—No te puedes ir. —Me alzó la voz con seriedad y firmeza.—Perdóname, no sé qué sucedió, quizás alguien me dio alguna droga y tome tu dinero, pero te juro que no soy una ladrona.—Yo sé, que no robaste nada, eres un encargo, ese dinero fue lo que pagaron por ti, ¡estás secuestrada!—¡Qué!, no, no es cierto.—Si es cierto, estás secuestrada, pero no te voy a entregar, me quiero quedar contigo, si te portas bien, nada malo te sucederá, yo soy el patrón de este negocio.Quise volverme loca y discutir, pero hice mi mayor intento para controlar mi deseo de insultarlo, ese hombre era muy peligroso, así que decidí hacerle creer que estaba conforme con la opción que me había dado, él inmediatamente se acercó a mí, me miró con morbosidad e intento besarme, pero de repente cayó al piso y comenzó a convulsionar, parecía que estaba sufriendo un infarto, le di un golpe para cerciorarme de que no estaba fingiendo, sé que mi osadía me hubiese costado la vida, pero tenía que ser valiente e intentar e
Leer más