Escapar

No podía darse el lujo de ir sola a casa porque su mente no estaba tranquila. ¿Qué pasaría si las cosas no salieran según lo planeado y ella quedara expuesta como la responsable de su secuestro?

—Esperemos la foto. Esos hombres son realmente buenos en su trabajo, confía en mí —dijo Edith, tratando de calmar a su hija.

—Estoy tan inquieta —dijo Camila, respirando hondo.

Unos segundos después, recibió un mensaje en su teléfono y vio una foto de Paola, cansada, sentada en una silla.

—¡Mamá, mamá! —exclamó, mostrándole rápidamente la foto a Edith.

Cuando Edith la vio, sonrió y dijo: —¿No te lo dije?

—¡Vaya! ¿Ya puedo enviarles el dinero ahora? —preguntó Camila.

—No envíes dinero de tu cuenta a la cuenta de un secuestrador. Cuando los atrapen, la policía podrá vincularte con ellos. Se lo enviaremos en efectivo —respondió Edith.

—Ir a su almacén será tan aterrador, mamá. No puedo ir —dijo Camila, con una expresión de miedo.

—¿Quién dice que lo harás? Llama a Mike y dile que lo haga por ti —
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