Segundo Escalón

Drai estaba desesperado sin noticias de Alicia y su bebé, pronto se cumpliría el tiempo del embarazo, la chica tenía una grave anemia desde pequeña, esto la hacía más frágil y vulnerable a cualquier dolencia, así que no se le haría raro si la encontraban muerta junto con su hijo.

Tenía la esperanza que aún estuviesen con vida, donde fuera que se encontrara era consciente que Alicia sufría, que la retenían en contra de su voluntad, y la duda era ¿para qué?

No habían pedido rescate, por lo que le comentó Patty los señores Arwen creían que el verdadero objetivo era él, pero como se hallaba en Gorgona y sus padres en Francia, no podían alcanzarlo, por eso recurrieron al eslabón más débil.

Lo único bueno era que Rodríguez lo había dejado en paz, era como si hubiese perdido el interés en lastimarlo cuando se enteró de la posibilidad que tenía de quedarse de por vida en Gorgona, eso no quería decir que los otros Agentes evitaran molestarlo con la falta de alimento, trabajos físicos relacionados con la limpieza de las celdas y los baños, y los golpes que no faltaban en cualquier momento tomándolo desprevenido, y que varias veces lo dejaron inconsciente.

Una de las razones para que ese día se encontrara recostado en la dura tabla que llamaba cama, al menos el clima de la isla por las mañanas era cálido, el problema era el frío de la noche propio de la brisa marina, muchas veces prefirió envolverse con el colchón para mantener su temperatura estable, pero era un simple sofisma de distracción, porque nada calentaba esa m*****a celda.

La puerta se abrió dando paso a dos guardias que lo cogieron por los brazos de manera brusca para llevarlo a rastras a una sala donde lo esperaban Patricia y Stevenson.

—¡Por amor a Dios! ¿Qué te hicieron mi vida?

El escolta quiso apartar a la elegante chica que años atrás fue también su prisionera, pero el brazo de Stevenson le impidió tocarla.

—Mi esposa y yo necesitamos privacidad con el preso —extendió el pergamino con la autorización de Rodríguez, el Agente leyó abandonando de inmediato el recinto con la rabia de no poder humillar a la joven.

Una vez pudo trabajar con tranquilidad, Daniel se dedicó a curar las heridas y darle unas medicamentos para el dolor y los moretones, que previendo la condición en que lo encontrarían le había dicho a Patricia que empacara camufladas como maquillaje.

Un poco mejor les sonrió a sus amigos.

—Así que esposa —Pearson se sonrojo sacándole una sonrisa—, me alegro por ambos, nadie mejor para controlar a Patty que alguien tan paciente como tú.

Stevenson se sintió como si el hermano mayor de Pearson aprobara su unión, eso significaba mucho para él. Sin desviar su atención en la revisión médica que le realizaba a Bosé, mostró su inconformidad con lo que encontró.

—Te encuentras muy débil Drai, tu salud es muy mala, en especial tus pulmones…

—¿Estudias medicina? —Daniel asintió, tan pronto como fue trasladado de La Gorgona, pidió su baja, en su juventud había hecho un año y medio de la carrera, averiguó si podía reintegrarse y con una prueba de suficiencia le adecuaron su pensum, unas materias las veía y otras no por los conocimientos adquiridos en su trabajo en el Ejército, la ventajas de la nueva educación.  

—Drai las cosas no andan bien fuera de aquí, lo único bueno es que en el momento que Alicia dijo estar embarazada, el heredero de Nule no pudo intervenir más en las empresas Bosé —comentó Patricia para no aguantarse la discusión que se veía venir entre su esposo y su mejor amigo, Bosé odiaba ir al médico, vio la satisfacción en el rostro del platinado, sabía que pensaba en Leone, lo más seguro es que esa noticia ayudaría a sostener el orgullo de Leone, dándole la alegría de morir con las propiedades de su casta—. Lo mejor es que jamás pudo entrar a la mansión, sabes bien como nos hemos dedicado a que la seguridad de la casa sea alta, la malla eléctrica y el sensor de metales les dio una descarga que el tipo cuando regresó con el tinterillo que le acompañaba, parecía haber caminado kilómetros, despeinado y todo colorado.

—¿Lo han visto? ¿Sabe quién es? —la pregunta era sobre la identidad del heredero Nule.

Stevenson y Pearson se miraron entre sí, Drai sin necesidad de escuchar su nombre lo supo, muy a su pesar tenía aún la esperanza de que cumpliera la promesa que le hizo el día que lo capturaron de protegerlo y ayudarlo en todo, no que él fuese el culpable de la situación económica en la que se encontraban sus padres. Una promesa que lo mantuvo vivo el año en las celdas de la Fiscalía, y que le dio fortaleza hasta que Alicia apareció en su vida.

Limpió las indiscretas lágrimas que nublaron sus ojos grises, para con una triste sonrisa ver a la pareja.

—No me extraña, desde que lo conocí me ha defraudado —tragó en seco y retomó la máscara indolente que lució en Balzac hasta su penúltimo año escolar—. Necesito que encuentren a Bernard, no pienso estar más tiempo en este lugar... Alicia dará su vida por la de nuestro hijo, faltan días para el nacimiento de Lorien, si el heredero Nule quiere mi fortuna no se la dejaré tan fácil.

Patricia percibió como de un momento a otro el Drai Leone que conoció en el colegio reapareció, ese que le importaba poco lo que los demás pensaran siempre y cuando él pudiese estar bien, un chico arrogante, pero centrado en los objetivos académicos, que nunca defraudó a sus padres aunque en muchas ocasiones tuvo que enfrentarse a la humillación que Jilguero le hizo con las notas, así como soportar la estupidez de Gabriela Wilson.

Drai se despidió esperando por buenas noticias en su próxima visita. Escoltado por dos guardias, caminó por un corredor que no conocía, se dio cuenta que lo llevaban a otro lugar y podía estar más que seguro que no era para nada bueno.

Al ingresar un puñetazo se estampó de lleno en su rostro recién sanado, mandándolo de inmediato al suelo.

Las risas resonaron en el cuarto que a Drai se le hizo demasiado lleno por sus visitantes, quiso apoyarse en una de las camas que observó cuando entraron y levantarse, fue cuando una patada llegó a su estómago y otra más a su espalda.

El largo cabello platinado fue sujetado con fuerza mientras le propinaban un golpe en la mejilla, sintió el sabor de la sangre inundar su boca, la tragó porque no quería que vieran derrotado.

—Esto fue para ablandarte —dijo el hombre lamiendo su mejilla—. Ha llegado el plato principal.

El tono sugerente del agresor no le gustó para nada a Bosé, como pudo procuró reconocer las caras de quienes lo rodeaban, los pasos de un recién llegado avanzaron hasta él, Rodríguez le sonreía con soberbia.

—En unos meses estarás a mi merced por completo, hasta que llegue ese momento, estos caballeros disfrutaran de tu agujero.

Con la cabeza dio la señal para que los otros le desvistieran, el director del penal lo observó satisfecho de la humillación.

Drai cerró los ojos cuando su cuerpo recibió el frío de la desnudez, sin embargo, bastaron segundos para darse cuenta que él seguía con dos de las tres prendas que portaba, el olor a un almizcle similar al eucalipto llegó a su nariz, lo reconoció de inmediato.

No quiso abrir los ojos, escuchó los gritos de sus atacantes junto con el reclamo de Rodríguez a quienes él consideraba sus aliados, fue la primera vez que escuchó la voz del Mercenario que los cuidaba en los baños, el mismo que entró a su celda en Nochebuena.

El Director de Gorgona le insistía al hombre que no siguiera con lo que sea que estaba haciendo, podía sentir el miedo, y el dolor de quienes entre quejas rogaban porque los soltaran, minutos después la puerta se abrió permitiendo el ingreso de otros guardias que se llevaron a los heridos. Rodríguez explicó escuetamente el problema, la culpa era de quienes, por lo que pudo entender, eran reclusos igual que él.

Luego el silencio llenó el lugar, parecía que nadie notó su presencia, Drai permaneció inmóvil a la espera de que los Agentes lo llevasen a su celda, cuando mencionaron su nombre, él se encontró con cuatro hombres que le ganaban en tamaño y peso, el Mercenario que ya conocía se aproximó para extenderle la mano, la cual aceptó sin reparo.

—Kalule Semoi, creo que tenemos una conversación pendiente señor Bosé.

Drai asintió, su último año en Gorgona acababa de comenzar.

Lejos de allí, una pelirroja corría por el oscuro pasillo de las bodegas de la empresa Nule Corporation rumbo a donde, el médico que contrató desde hacía cuatro meses, mantenía el cuidado de Alicia Bosé.

Abrió la puerta encontrándose con la enfermera tomando los signos vitales de la mujer que hasta esa mañana parecía morir por los síntomas de la preclamsia que padecía, además, de que anemia se había acentuado, y no auguraba que pudiese sobrevivir el último mes de embarazo.

Tan pronto como la enfermera se marchó, los ojos de quienes fueron compañeras en Balzac School International se encontraron. La recién llegada habló de primeras.

—¿No estabas para morir esta mañana? ¿Qué diablos hiciste para recomponerte tan rápido?

—Definitivamente no importa si nadas en dinero, sigues siendo la misma rata de alcantarilla —respondió Alicia con las ínfulas de grandeza que su mal estado de salud no le habían restado en esos meses de sobrevivir secuestrada.

—Pero cuando te saquen a la porquería que llevas dentro, yo me quedaré con la fortuna y a ti te comerán los gusanos.

—¿Qué es lo que quieres Wilson? —la enfrentó Arwen levantándose de la cama sin dejar ver la molestia por el abultado vientre y la debilidad que su enfermedad le daba—. ¿Acaso tu marido ya se dio cuenta de la mentira que llevas en esa panza de trapo?

La cachetada que Gabriela propinó a la ojiverde resonó en la habitación, al regresarle la mirada, Alicia sonreía soberbia, había dado en el clavo, la chica no estaba embarazada.

—Ya veo, quieres a mi hijo para recuperar la relación con Olar, que Enrik por fin muestre algo de interés por ti, uno más allá del que parece obligado primero por el agradecimiento a tu familia, y segundo porque le has dado lo que él siempre deseo, una familia aparentemente funcional —el tono sardónico que empleaba la castaña enervaba a la pelirroja, era una versión femenina de Drai, sintió rabia porque ni siquiera ella logró esa empatía con Enrik en tantos años de relación, una que les permitía a Bosé y a Arwen ver con facilidad los sentimientos de su marido—. Te tengo una pregunta ¿Cómo vas a cubrir el rubio cabello y los ojos grises de mi bebé? El gen Bosé es tan fuerte que dudo que algo de mi apariencia se refleje en él.

—Te equivocas, cuando tu marido nos ceda la compañía y las mansiones, él se podrirá en Gorgona, tú y el engendro que llevas van a morir.

Wilson dio media vuelta y salió sin esperar el comentario que seguramente tendría Alicia para hacerle.

Regresó por el mismo corredor esperando recuperar la calma que esa arpía le quitaba, era tan parecida a Drai que por más que la humillaba y a sabiendas que pronto moriría, seguía con ese porte de reina sin importar lo que sucedía a su alrededor.

Un porte de grandeza que era consciente nunca tendrían ni ella ni Enrik así ostentaran toda la riqueza de los Nule, una que a Gabriela no le importaba, porque deseaba era tener lo que el Drai Bosé poseía, era mucho más que el dinero y la fama, era eso que ella intuyó el día que los encontró en la bodega donde atraparon a los secuaces de Terrera, aquello que Enrik reflejaba cuando abrazó a Bosé en la despedida del último grado de Balzac School.

Alexandra tenía razón, su matrimonio hacía mucho se había ido por el caño, Olar y ella seguían juntos por la apariencia, por la fortaleza que la imagen de familia perfecta les daba, pero los sentimientos que el ojiverde alguna vez le tuvo, habían desaparecido.

Se recompuso para ir a las oficinas, esa tarde quería pasarla con su unigénito, en unos días tendría al bebé en sus manos, y cuando obtuvieran los bienes de Bosé, ya sabría qué hacer para que Enrik no la abandonara, por ahora estaba tranquila, él no debía regresar del viaje de negocios sino hasta después del parto, una prioridad que debía planear de inmediato.

La figura oculta tras las cajas colocadas a un lado del pasillo, la observó irse como si lo ocurrido minutos atrás no hubiese pasado, dio media vuelta y caminó hacia la “alcoba” que tenía a Alicia Bosé, al ingresar la castaña se sorprendió de la visita.

Enrik Olar tuvo que cambiar la hora del vuelo cuando se dio cuenta en el aeropuerto que no tenía las carpetas de la información con la que negociaría la venta de sus productos en Italia, así como tampoco el presupuesto de la fábrica que pensaban colocar en el norte de Grecia. Regresó histérico a la oficina para pedirle a su secretaria que buscara lo que necesitaba, esa estúpida para lo único que servía era para la cama, cada vez los errores que cometía eran más notorios y la negligencia siempre la cubría Rafael o en su defecto, él mismo.

Lola se levantó insinuante de su escritorio para darle la bienvenida, Olar le dio la orden de conseguir lo que necesita y por ningún motivo informar de su presencia, cuando estuvo por entrar al despacho notó la figura de su esposa Gaby correr con dirección a los ascensores, la siguió con cuidado de que no lo viera. No perdió tiempo, llamó a seguridad para que le dijeran la ubicación de la pelirroja, agradeció la información solicitando discreción, y de igual manera, que a las cinco de la tarde, cuando terminara la jornada laboral, uno de ellos debía cerciorarse que la joven Lola Urriaga sacara todas sus pertenencias de la empresa, ya que estaba despedida.

Los guardias asintieron, sabían que debían hacer caso si no querían terminar igual que la mujer que se jactaba de ser la persona por quien Enrik Olar dejaría a Gabriela Wilson.

Para nadie era un secreto que Olar tenía demasiadas amantes, los trabajadores de la empresa se dieron cuenta de la falsa relación que llevaban cuando en una discusión Enrik acusó a su esposa de ser la causante de la muerte de su hijo Jonathan. Creyeron que las cosas cambiarían cuando se enteraron del nuevo embarazo de la señora Wilson, pero el trato frío que daba el dueño de la compañía a la mujer, demostraron que la criatura era más un desliz de una noche, que la evidencia del amor verdadero.

Y allí surgía la siguiente pregunta, si su relación era tan mala ¿Por qué volvió a dejarla embarazada?

Olar no era ajeno al juzgamiento de sus empleados, la relación con Gaby carecía de sentido desde la muerte de su primogénito, no lamentaba tener a Niesa, fue un rayo de esperanza cuando pensó que se hundía en la soledad y la falta de amor, más que era una copia exacta de él, su cabello azabache y los ojos verdes, así como la nariz y el color de la piel no le permitían negar que era cien por ciento suyo. No obstante, el actual embarazo de su esposa le ponía a dudar si el bebé por nacer realmente lo había concebido, ya que desde ese desliz ocasionado por el licor, tenía seguro que no se volvió a acostar con ella, sin embargo, no podía negarlo hasta que naciese e hiciera la prueba de paternidad, si el resultado era negativo, tendría la manera de acabar con esa farsa de años y quedar como mártir ante la sociedad que parecía vivir de lo que hacía desde que su padre atrapó a Terrera y él lo ayudó.

Llegó a la puerta de la bodega donde mantenían los productos con defectos pequeños que eran rechazados para la venta, pero que se vendían a muy buen precio en los Outlet, hacía unos días había estado allí revisando un envío, no se percató de nada anormal, empero, cuando vio a la enfermera salir, siguió hasta el fondo del lugar notando la falsa pared en dry wall que separaba una cuarta parte de la sala del resto del lugar, un espacio nada despreciable para ser sincero.

Con cuidado se aproximó a la puerta que la enfermera no alcanzó a ajustar para su fortuna, le tomó por sorpresa la presencia de Alicia Bosé embarazada, se suponía que la mujer estaba desaparecida, lo que incrementó la curiosidad por la charla que sostenía con la pelirroja.

En el momento que salió Gabriela, no dudo en ingresar a la alcoba adecuada con equipo médico, un baño y una cama de hospital. De inmediato dirigió su mirada al vientre que llevaba el hijo de su némesis escolar, daría su vida porque ese niño hubiese sido gestado de otra manera.

Levantó sus ojos para preguntar a Alicia lo que a su parecer dejaría a Drai a su merced.

—¿Quieres que sobreviva tu hijo?

—Dime lo que propones, y espero que esta vez sí cumplas tu promesa.

—Bosé fue el culpable de que rompiera la que le hice, pero ten por seguro que si tú no me fallas, ese niño estará protegido —respondió Enrik a Arwen.

—Te escuchó Olar.

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