2: Misión esencia de vampiro

—Es hora de ir a la escuela —exclamo, levantándome llena de energía.

Llego a mi escuela, que es para "normales". Tengo que admitir que en todas partes encontraré seres del mundo que los humanos no conocen que existen. Camino entre los estudiantes con agilidad; tantos olores juntos hacen que no use tanto mi sentido del olfato. Pero puedo lograr distinguir la presencia de una joven particular y familiar.

—¡Iris! —escucho que me llaman, haciendo que mire hacia la procedencia de mi llamado. —¡Iris! —grita la pelirroja, pero la ignoro para seguir con mi misión esencial en el día de hoy.

—¿Qué quieres, Carly? —cuestiono deteniéndome, haciendo que chocara conmigo y le sacara un gruñido.

—A mí no me gruñas, Iris —regaña señalándome molesta, haciendo que yo baje su dedo inquisidor.

—¿Qué tienes en mente hacer hoy? Veo en tus ojos que tienes un objetivo peculiar.

—Y yo pensé que no usarías tus cosas —le contesto, haciendo que frunza su ceño. —Bueno... —carraspeo un poco para que mis traficantes de olores no me escucharan. —Tengo que hablar con el grupo —muevo mi cabeza varias veces hacia el grupo de vampiros que estaba cerca.

—¡¿Estás loca?! —grita Carly, haciéndome pellizcarla rápido para que se callara. —Ay, dolió —me mira triste, haciendo un puchero—. ¿Cómo vas a ir donde el grupo más deseado de la escuela? —pregunta, provocando una risita de burla por cómo mi amiga describe al grupo de vampiros.

—Ni que fueran los más deseados, no son la gran cosa —le contesto, aunque ese comentario iba más para ellos, ya que sabía que estaban escuchando.

—Estás loca —susurra, me armo de valor y sigo mi camino hacia el grupo de vampiros. Siento cómo Carly me sigue, pero al llegar al punto de pasar la línea imaginaria de su territorio, mi amiga me detiene.

—No, no, no y no, me largo. Hay una energía fuerte, siento que me derretiré.

—Espera, te necesito, no puedes dejarme sola en esto —la detengo, pero trata de zafarse, haciendo que la agarre más fuerte—. Es que... me gusta él... —sentí cómo quería vomitar—. Uno de ellos —trago y la miré, ganándome una cara de boba por su parte.

—¿A ti? —cuestiona sin creerme, ella me conoce muy bien, pero de todos modos asiento—. A mí también me gusta uno... o tal vez todos —comenta coqueta, eso lo sabía, está en su naturaleza que le gusten los vampiros—. ¡Pero de todos modos! Es muy peligroso, además, a todas nos gusta uno de ellos. Solo... vamos a observarlos como hace todo el mundo —trata de escapar, pero no suelto mi agarre, haciendo que refunfuñara.

—No somos como todo el mundo, Carly —comento con orgullo. —Yo soy Iris González y tú Carly Rodríguez —todos los presentes en el pasillo me miran. —No eres ella —señalo a una de las chicas que están en el pasillo. —Ni ella —señalo a otra. —Y mucho menos esa —señalo a la que se mete con todos en la escuela. —¡Podemos hacer un cambio en esta vida normal de estudiantes! —algunos estudiantes asienten mientras hablo. —¡Y ya es hora de que lo hagamos, o si no estaremos en un mundo que no deseamos estar! —empiezo a hablar la verdad llena de sentimientos. —¡Así que luchemos por la vida que queremos!

Escucho cómo algunos aplauden asintiendo, apoyándome por completo. Noto que hay algunos maestros afuera asintiendo y mi maestra de hogar... súper orgullosa de su mejor estudiante. Trago recuperando mi compostura y miro a Carly, que solo está hecha un tomate mirando al suelo.

—Qué bueno es ver a la presidenta estudiantil hablando así —comentan los chicos mientras se dispersan por la escuela.

—Tengo que admitir que tiene una gran líder en su salón, la maestra Caraballo —argumenta el maestro enemigo de mi clase.

—Si la rechazan, serán vistos como mal educados —comentan las chicas.

Sonrío feliz al ver que mi gran discurso haya tenido este efecto. Miro a los vampiros que están actuando como si nada, haciendo que mi cara se ponga seria. Se supone que debieron escuchar eso y cooperar conmigo, porque si no, serán mal vistos en la escuela.

—Vamos, Carly —exclamo, estirando mi mano, pero no encuentro a mi mejor amiga. —No puede ser... —miro a mi lado para notar que estoy sola. —Me dejó sola —bajo mi cabeza triste. —Ay, qué bruja.

Encaro al grupo de vampiros y paso la línea imaginaria. Trago nerviosa y me acerco a ellos lentamente. Siento como si yo fuera un ratón y ellos fueran una banda de gatos que pueden comerme en cualquier momento. "Bien... tranquila, Iris. Solo son como cinco vampiros o más, tú puedes." Me digo a mí misma. Siento como se ponen alerta al sentirme acercar.

—Buenos días —saludo con voz temblorosa, pero carraspeo al ver lo tonta que me veo. Ninguno me contesta y solo recibo miradas serias de su parte.

—¿Qué quieres, licántropo? —pregunta uno de los vampiros con actitud, haciendo que lo mire seria.

—Tal vez quieras darnos un gran discurso como hace unos minutos —contesta otro vampiro riendo, haciendo que los otros también rían.

—Yo... —me miran como si fuera insignificante, así que decido callarme para no confrontarlos frente a la escuela. —Quiero su esencia, o, mejor dicho, una gota de su veneno. —escupo, sintiendo el enojo crecer.

Ellos me miran sorprendidos por mi solicitud. Percibo una presencia entre ellos, pero no me atrevo a mirar más detenidamente. Todos dirigen la mirada hacia lo que creo que es la líder; me observa con cierta curiosidad antes de apartar la vista.

—No podemos. Con solo una gota, puedes convertir a un humano en vampiro. Es peligroso. —me advierte la líder, visiblemente molesta.

—Solo... —susurro, cerrando los puños con fuerza. —No quiero ir a la m*****a escuela de lobos. Si no quieren que yo misma me convierta en una cazadora de vampiros y los persiga uno por uno, será mejor que me ayuden. —mi tono se carga de enojo.

Todos están alerta, preparados por si exploto en ese mismo lugar; parece que no conocen mi secreto. Escucho la risa de uno de ellos, lo que nos toma por sorpresa. Esa risa es la presencia que había sentido: un vampiro con ojos que parecen humanos, pero con algo que los hace inquietantes. Es tan... trago saliva y trato de ignorar lo guapo que es. Me sonríe, mostrando sus colmillos; si no fuera por su risa, lo tomaría como una advertencia. Salta del muro donde estaba apoyado y se acerca a mí. Mis piernas comienzan a temblar. ¿Por qué reacciono así? Se acerca a mi rostro, y percibo un olor único, ni asqueroso ni exquisito.

—Sígueme. —su voz suena melodiosa, y empieza a caminar sin esperar mi respuesta.

Miro a su grupo, sorprendida, pero me giro y lo sigo. Antes de perderlos de vista, les saco la lengua en señal de victoria. Recibo algunos gruñidos en respuesta, lo que me hace reír burlonamente. Sigo al vampiro de ojos grises, sintiendo cómo emana una energía especial, distinta a todo lo conocido. ¿Qué será?

Nos dirigimos hacia el estacionamiento, que por lo menos no es un bosque como suelen ser los escenarios en los libros de hombres lobo o vampiros. Todas las chicas me miran con odio, pero simplemente ruedo los ojos. "Es solo un chico", me repito mentalmente. Puedo notar como su corazón con rapidez, dejándome saber que es un mitad vampiro. Algo raro de por sí, aunque centrándome en el grupo del que proviene como dos más lo son.

Paramos en el estacionamiento y él se dirige hacia lo que supongo que es su auto. Lo abre y saca una camisa de... ¿un anime? Aguanto la risa por un momento al ver a un vampiro con una camisa de anime, aunque yo también soy fanática. Finalmente, no puedo contenerme y me rio a carcajadas, recibiendo una mirada seria a cambio.

—Lo siento, nunca imaginé que un vampiro viera anime, y menos del viejo. —me disculpo. Él sonríe levemente y se encoge de hombros, sin darle mucha importancia a mi reacción.

—Me gusta, es algo diferente a las cosas de vampiros, lobos y quién sabe qué más. —me informa mientras me da su camisa. —Quieres una esencia, con esto bastará. —tomo la camisa, sintiendo el olor a vampiro que emana de ella.

Nunca se me habría pasado por la cabeza... No habría pasado esto si hubiera pensado en robar algo de un vampiro que tenga su olor. Observo cómo el personaje de la camisa usa su poder de ojo en la imagen; si no me equivoco, es Kakashi del anime Naruto.

—Eres inteligente. —digo cortante, me giro ya que no me gusta admitir las cosas, y aguanto la camisa como si de verdad apestara. —Esto... soy más fan de Dragon Ball, pero Naruto también está en mi lista de favoritos. Gracias. —no sé qué me pasa para que le diga eso y hacer empatía con él.

Me giro y camino hacia la escuela. Escucho cómo el timbre suena, haciendo que todos los que estén afuera entren corriendo, incluyéndome. Entro a mi salón y me siento en el pupitre de siempre; mientras miro por la puerta, observo cómo el vampiro habla con unos estudiantes. ¿Qué es? Su energía logra intimidarme, cosa que no es muy fácil; con razón me comporté miedosa cuando hablé con los vampiros. Este me mira, haciendo que me congele, pero su sonrisa cálida hace que me sienta más cómoda.

—¡Iris! —escucho cómo todas las chicas envidiosas gritan cuando el vampiro se aleja.

—Ay, ¿qué? —me quejo. Todas me miran enojadas para luego seguir chismoseando entre ellas.

—¿Lograste tu misión de esencia de vampiro? —escucho la pregunta de Carly, que está detrás de mí sentada.

—¡Sí! —contesto emocionada, pero luego recuerdo que me abandonó en territorio de batalla. —¡Eres una bruja! —le grito, y ella empieza a pedirme perdón varias veces por dejarme sola.

Ya para mañana, sábado, estoy lista. Estoy segura de que saldré pronto de esa m*****a escuela de licántropos. Lo que me preocupa es que le debo algo al vampiro; puede usar este pretexto para que haga algo por él. Muevo mi cabeza alejando esos pensamientos y miro hacia adelante, atendiendo a lo que la maestra dice mientras entra al salón.

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