El pasado…Los días normales son los más peligrosos, esos en los que todo está tranquilo, el sol brilla en el cielo, la suave brisa acaricia la piel y todo parece estar perfectamente bien.Son esos días en los que no se está preparado para que ocurra una tragedia, los que terminan marcando un antes y después en la vida. Esos días que se vuelven inolvidables y no precisamente por una celebración especial, sino porque son un tatuaje grabado a fuego en la memoria, el día en que todo cambio.Aidan lo sabe bien, por eso odia los días normales y recuerda, como si hubiera ocurrido ayer y no hace diez años, el día en que su mundo se vino abajo.Era un maldito día normal, él se despertó como todos los días en el mismo cuarto con sus hermanos, cada uno tenía el suyo, pero sus hermanos menores: Liam y Nessa, siempre insistían en dormir con él y se colaban en las noches a su habitación invadiendo su cama y, aunque él siempre refunfuñaba, la verdad era que a Aidan le encantaba que ellos hicieran e
No hubo nada que Aidan pudiera hacer, él no era rival ni para uno solo de ellos, mucho menos para cuatro. Se acorraló a sí mismo contra un gran tronco escondiendo a su hermanita en su espalda y rezando para que Liam ya hubiera encontrado a los adultos y la ayuda llegara rápido, antes de que los destrozaran. Uno de los hombres se convirtió a su forma humana y era un tipo grande de mediana edad, mayor que su padre, con una fea cicatriz en la cara y una sonrisa siniestra.—Cambien, quiero sus nombres. —ordenó con una voz gruesa y potente que hizo estremecer a los dos pequeños.Aidan negó con la cabeza, estaba muerto de miedo y en su forma humana sería aún más débil y vulnerable, no podía hacerlo, él debía proteger a la niña.—No me gusta repetir, cambien ahora o lo harán siendo cadáveres.Los lloriqueos de Nessa se convirtieron en gañidos de terror y luego en sollozos descontrolados cuando estuvo en su forma humana y Aidan no tuvo más remedio que cambiar también.—Sus nombres.—No le dir
El ruido molesto de pasos, voces y cosas moviéndose lo despertó. Aidan abrió los ojos con parsimonia mirando su entorno con cautela para saber dónde había amanecido esta vez. Reconoció las paredes, los muebles, el desorden. Bien, era su propio cuarto, así que el ruido se estaba produciendo en su apartamento y eso hizo un click en su cabeza, se suponía que él vivía solo ¿Quién diablos estaba en su casa?Se levantó rápidamente y comprendió su error cuando su cabeza punzó y un mareo lo atacó haciendo que todo girara a su alrededor. Debió beber realmente demasiado para tener resaca, a un cambiaforma como él no debería afectarle casi el alcohol. Se vistió con un pantalón de chándal y salió de su habitación con cautela, poco antes de llegar a la sala, reconoció las voces y maldijo mentalmente.—¡Aidan! —Una alta y delgada mujer se acercó a abrazarlo y él correspondió de inmediato—. Apestas, cariño.La mujer arrugó la nariz y lo miró con reproche al mismo tiempo que él rodaba los ojos.—Hola
«Luego de la tragedia, toda la aldea estaba de luto, habían muerto padres, esposos, hijos, hermanos y amigos. Todo había cambiado desde ese día, los adultos estaban en alerta, los niños no podían estar solos en ningún momento, un grupo de hombres siempre los llevaba y traía de clases, incluso empezaron a construir una nueva escuela en el borde de la aldea, no tan alejada como la anterior.Aunque el sol brillara en el cielo, los días eran sombríos para todos, especialmente para Aidan. Él sufría demasiado y se preguntaba por qué no había muerto, hubiera sido mejor para él. En uno de sus días malos se fue hacia el río, le tenía mucho miedo al bosque, cuando necesitaba estar solo prefería recorrer las bonitas praderas cercanas al río y distraerse un rato intentando pescar.Estaba distraído y no notó la presencia de su amiga acercándose, solo cuando la chica posó la mano en su hombro y el susto fue tal, que su reacción inmediata fue empujarla y lanzarse sobre ella, haciéndola caer en el pa
Siendo aún muy joven, Aidan se obligó a sí mismo a endurecerse, él no quería seguir siendo ese niño llorón que llegó a vivir con sus tíos. Tara era exageradamente cariñosa y comprensiva con él, jamás lo regañaba ni cuando se portaba mal, siempre venía, lo acariciaba, le peinaba el cabello con los dedos y le decía que todo iba a estar bien, que él era amado y que, aunque ella fuera una mujer, no iba a permitir que nada malo le sucediera jamás.Incluso bromeaba sobre patear traseros de hombres y su habilidad en artes marciales y así lo hacía sentir mejor.Cuánto hubiera querido Aidan escuchar esas palabras de su madre. Antes de que todo sucediera, Adara era buena con él, pero siempre le estaba diciendo que él tenía que darle buen ejemplo a sus hermanos, que tenía que cuidarlos y, como sus padres siempre estaba ocupado en mil cosas de la manada, él realmente no había sido mimado, al menos no de la forma en que lo hacía su tía. Tara lo conocía demasiado, una mirada y ella sabría si estaba
Aidan no reconoció a la persona que vino a recogerlos en la carretera, era un hombre un poco más bajo que él, de piel bronceada y músculos marcados con un rostro bastante atractivo de facciones gruesas y una sonrisa juguetona. Tan pronto como el hombre bajó de su carreta con un brinco casi acrobático, Aidan notó el asombro en su rostro mientras lo recorría de pies a cabeza una y otra vez como si no se pudiera creer que él estuviera ahí.—Vaya, la ciudad te sentó muy bien, Aidy, ¡mira lo grandote que estás!—¿Te conozco? —Aidan arrugo su frente confundido, no encontraba absolutamente nada familiar en ese chico frente a él y el apodo cariñoso le resultó muy incómodo.—Evidentemente no, que tristeza, pensé que te alegrarías mucho de verme, cuando tu padre me dijo que vendrías pedí ser yo quién te recogiera, aunque este no sea mi trabajo habitual, quería ser el primero en verte. Alguna vez fuimos los mejores amigos, me rompe el corazón que me hayas olvidado.El joven hombre hizo un gesto
Brianna había escuchado a escondidas, con su hermana Moira, a sus padres y otros lobos de la manada hablando de eso, cuando su padre atendía heridos de la batalla y ellos relataban lo difícil que había sido combatir a esos lobos tan poderosos y agresivos, eran enormes y sumamente fuertes. Incluso para los adultos había sido una lucha salvaje, algunos murieron y muchos quedaron heridos y, sin embargo, ese chico había logrado matar a uno de los más grandes él solo.Todos estaban admirados y decían que, cuando creciera, Aidan sería el hombre más poderoso que había tenido esa aldea, hablaban con orgullo de su futuro líder y por eso Brianna nunca entendió por qué, después de su partida, ya nadie lo mencionaba, como si lo hubieran borrado de la historia de la aldea, no se hablaba jamás de ese día ni de Aidan, incluso si cada año hacían una celebración para conmemorar a las víctimas, nadie mencionaba a su amigo y eso le dolía mucho.Su madre, Deidre, le dijo un día que Aidan se había marchad
—¿De qué hablas?—Ya deja de fingir, siempre he sabido que estás loca por Aidan, tú y Caitlin no son muy discretas que digamos, he tenido que hacer muchas cosas para que papá no se enterara de tu enamoramiento.—Moira… Yo… Yo no… —tartamudeó la rubia muy sorprendida por la revelación.—Déjalo, él vuelve hoy, sé que ha sido una larga espera y que te estás muriendo de nervios, pero debes recomponerte o todos lo van a notar, estás temblando.—Gracias, Moira. Te amo.—Yo más, eres mi pequeña hermanita. —La mujer embarazada la abrazó lo más fuerte que pudo, sabía que era un día especial para su hermana.—Soy más alta que tú.—Un par de milímetros no cuentan.—Amo tu olor a leche, me produce tanta paz.—Aprovéchalo, queda poco tiempo.—¿El bebé será un varoncito? Huele mucho a sándalo y anís, no es un olor muy común. Mmmh, es delicioso, me encanta.—Bri… ¿Estas oliendo algo?—Estoy pegada a tu barriga ¿cómo no voy a olerlo?—Bri —la mujer separó a Brianna lentamente de su cuerpo con los ojo