la sorpresa de ver a Eli llegar junto a Jonah, riendo a carcajadas con la corona de rosas en la cabeza de él.

 —No hicimos nada malo, general. —Jonah lo confrontó con la mirada.

 —¿Crees que evadir sus responsabilidades para irse de paseo es algo digno de admirar? —preguntó con ironía.

 —No evadimos nuestras responsabilidades. —Eli refutó—. Yo terminé con el entrenamiento asignado hoy y Jonah cumplió con sus tareas. Solo salimos a divertirnos un poco.

 —Pues controlen sus salidas de pareja porque tú eres una guerrera y Jonah un mensajero y centinela. No está bien que anden por ahí en amoríos, exponiéndose a sus enemigos.

 —¿Amoríos? —Eli se cruzó de brazos—. Tampoco confunda las cosas, general. Solo fue una salida de amigos.

 —Ya veo lo que realmente te molesta, general —Jonah sonrió malicioso—. Pero Eli es libre de salir con quien quiera. No tienes que hacerle una escenita de ce...

 —¡Ya basta, Jonah! —Lionel lo interrumpió—. No te atrevas a decir una de tus estupideces —dicho esto, se fue emanando rabia hasta por los poros.

 —¡Vaya que se molestó! —Eli sonrió nerviosa.

 —El comportamiento del general es muy extraño, nunca antes lo había visto celoso.

Eli empezó a toser sonrojada.

 —¡Deja de decir tonterías! —Eli le reclamó con nerviosismo.

 —Si no supiera lo obsesionada que estás con tu novio, diría que te gusta el general —la miró con picardía.

 —Claro que no, tonto —Eli bufó más nerviosa aún—. Una pregunta... ¿Cuándo fue que el general tomó el cargo y salió a la luz? —Eli trató de ser específica en la pregunta para no recibir una respuesta igual a la que Lana le dio.

 —Hacen unos tres años. ¿Por qué?

 —¿Tres años? —Eli empezó a temblar—. Hace tres años Ulises cayó por el precipicio...

 —¿Tres años? —Jonah repitió asombrado—. ¡Tres años, Eli! No creo que tu novio esté en este mundo. No hay posibilidad de que esté oculto por tanto tiempo. Porque si él no hubiera estado oculto, créeme que hubiéramos sabido de su existencia; eso si de verdad tiene los ojos verdes. Eli, debes olvidarte de él, es obvio que está muerto.

Eli hizo esfuerzos para no llorar. Aunque aquel dato la hizo sospechar más de Lionel, era demasiada casualidad que él saliera a la luz en el mismo tiempo en que Ulises cayó en el precipicio.

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