Sean todavía estaba arrodillado en el suelo llorando extremadamente miserable.

Sebastian y Vireo se miraron el uno al otro. "Sebastian, te he reconocido como mi hermano, pero no quiero reconocerlo a él como mi padre".

"Entiendo". Sebastian no forzó a Vireo.

Vireo no era el único que odiaba a su padre. Sebastian también odiaba a su padre. Era solo que en comparación con Vireo, Sebastian la había tenido un poco mejor. Por lo menos, sabía que tenía un padre desde la infancia, y su padre nunca había dejado de brindarle apoyo financiero. En ese momento, su padre ya tenía más de setenta años. El anciano ya estaba en sus últimos años. Además, en el estado en que se encontraba, ya se consideraba que había recibido algunos castigos. En cualquier caso, ya era muy mayor y era su padre biológico por lo que Sebastian ya no deseaba pelear con Sean. "Vireo, anda y lleva a tu madre montaña abajo. Nos encontraremos de nuevo después de que haya dejado que papá se calme".

Vireo asintió. "Lo siento