El alfa se encontraba frente aquella escultural Omega, con su pelo teñido de rosa que le quedaba muy bien, sus ojos eran expresivos y tiernos, una nariz fina y labios gruesos que se veían esponjosos, tanto que provocan besarlos, vestía una camisa blanca algo ancha y desabrochada los dos primeros botones que dejaba ver un poco de su hombro y sus clavículas, algo provocativa y sensual, su piel blanca se veía tan suave. Desprendía un olor a fresa y miel, tan dulce, se sentía delicioso, lo había cautivado desde el primer momento. Pudo percatarse que también se había sentido atraída por el y dejó escapar más de su aroma intencionalmente, su lobo se sentía eufórico, era tan sensual y su olor tan exquisito, que solo pensaba en poseerla, besarla, le pasaban tantas cosas por la cabeza, su imaginación se desató en un momento y a penas pudo controlar a su lobo, pero tenía que comportarse, no podía dejar ver que se había quedado hechizado por aquella Omega.Se presento, mant
Leer más