Capítulo cuarenta y siete: Revelaciones.
El cuarto era bastante cómodo, para estar dentro de la base de Sanber, ya que estaba amueblado, con sillones alcochonados y una mesa de centro, además estaba alejada de la sala principal, donde los otros huespedes solían convivir y por lo general eran algo escandalosos.

—Mañana será un día pesado—dijo Krinyar al tiempo que se acomodaba en uno de los sillones estirando su cuerpo.

—Ni que lo digas, aunque con lo mostrado, creo que no seré de mucha utilidad—dijo Hectar quien estuvo ausente de los eventos anteriores, viendo en silencio.

—¿Qué estas diciendo?—dijo Krinyar al tiempo que se incorporaba—, si no fuera por ti nunca hubiera alcanzado lo que he hecho.

—Es enserio eso, ¿usted como supo sobre la adición?—preguntó Evangeline bastante intrigada.

—He no, simplemente fue una coincidencia.

—Podría contarnos—dijo Evangeline.

—Bueno. Los tiempos de Bartolomé Tercero eran problemáticos, en especial para nosotros. El desempleo era algo habitual y, los trabajos fijos no eran muy bien remuner
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