La nueva marca

Callan 

Un día y medio es lo que le tomo exactamente a Sylvia para despertar, yo me la pase a su lado de todos modos mi trabajo y todo lo que hago lo llevo de forma remota conmigo y creo que así será por lo que reste de mi vida. 

En ciertas ocasiones hemos tenido que separarnos por nuestras obligaciones, tanto Deo como yo lo sufrimos demasiado, al grado de no poder concentrarme al 100% en lo que tenía frente a mí, lo máximo que duramos aguantando esa tortura han sido tres semanas.  

Ahora el estudio que tenía Sylvia lo he convertido en mi santuario de arquitectura añadiendo una mesa para mis planos. Poco a poco los espacios que frecuentamos se han ido transformando para dar cavidad al otro. Una asimilación gradual que se va sintiendo cada vez más real. 

Para mi este tiempo que tuvimos antes de volvernos Alpha y Luna de Peakwood, ha sido de vital importancia, un periodo que se podría ver como de noviazgo.  

Ahora mismo estoy realizando la corrección de unos planos y me llega el aroma de flores de Sylvia, es peculiar como su estado de ánimo lo podía deducir basado en su aroma, ahora tengo esta sensación como de conocimiento tácito que me llega a la mente. 

Abre la puerta muy sigilosamente, pero ya no podrá sorprenderme, rodea con sus manos mi cintura y se abraza a mí. 

— ¿Cuánto tiempo dormí?, me siento súper descansada —extiendo un brazo y la atraigo frente a mí. 

— Unas 36 horas, ¿cómo te sientes?, ¿qué diferencias notas? — lo piensa y se recarga en mi mesa. 

— ¡Hmm! El orgasmo fue ¡wow! Lo tenemos que repetir, y no sé si la felicidad que siento es mía o tuya. Es como un sentimiento que reverbera en mi pecho, pero amplificado. 

— ¡Oh, ya lo creo! Justo estoy sintiendo como reconstruyes esa noche, Sylvia, ¡contrólate! — le digo algo sonrojado porque puedo verlo como recuerdos, pero sé que no son mis recuerdos, pues es desde su perspectiva.  

— ¡Uyy! Esto me gusta — declara emocionada, se oye su estómago, protestar por la falta de alimentos, la llevo a la cocina para calentarle algo de comer. 

Es casi como si no necesitáramos utilizar palabras, además del enlace mental que compartimos puedo percibir su sentir y si abro más mi mente sé que puedo entrar en su mente para husmear, cosa que estoy tratando de hacer mientras sirvo la comida, solo que Sylvia lo nota y me pone una barrera. 

— Alto, ¿qué pretendes?, acaso quieres conocer mis secretos — lo dice en tono juguetón. 

— No lo necesito, sé que de ser importante, tú misma me lo dirás — sé lo digo reuniendo toda mi determinación y confianza, a veces juego a ser maduro enfrente de esta hermosa mujer. 

— Esa seguridad te queda muy bien, es muy sexi — me guiña el ojo mientras toma sus cubiertos lista para comer. 

Sylvia 

Luego de comer dejo que Callan regrese a lo que hacía antes de ser interrumpido por mí y mi feroz hambre. Voy directo a tomar un baño y me siento como una niña con juguete nuevo, quiero ir a ver ese hermoso vehículo que mi futuro esposo me obsequio.  

El garaje se encuentra debajo de la casa, desde que bajo las escaleras mi corazón se acelera, mande a poner luces con sensores de movimiento, así que conforme desciendo se ilumina todo a mi paso y lo veo estacionado. Lo recorro caminando a su alrededor, mis ojos no pueden ni quieren despegarse de este objeto.  

Es una fascinación que siento por los autos, su estética, la potencia y velocidad que llegan a alcanzar, me gustaron en un principio porque me era muy difícil dejar salir a Aruna aquí en Nueva York, estos me permitían sentir esa velocidad y libertad que una carrera en tu forma de lobo te otorga. Y ahora con el significado que Callan le impregno a este carro que dijo fue diseñado exclusivamente para mí.  

Me tiene experimentando lo que es el amor, más allá del precio que me imagino que es de unos cuantos millones de dólares, sé que es complicado obtener uno de estos modelos, además del tiempo que se necesita para customizarlos. Esto solo me demuestra que Callan me procura en todos los sentidos y que soy importante para él. 

No suelo externarle lo mucho que me preocupo por mis pensamientos fatalistas, temo que un día no sea yo lo suficiente buena para él, no somos perfectos, eso lo sé, pero a veces me encuentro molesta por sentirme atada por la estúpida conexión, siento que corta de cierto modo nuestro libre albedrío. Claro que con el tiempo es imposible no desarrollar sentimientos por alguien como él. 

Tomo las llaves de la caja, que abro con solo poner mi dedo índice, noto que hasta las llaves tienen una luna, abro la puerta, entro y me siento, me es imposible no encontrar nuestros aromas en su interior, lo que me hace seguir con el tren de mis pensamientos. 

Viene a mí la imagen de ese joven, es tan alto que me he obligado a siempre usar zapatos con tacón para no verme tan pequeña a su lado, esos ojos color ámbar me roban la paz mental, cuando lo conocí no tenían ese tono, solo eran cafés claros, no podía creer que hubiera cambiado tanto.  

Aún conserva rasgos que denotan su juventud, sé que intenta verse mayor dejándose la barba y lo hace por mí, esos 11 años que le llevo me incomodaban, ahora me veo más como la bruja que está tratando de extraerle la jovialidad a su amante. 

Examino el interior del auto y solo me enamoro más de Callan, le prohibí que me hiciera regalos, me sentía apenada por todo lo que hizo por mí durante el tiempo que estuvimos separados, sabía que él fue capaz de resolverme un montón de situaciones, con su inteligencia y utilizando dinero. Así que le sugerí mejor seguir con sus inversiones, hasta le armé un portafolio para que aumentara sus de por sí ya buenas elecciones.  

Me confesó lo poderoso que era su cerebro, me molesto en un principio saber que yo fui objeto de manipulación por su parte. Pero viéndolo desde distintas perspectivas lo entendía, no sé si será síndrome de Estocolmo, pero estaba agradecida de que respetara mi decisión, errónea o no, él muy fácilmente me pudo tener idiotizada con él.  

Eligió el camino más difícil, que fue darme mi ansiada libertad, a pesar de lo que esto implicaba, se formuló un plan para cortejarme y estar presente a la distancia, yo lo tomé como la muestra de amor máxima que una persona te puede dar, ¿cómo no enamorarse? 

Su buen corazón y esa consciencia inquebrantable que tenía lo harían un muy buen Alfa para su manada. Para mí ya era una excelente persona, un buen compañero, pronto buen esposo.

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