Marian salió apresurada de su casa, sentía que no alcanzaría a Abraham, ella llegó justo cuando él estaba a punto de abordar el avión.

—¡Abraham! —gritó fuertemente Marian, Abraham volteó y salió corriendo, luego ambos se besaron y abrazaron en el aeropuerto.

—¡Marian! Gracias por venir, nunca en mi vida busqué a ninguna mujer, pero no quiero perderte ¿regresarás conmigo? —preguntó el detective.

—Abraham, estoy aquí para irme contigo, has perdido tu vuelo.

—No he perdido nada, por el contrario, he ganado, no te preocupes compraremos otro pasaje.

Punto de vista de Marian

Abraham compró nuestros boletos y en el siguiente avión partimos juntos a nuestra casa, no podía guardarle rencor al hombre que me causaba tanta alegría, ambos subimos agarrados de la mano al avión, yo estaba cerca de la ventana y podía apreciar las nubes, me sentía muy feliz y también podía sentir que Abraham sentía lo mismo, no hubo mucha explicación sobre su repentino cambio, pero yo, sin embargo, me conformaba con