Arlet
Para cuando mi cabeza registró lo que estaba pasando Matheus ya estaba sobre Ezra, tomándolo por el cuello. Di un paso hacia atrás completamente paralizada mientras veía todo pasar en cámara lenta. Tara gritaba pidiendo que los separasen mientras las personas se agolpaban a nuestro alrededor para ver que era lo que estaba sucediendo. Entonces Ezra logró liberarse del agarre y estrelló su puño contra la mandíbula de Matheus.
—¡Matheus para! —finalmente grité tomándolo por el brazo y tirando de él. Pero esté me repelió con una fuerza descomunal y terminé contra un grupo de chicas me estaban haciendo un video.
Las personas a nuestro alrededor solo se limitan a mirar o grabar para inmortalizar el momen
Arlet—Te invitaría a entrar —le dije encogiendome de hombros —. Pero ni siquiera es mi casa y no quiero incomodar a Tara. Lo siento mucho.Ezra me respondió con una sonrisa encantadora y se sentó a mi lado en los escalones del departamento de Tara. Estaba segura de que había estado en los lugares más exclusivos del mundo y me avergonzaba quedarme en el porche de una casa que no era mía, sin embargo no estaba preparada para aceptar su invitación a cenar.—No tienes porqué disculparte, esto es diferente. Supongo que es eso lo que más me atrae de ti. No puedo descifrar que estas pensando —Preston nos lanzó una mirada cómplice desde el auto que estaba aparcado justo frente a nosotros —Por otro l
ArletCuando llegamos a la casa de Ben vemos unas chicas ligeras de ropa en el jardín. Al verlas con esos minúsculos pantaloncitos y esos pequeños tops observe mi atuendo y el de mis amigas pensando en lo fuera de lugar que estábamos allí. «No entiendo por qué decidimos venir». Pensé mientras intentaba calmarme.Ya estaba allí por lo que decidí tragarme la ansiedad y entrar a la casa. Escaneé la casa buscando algún rostro familiar, pero solo vi a Astor, que estaba prácticamente devorando a una chica que llevaba puesto un vestido que apenas le tapaba los muslos. Sofía contempló la escena horrorizada y yo rogué que Alex no estuviese en una situación similar. Caminamos un poco más hasta que llega
ArletEn cuanto vi arrancar el auto de Tara lancé al suelo el teléfono y comencé a dar puntapiés a los neumáticos del coche que estaba allí estacionado. Observé el móvil destrozado. Yo me sentía arruinado de la misma forma. Todo se había ido al carajo en tan poco tiempo que ni siquiera me di cuenta de cuán roto me encontraba. Me odiaba profundamente, me odiaba por perderla, me odiaba por intentar controlarla y me odiaba por haberle hecho daño. La quería como nunca antes y estaba muy seguro de que ella me quería también. Entonces no entendía cómo las cosas se habían complicado tanto, como no vi que estaba cometiendo una idiotez tras otra.Un gruñido profundo y bestial salió de mi boca cuando me desplome sobre el piso frío agotado.
25 de agosto del 2010—¿Tienes cosquillas? —le pregunté a Beth mientras dejaba resbalar mi lengua por su cuello.—Sí, pero por favor no… —hizo un ruido extraño y apreté mi erección contra ella.Había esperado toda la semana este día. El reverendo estaba de viaje con su esposa y el hermano pequeño de Beth, por lo que teníamos la casa para nosotros solos durante toda la noche.—No te preocupes —la besé nuevamente en los labios —¿Estás segura de que no vendrá nadie no?
Arlet—¿Mi abuela te tiene en el marcado rápido? —Me sonrió con su perfecta y cálida sonrisa de niño travieso que tanto me había gustado.—Algo así —se sentó a mi lado y me dio un tierno abrazo al que le correspondí.Era extraño. Él era probablemente la persona que más me había lastimado durante mi adolescencia y ahora se sentía extrañamente reconfortante que estuviese allí conmigo.Noha y yo fuimos el cliché más viejo del mundo. Él era el chico malo que dejaba a todas dando suspiros por los pasillos con su actitud rebelde e increíble atracti
ArletNo podía creer que estaba haciendo eso. Creí que sería menos doloroso y por un momento me sentí lo suficientemente fuerte para ir a recoger el resto de mis cosas sola, pero en cuanto me encontré allí entre tantos recuerdos vi que no era así. Entré directamente a mi vieja habitación y saqué un par de maletas del armario. Era extraño pensar que mi vida completa podía entrar cómodamente en dos maletas y una caja.«Es el fin de una era». Me lo había repetido cientos de veces. Como miles de veces me pregunté si podría irme lejos de él o si podría convivir con alguien que no fuese Matheus. Cuando nos mudamos a una residencia universitaria sabía que el cambio sería horrible, pero podría soportarlo porque estaba con él. Ahora me
ArletMe desabrochó los vaqueros y comenzó a bajarlos. Yo también deseaba que me los quitara tanto como lo necesitaba él. Me besó con rudeza jalandome del pelo y me cogió entre sus brazos para llevarme hasta la cama donde me dejó con delicadeza. Matt me observó con la mirada oscura logrando que mi pulso se acelerara y la sangre se agitara en mis venas.La luz del sol aún entraba por las ventanas y me dejaba ver el apetito en su mirada, el deseo incontrolable que su cuerpo emanaba y me arrastraba contra toda razón.Parpadeé y dejé que me quitase la blusa muy despacio. Tiró la tela sedosa al piso y me desabrochó el sujetador con mano
ArletAl día siguiente me desperté cuando Matheus se removió a mi lado. Debí apañármelas para desenredar nuestras piernas sin despertarlo y quitar su cuerpo de encima del mío. Aún era de madrugada y me sentía terrible por lo que había ocurrido. Me asustaba dejarlo solo y no podía ignorar el sentimiento de culpa que revoloteaba en mi pecho. No podía estar cerca de él sin sentir deseos de tocarlo, de besarlo, de sentirlo. Su respiración era acompasada, su rostro se veía tranquilo y hermoso. Cogí mi ropa y las maletas en la oscuridad para salir de la h