Me llevo las manos a la cabeza y le miro con rencor por lo que ha hecho.
—¡Sabías que estabas embarazada y no me lo dijiste!— grito perdiendo el control pero al verla llorar y quejarse rápidamente apago la ducha y corro fuera de la ducha para tomar una toalla —maldita sea Lean— no puedo evitar gritar furioso. La envuelvo en la toalla blanca y la tomo en brazos, una vez en la cama me pongo algo de ropa lo más rápido que puedo y a ella le coloco una de mis camisas, abrocho los botones rápidamente y dejo la toalla puesta.
—¿Qué haces Kahin? Me duele— la veo retorcerse en la cama —Kahin… mi bebé…— me pongo a cada segundo más nervioso pero no puedo dejar de buscar para encontrar lo que necesito.
—Ya voy, resiste, estoy buscando una maldita hoja de confidencialidad, no podemos ir a una clínica así nada más—
Todos actuamos de manera protectora cuando la persona que amamos es lastimada. La mayoría pasa de su dolor y hace más llevadero el del otro... nos hacemos fuertes por el bienestar de la persona que amamos y yo en esta última semana lo experimenté.Mi dulce infierno se ha apagado aunque no lo diga, algo en ella cambió y tengo un miedo irracional por la posibilidad de que no pueda recuperarla completamente. Ella me dice estar bien, pero sinceramente yo no estoy bien por lo que pasó y ella debe estar peor.Mi familia está feliz por mi decisión de quedarme, no fui cuestionado del porque mi cambio de opinión, y no es que quisiera que me cuestionaran, pero es que lo hacen todo jodidamente más difícil para mí.Una semana atrás me presenté en la mansión y frente a todos dije estás palabras: “No puedo irme, si me voy a Italia los extrañaré a
Limpiando la sangre de mi labio me levanto y cuando menos acuerdo papá está sosteniendo el brazo del tío Loan para que no vuelva a golpearme.—Toca a mi hijo nuevamente y no respondo— amenaza papá mirándolo a los ojos.—No me toques— lo empuja el tío con fuerza —¿Él sí pudo tocar y lastimar a mi hija?— me mira con un odio profundo —se supone que tú cuidabas de ella, no que hicieras con ella lo que haces con las demás, ¡Embarazaste a mi hija!— sus palabras me hieren, miro a Lean y ella baja la mirada.—No estamos haciendo nada malo, yo estoy dispuesto a todo por ella... yo...—Papá no— grita Lean cundo el tío empuja más a mi padre y me tira otro golpe que acierta en mi abdomen —no le hagas daño, lo prometiste— pasando el terrible dolor la miro desconcertado, ella me dijo
Despierto en medio de un suspiro, su delicado y desnudo cuerpo frío contra el mío me eleva la temperatura. Es un privilegio amanecer con una mujer tan sensual, nunca lo había tenido claro hasta ahora.Recorro su cuerpo con la mirada y no pierdo ni un solo detalle. Lunares esparcidos por sus pechos, sus pezones rosados y erectos por el frío del aire acondicionado que está a gran temperatura. Su vientre plano con algunas marcas hechas por mí, su sexo libre de vellos y ese tatuaje en su cadera derecha me mata. Sus largas piernas y hermosos pies, ¿por qué diablos tiene que ser tan perfecta? ¿La vida me está recompensando por todo lo que he pasado? ¿O solo es un capricho más del destino? no sé cuál sea la respuesta, lo único que sé es que soy afortunado de tenerla.Con una erección matutina y una excitación desorbitante, sonrío al saber lo que
Oriel mira la escalera debatiendo entre si subir o llegar tarde. Cuando finalmente se decide y pone un pie en el primer escalón Marilí y Nasya bajan corriendo.—¿Por qué no fuiste a llamarnos?— le reclama Marilí enojada, Oriel le miro incrédulo.—La otra vez me pegaste en la cabeza por apresurarte— Marilí rueda los ojos y Oriel me mira a mí, me encojo de hombros.—¿Bienvenido? ¿Sigues sin extrañar tu vida como hijo único?— ahora es él quien se encoje de hombros.—Para ser sinceros no— me pasa por el lado riendo —Marilí y Nasya, conmigo.—He macho... soy yo quien da las órdenes— le sigo —Nasya y Marilí con Oriel, Fran y Lean, conmigo— las chicas ruedan todas los ojos —¿Qué? soy yo el que da las órdenes, son días mayor que é
—Lean, no tiene nada de malo— intento no subir el tono de mi voz aunque lo que deseo ahora mismo es gritar para que mis palabras se guarden en su obstinada cabeza —podemos vivir juntos. Yo trabajo y puedo darte lo que tú necesitas— ella me mira por unos segundos y desvía la mirada. Últimamente discutimos mucho por el mismo tema.—Somos muy jóvenes Kahin, estudiamos y no debemos vivir juntos— maldigo a voz en grito.—Nuestras madres tenían solo diecinueve años cundo decidieron tener una vida con nuestros padres, ¿Por qué crees que nosotros somos distintos?—Ellos tenían más de treinta Kahin. No quiero que te arrepientas después— frunzo el cejo ofendido.—¿Me estás diciendo que no confías en él amor que siento por ti? ¿Que no estás segura de que pueda con esto? cuando yo te digo que lo quiero todo contigo es porque así lo creo Lean.—Ya basta— grita —no estamos listos para vivir juntos. Ya suficiente con todo lo que se dice de nosotros
Lean entra vuelta una furia y yo la abrazo para que no se le vaya al cuello a Manedick. No me gusta que mi chica sea de esas mujeres descontroladas.—¿Te das cuenta de la estupidez que has hecho?— Manedick endurece el gesto —¿Qué clase de mujer que se respeta dice algo así? y si es cierto lo que dices. ¿Qué coño te hizo pensar que esa es la manera de hacer que un hombre te preste atención? eres peor zorra de lo que creí. ¿Quién coño hace eso?—No es tu problema— grita Manedick —no te metas.—Claro que me meto, es mi novio y tú no haces más que hacerlo sufrir desde que lo conociste. ¿Cuánto tiempo has estado aquí? ¿Cuántas oportunidades tuviste de decirle la verdad?—Nena, cálmate por favor— le susurro al oído, tampoco me voy a molestar con ella y a avergonzarla cuando ella solamente me está defendiendo y está sintiendo dolor. La conozco y esto le ha recordado lo que pasó meses atrás.—¡Lo sé!— dice Manedick desesperada —pero lo hice por su bien, l
El tránsito está despejado por lo que puedo acelerar cuánto me plazca. No puedo evitar pedirle a Dios que mi dulce infierno esté en Antón porque de no ser así me volveré loco.—No responde, no puedo creer esto de Lean— gruñe Fran.—Deberíamos parar en el supermercado— la miro, intenta llamar a Lean sin descanso ni éxito, no responde el móvil.—Bien, paremos. Tengo demasiada sed— me desvío al estacionamiento del supermercado y aparco el coche.—Necesito hacer algo por Lean— caminamos al interior del lugar, lo bueno de tener supermercados las 24 hrs —nunca he sido romántico— me encojo de hombros cuando ella me mira —¿Le gustará que ponga pétalos de rosas en la cascada? justo en el lugar que la hice mía, o quizás pueda llevarle flores y chocolates— Fran sonríe.—Claro que le va a gustar, vamos, yo te ayudo a escoger las cosas— tira de mi mano y me lleva primero a dónde están las rosas, después a dónde hay fresas, luego dónde hay chocola
—Puedes hacerlo— trata de animarme —lo harás bien— la miro fijamente y proceso todo.—¿Qué tal si lo hago mal? ¿Qué tal si pierdo el control?— paso la mano por mi cabello —dulce, solo de pensar en esa mujer siento mucha ira— ella sonríe y acaricia mi mejilla.—Ha pasado una semana, una semana donde no la has dejado ver a la niña— frunzo el cejo.—Se lo merece, tú sabes más que nadie todo lo que pasé para poder reconocer a la niña por ser extranjera. Mi hija es Norte Americana por esa bruja.—Y tú eres Italiano— sonríe más.—Los italianos somos perfectos— me encojo de hombros —y antes de que digas algo tengo orígenes británicos, no Norte Americanos— Lean suspira y deposita un beso en mi barbilla.—Lo harás bien, la bebé tiene tu apellido y eres su padre, ahora legalmente también— muerde su labio inferior y me mira a los ojos —cuando estés solo con ella por favor, aléjate dos metros, ¿de acuerdo?— poso mis manos en sus caderas y la pego más a mí