Caminaba por la carretera, una línea que se perdía en el aire, mientras el cielo nocturno envolvía su soledad. Se sentía igual que cada estrella incontable, igual que sus pasos pausados, igual que sus lágrimas al viento. Katherina estaba sola, perdida en el caos de su alma, sus pensamientos y sus errores a lo largo del tiempo. Simplemente, caminaba sin rumbo, más aún después de la pelea con el hombre que perdió debido a su propio orgullo.

El recuerdo del día anterior le dolía, las palabras ásperas, las lágrimas a punto de brotar. Había herido a Min, se había herido a sí misma, había herido todo lo que importaba. Cada fibra, cada detalle, todo estaba destrozado. Se sentía como una niña sin abrigo, como un ser sin abrazo, como un corazón sin fuego.

Había perdido todo, y se lo merecía. No debería haber desencadenado el aquella mala palabra, no debería haber llegado a eso. Todo el mundo se lo advirtió: su familia, su propio corazón, pero no escuchó, no quiso hacerlo, todo por culpa del