“Guau, entonces ¿tengo espacio en tu estudio ahora?”, preguntó Scarlett, al ver un nuevo escritorio dentro de la oficina del apartamento de lujo de Kaleb.

Ella sonrió, pensando cómo podría acostumbrarse a ser la Señora Wright. Después de los exámenes del colegio de abogados, ya podía ver cómo ambos terminarían teniendo horas de trabajo nocturnas en la oficina; Kaleb con su trabajo habitual y ella con casos de clientes.

“Sí, será más fácil y más propicio para tus estudios”, respondió Kaleb, entrando y acercando a Scarlett de la mano. Al señalar el sofá, agregó: “También he cambiado el sofá a una cama convertible”.

“En caso de que quiera descansar”, completó Scarlett por él.

“No, gatita. En caso de que queramos coger… ¡Ah!”. Un fuerte golpe llegó contra su brazo.

“¡No puedo creerte! Pensé que prometiste darme el tiempo que necesito. Así es como hiciste que aceptara mudarme”, se quejó Scarlett mientras miraba con los ojos entrecerrados al hombre.

Una risa salió de sus labios. Le rec