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Sill se encontraba semidesnudo, sentado en su cama y recordando las secuelas de lo acontecido. Le preocupaba el tema de las cámaras del matadero, pues aunque pudo cubrir las del interior, no había podido hacer lo mismo con las exteriores.
Contaba con la capacidad anormal de buscarle una respuesta a cualquier clase de situación compleja. Esa brillantez quizá era un don con el que había nacido, pues a pesar de actuar como un psicópata, todavía poseía la habilidad de tomar decisiones pensando en las consecuencias de las mismas.
Después de dejar en su casa las bolsas con la carne, condujo nuevamente al matader