Ambrose se quedó sin palabras por la evaluación que el Anciano Lee hizo de Fane. Sin embargo, no ocurrió lo mismo con Zeph. No creería ni por un segundo que Fane le perdonaría lo que le había hecho hoy. Respiró profundamente, pero su expresión permaneció ensombrecida. Todos sabían que la mayoría de los guerreros tenían un poco de sangre en sus manos.

El silencio de Ambrose se convirtió en felicidad cuando vio la expresión sombría en el rostro de Zeph. Siempre estaban en desacuerdo y Ambrose deseaba todos los días que Zeph algún día desapareciera de su vista. Verlo así lo hizo sonreír con alegría.

Se acercó a Fane y le dio unas palmaditas de felicitación en el hombro. “El Anciano Lee no da elogios con facilidad. Te llamas Fane Woods, ¿verdad? Puede que incluso me superes en el futuro”, bromeó Ambrose. El alboroto de la multitud comenzó de nuevo una vez que las palabras salieron de los labios de Ambrose. Cada uno de los participantes en la prueba se llenó de una envidia insaciable.

“E