Capítulo 8: Seremos su Escudo

Estoy caminando fuera del cementerio, intentando digerir todo lo poco que sé de la chica fantasma. Se llama Alinor, un licántropo poseído por un fantasma la mató y posiblemente fue planeado. Es algo imposible de creer, se supone que nos pueden poseer por la línea prohibida. No obstante, uno pudo hacerlo antes y sabía que matando a Alinor podría hacer que todos lo lograran. Solo son especulaciones de un alfa desesperado o perdido en sus labios. Bellicienta (todavía me es imposible llamarla por Alinor) está gravitando a mi lado. Me he dado cuenta que cuando está nerviosa juega con su cabello blanco y gravita alrededor de mi cuerpo. 

—Me llamo Alinor, no me suena nada y ni siquiera siento un dolor agonizante al mencionarlo. —Desde que dejamos la casa de la médium Imogen, no ha parado de parlotear.

—¿Te da un dolor agonizante? —interrogé preocupado.

Es mitad fantasma y humana, no me es difícil creer que sienta dolores. Se detiene al frente mío y con esos ojos hermosos me observa.

—Aunque sea loco y difícil de creer, sí. Desde que crucé esa neblina y tuve cuerpo siento cosas que no debería.

Levanto la mano e intento tocarla. Es en vano, la traspasé y se siente una corriente helada.

—¡Mierda no hagas eso! —flotó de arriba abajo—. Se siente escalofriante. 

—A mi me dio un frío peludo —le hago saber y frunció su ceño.

Es medianoche y veo que se acercan los chicos de la manada del sur. Alinor gravita detrás de mi cuerpo y los mira a cada uno.

—Llegó el cuarteto, ¿qué canción tocarán para mí? —Alinor dijo con su voz divertida.

—No seas tan payasa, puedo sellar tu alma —dijo el rubio de ojos azules y le dio una mirada amenazadora.

—Mira rubio  —alzó una ceja desafiante el tipo, al escuchar mi sobrenombre—, disculpa no recuerdo los nombres, solo el de Meir. En fin, esto va para los cuatro, nadie sellará y  amenazará a Bellicienta en mi presencia. Ella será parte de nuestro equipo. 

—Si vamos a ser un equipo, exijo que nos conozcamos por nuestro nombres. Soy Takeo, no rubio.

—Perfecto, vuelvan a presentarse —insto, aceptando mi error. 

—Takeo, eres muy creído —flotó cerca de su rostro Belli, y sacó la lengua—. Soy Bellicienta —es bueno que oculte su nombre real, hasta que averigüemos más información y le tendió la mano sonriendo.

—Mucho gusto Bellicienta, un nombre divertido para una fantasma divertida. —Para ser un chico de pocas palabras, creo que Belli se lo ha ganado.

—Soy Meir, ¿me recuerdas? —se tocó el pecho emocionado el chico. 

Belli gravitó alrededor de su cuerpo y lo traspasó, haciendo que él se abrace a sí mismo.

—No me hagas recordar ese día Belli—pidió aturdido Meir.

—Disculpa, quería asegurarme que estás preparado para esta aventura. La última vez casi te mueres del susto Meir —en su voz no veo burla, es protección al chico que vio débil ese día.

—Si estas a mi lado sé que me defenderás, ¿cierto? —quiso saber Meir y le tiró una guiñada.

El lobo en mí se puso celoso.

—Sin ninguna duda, si estoy a tu lado te volveré a proteger —Belli se escuchó sincera y flotó al lado del que tiene el cabello rizado—. ¿Y tú cómo te llamas?

—Reuben, no te me acerques mucho —murmuró arisco y ella se empezó a reír.

—Todavía me temes, incluso Meir, que fue el poseído, es más listo que tú. 

—Eres un fantasma y puedes poseerme si te da la gana —Reuben se defendió.

—Si hubiera querido ya estarías poseído, miedica —le hizo muecas Belli.

—Ya cállense, me presento soy Selig —habló el pelón cansado de este par—. Reuben deja de estar paranoico.

—Me caes bien Selig —gravitó en su cabeza y sopló en su calva.

—¡Rayos, eres muy traviesa Bellicienta! —se estremeció—. Te llamaré Bellamalvada si sigues con tus ocurrencias. 

Se desvaneció y se escuchaba su risa de arcoiris. Definitivamente ella es única y especial como aseguró Imogen.

—Faltas tu lobito, preséntate —susurró en mi lóbulo derecho, sin mostrarse.

Sus locuras me van engatusando y estoy completamente envuelto en sus trucos.

—Como saben soy Berwin, el alfa de la manada del norte —murmuro serio y sonrío a medias cuando cayeron los pares de ojos en mí.

—¡Bravo! —se mostró y de pronto su cuerpo tomó forma—, he vuelto —chilló mirando sus manos.

Los chicos se quedaron con la boca abierta y algunos maldijeron.

—¡Oh, quiten esa cara! —le resto importancia con la mano—. Ya han pasado lo peor, ser amigos de un fantasma —soltó como si todos los días hicieras amigos fantasmas—. Ahora pueden ver mi parte humana.

—Es imposible —Selig, el calvo fue y la tocó—, estás fría, pero con cuerpo —subió la mano acariciando su brazo y llegó hasta su mejilla sonrojada.

No soporto y la aparto del manoseo de Selig. Al sentir mi mano, ella me miró ilusionada y pude ver su ojos expresivos que se dilataron.

—No la toques más —ordeno mirando a todos los chicos y carraspeo disimulando mis celos obvios.

La excitación en ella me cautiva. De la misma manera que me pone loco y celoso, puedo percibir que la afecto igual con tan solo mi toque.

«¡Maldita sea! Su excitación la han olido todos». 

—Joder alfa, estas clavado por la chica fantasma y ahora humana —soltó Meir eufórico.

Los demás sonrieron y cuchicheaban entre sí.

—Es muy linda, no te culpo por perder la cabeza —dijo Takeo y cerró los ojos oliendo la excitación.

—¡Demonios, sí, es mía! —admito alzando la voz y sacando pecho—. No me importa lo que piensen —exploté y ella no ha dejado de mirarme cautivada.

No puedo apartar mi ojos de los suyos y la tomo de su pequeña cintura. Su gemido me impulsa a acercarla a mi cuerpo. Antes que se desvanezca la beso posesivamente. Delante de todos, para dejarles claro que ella será mía.

—Esto se llama comer frente de los pobres —no sé quién lo dijo y no me importa.

Sostengo sus mejillas y profundizo el beso. Belli me sostiene el cabello y tira, haciéndome perder el poco control. Deslizo mis manos por su espalda hasta llegar a sus nalgas y siento cómo se tensó al sentirme. 

—¿Qué demonios ocurre aquí? —la voz de Craig me hace despegarme de Belli, y jadeamos desesperados.

Tenerla en mis manos aumenta mis ganas por ella y cada vez es más difícil soltarla. Tampoco ayuda su olor, es mi perdición. Sostengo su mano, necesitando sentir su toque. Busco la voz de mi amigo y sale de la tumba de Leyla.

—No les pedí que lo dejaran —les reclamo a todos.

—Lo hicimos, dudo que hubiera venido con nosotros —dijo Selig, el calvo.

Los estoy identificando mejor.

—Él estaba feliz por deshacerse de nosotros —comentó Reuben y no despega la mirada de Craig.

En ese se siente un trueno y una ventolera. Bellicienta da un leve brinco y la volteo a ver, se hunde entre sus hombros pasmada.

—He venido a visitar a mi compañera de vida —habla mientras se acerca Craig—, pero los olí a todos. Pensé que me habían seguido por órdenes tuyas, alfa —resopló y se escuchó resentido.

—Déjame explicarte todo Craig —pido antes que piense lo que no es.

—Ahora para qué, si no confías en mí —negó con la cabeza—. Me has cambiado por unos extraños, prácticamente. Específicamente los que se llevaron la vida de mi amor —su voz cargada de dolor y se me estremece el corazón.

—Nosotros no la matamos Craig —murmuró Takeo y se le ve afligido.

—Pero pertenecen a ellos, a la manada del sur y nada hará que vuelva a tener a mi compañera —su grito es desgarrador y se da golpes en el corazón—. Moriré solo porque nadie llenará ese vacío que tengo —se tiró de rodillas al terreno y suelto a Belli para consolar a mi amigo.

Corro hacia mi amigo y me apartó furioso. Craig está ahogado entre llanto.

—¡Aléjate, eres un traicionero! Era tu amiga —gritó y me tiró al suelo de un empujón. 

Sin importar quién nos vea, coloco mi cabeza en mi rodillas y lloro. La noche se ensombreció y cayeron unas gotas gruesas de agua. Levanto la vista al sentir el agua y la neblina nos envolvía de pronto.

—Me odio por no poder socorrerla —admito a mi amigo—. Cada día me reclamo, era mi mejor amiga y ella se interpuso —el agua ha empapado toda mi ropa y en el cementerio solo se oyen los lamentos de dos lobos desconsolados.

La mano de Belli toca mi cabello mojado y sé que es ella sin mirar, su toque me da alivio. Al sentir su vacío la busco y la veo que se inclinó al frente de Craig. Mi amigo sigue llorando con la cabeza cabizbaja. Ella tocó su cabello marrón y estoy pendiente que no la lastime.

—Lo siento —la voz de Bellicienta ha cambiado y es… No puede ser, la voz es de Leyla—, no es culpa de nadie, me tocaba irme mi Pulga —mi amigo ha levantado el rostro y mira embobado a Belli—. Lograrás amar, porque no era tu alma gemela. 

—Lo eres, esto que siento es un vacío —mi amigo se golpea fuerte el corazón y la mano de Belli lo detiene—. Lo eres, vuelve Leyla —rogó desesperado. 

—Cuando conozcas a tu pareja te acordarás de estas palabras, siempre supe que no eras mi compañero. Pero en ese momento me hiciste la loba más feliz —se giró hacia mí y es extraño ver a Belli, su rostro, pero mi amiga dentro—. Cabeza de chorlito, no fue tu culpa. Decidí dar mi vida por ti, eres el alfa del norte. Además, necesitas salvar a una bella fantasma de sí misma. Ella es muy especial y necesita a alguien que le ayude a canalizar su poder. Esa persona serás tú, junto con tu equipo. Los apruebo —se levantó y fue con la camisa blanca toda pegada a su hermoso cuerpo por el agua, haciéndola ver una diosa. Se acercó al frente del cuarteto —Meir, Takeo, Selig y Reuben, serán importantes en esta aventura. Habrá momentos de duda, miedo, pero su unión es lo que los hará invencibles. Soy Leyla Hathaway, he muerto por una absurda guerra de poder y sé que ustedes serán mi justicia —el alma se desprendió del cuerpo de Belli y se convirtió en una mariposa violeta.

Enseguida el cuerpo de Belli se desplomó, pero Takeo la sostuvo. Recobré la cordura y me levanté preocupado por ella. Mis pies corrieron hacia su cuerpo inerte y llegué a su lado. Takeo aún anonadado me la dio y cargué en mis brazos. El agua cayendo más fuerte y su cabeza se refugió en mi hombro. Tenerla junto a mí, fue una explosión de poseerla y nunca soltarla. Bellicienta abrió sus ojos y lo primero que hizo fue acariciar mi mentón. Se me escaparon lágrimas de felicidad y anhelo.

—Eso fue escalofriante, no es tu culpa cabeza de chorlito —sonrió mostrando sus dientes y besé su frente al escuchar de sus labios el apelativo de mi amiga.

—Volviste Belli —respiré profundo y la apreté más.

—No me fui, escuché todo desde las sombras. Cuando los vi sufriendo, supe dentro de mi interior qué hacer y llamé el espíritu de la loba. Ella estaba gustosa de hablar con ustedes y ayudé.

Su cuerpo se desvaneció y me quedé con los brazos vacíos. 

—Cada vez soy más humana —susurró en mi lóbulo izquierdo y tocó mi cabeza antes de ser incorpórea.

—Esto es una locura —se puso en pie Craig y recibió la lluvia en su rostro—, m*****a locura. Bellicienta o como te llames, cuenta conmigo para cualquier cosa. No olvidaré este momento —dijo Craig y se inclinó frente a Belli.

—Craig como dijo Leyla somos un equipo único y especial. Haremos que todo vuelva a la normalidad, no podemos permitir que los fantasmas y licántropos acaben con el mundo. Los inocentes siempre son los que sufren —comentó Belli, decidida y enfocada.

—¿Cómo podremos detener esa absurda guerra? —dijo Selig dudoso.

—No tengo reverenda idea, pero una cosa estoy segura que gravitaré alrededor de ustedes. Ya sea caminando o flotando, pero descubriremos y sellaremos el alma de quien se oponga a detenerse.

—¿Qué hay con los guardianes de la línea y si te atrapan? —titubeó Meir y se acercó a Belli preocupado.

—Nosotros seremos su escudo —comenté seguro.

No permitiré que se lleven a mi compañera de vida, porque estoy seguro que Alinor o Bellicienta es mi alma gemela.

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