Capítulo 5 Giros Inesperados

-Mamá, por favor puedes pasar por la tintorería, necesito el traje, estaré en una reunión esta noche, es muy importante-.

-Lo siento querida, yo también tengo una reunión con mis amistades muy importante por cierto, así que envía a alguien que te haga el favor, o pídeselo a tu esposo, en lejano caso tendrías que ir tu misma, quiero que te hagas cargo de tu vida-.

- ¿Estás saliendo con alguien a escondidas?

- ¿Y si así fuera en que te afecta hija? –

-La verdad, en todo cuanto puedas imaginar mamá, deberías dedicarte a nosotros, a disfrutar de ser abuela, sé que te gusta servir café y todo ese rollo mamá, no se ve bien a tu edad que…-.

- ¿A mi edad? –Rose sacudió su cabello –En mi edad las mujeres cenan, toman vino, hacen caminata, van donde les da la gana ir, y si, tienen citas, hacen el amor, no están oxidadas, viviendo la vida a medias, también sienten, se apasionan, ya cuidé y crie tres hijos, tu hijo es tu responsabilidad, no seré una viejecita tejiendo calcetas en navidad, abnegada madre que asea las casas de sus hijos, cuidando niños, planchando, haciendo solo recados, buscándoles todo, pagando sus cuentas, soy dueña de un café, tengo empleados a los que trato con amabilidad y consideración, a su vez ellos tienen familias, su trabajo les da la bendición de colocar el pan en sus hogares, eres muy egoísta querida, el mundo no puede girar solo en torno a ti, algo anda mal en tu cabeza-.

-Mamá, estoy segura que lo único que quieren es tus ahorros, estoy cuidándote, deberías agradecerme que me preocupo por ti-. Lili en ese instante entraba en la cafetería del hospital, estaba algo agitada por lo que pidió café sin azúcar, se hizo a un costado de la terraza mientras seguía la conversación.

-Madre, no me parece que salgas a tener citas y menos… que estés con alguien-.

-Bueno en la tienda estoy con muchas personas, ahora digamos que tres mujeres están en el probador de damas, quieres que vaya a un lugar donde nadie esté, eres algo imponente, y, por cierto, no eres mi madre, eres mi hija, así que respetarás mis espacios-. Rose colocaba las cosas sobre el mostrador, la chica le preguntaba si pagaría en efectivo o tarjeta.

-Pagaré con tarjeta, muchas gracias… señorita, quiero el perfume, si… en una caja de regalo-.

-Creo que es imposible hablar contigo-. Lili fruncía el ceño.

-Si claro me imagino, el tema es que siempre estas, Rose busca esto, Rose tráeme aquello, Rose búscame la ropa, lávame, plánchame, ah por cierto Rose, será que vienes a casa y friegas los platos, lamento informarte que puedes pagar una persona que te haga todo en casa, puedo recomendarte algunas muy honradas-.

-No es tanto así, total era un pequeño favor-.

-Bien, tienes mi respuesta, imagino que estarás sorprendida-. Rose retiraba su tarjeta en aquel instante.

-Yo misma pasaré por la tintorería-.

-Qué bueno, mi chica está empezando a crecer, ya no necesita que mamá tome su mano para que cruce la calle, cariños hija, te amo, aunque a veces te pongas en ese plan de difícil, pero siempre serás mi hija, no es solo crecer en años Lili, con ello vienen muchas responsabilidades, ahora tienes un hogar, te corresponde cuidar tu familia-.

-Adiós madre, tengo citas aun, debo ir a prisa, ya que es tu día libre-.

-La ironía no te queda bien, besos hija-. Rose colgaba la llamada con cierta nostalgia, Lili tenía que asumir que no siempre ella estaría para resolverlo todo, en algún momento llegaría su momento de partir, sus hijos seguirían su vida, se detendría por fracciones de horas, quizás semanas o meses, pero todo seguiría girando, por suerte ella y Tom, siempre habían hablado de organizar las cosas, cerró sus ojos, desechando todas esas emociones que rondaban, no les daría rienda suelta, continuaba disfrutando su tarde, se acercó al mostrador donde la chica envolvía su regalo,

El perfume quedó envuelto, se tomó unos minutos para escoger algunas cosas más, una crema en un estuche le llamó su atención, lo dio a la chica para sumarlo a las medias, el tinte, un bolso en tela para guardar ropa interior cuando saliera de viaje, le sería de gran utilidad muy pronto pues tomaría vacaciones en unos meses, en ese instante la voz familiar la sacó de la suma que su mente realizaba.

-Vaya, quien lo diría Rose, estamos en igualdad, somos dos clientes-

-Sí, dos clientes sin café-.

Charles por coincidencias o destino estaba allí, también en la misma sección de perfumes, con una cesta de múltiples cosas, mucho más que ella, se podía decir que sería una gran compra, tres perfumes sobresalían muy exquisitos, los reconoció al instante, uno de ellos era la portada de una revista en manos de un famoso actor.

-Quisiera invitarte un café, helado, lo que desees-. Charles le miró.

- ¿Una invitación? Rose sonrió.

-Sí, una invitación, o si deseas cenamos esta noche, tengo un lugar favorito hacia las afueras, una mesa en terraza, vino, cena magnifica, y yo… ¿Es tentador o no? –

-Es sorpresiva- Rose se quedó desconcertada.

-No, es sencillamente como un giro, inesperado giro del camino-. Pasaré por ti a las ocho, cancela lo que tengas, esta noche, Rose será mi invitada-.

-Y que giro tan inesperado- tomando sus paquetes salía de la tienda agitando su mano –Ocho en punto, detesto esperar-.

-Espero que me des tu número de teléfono, y envíes tu ubicación, no podría llegar con señales de humo-. Charles ahora con todos sus paquetes caminaba cerca de ella.

Rose se detuvo para sacar una tarjeta de su bolso, y apuntaba rápidamente al respaldo –No te perderás, está a unas quince cuadras del café-.

-Oh, en la zona vive mi hermana Lorei, creo que serán buenas amigas, es alguien que te encantará-.

-No me queda la menor duda, ahora con tu permiso, debo prepararme para una cena, y no llegues tarde-.

-Seré puntual mi señora-. Charles sonreía, colocando los paquetes en el auto, emprendía su viaje, una leve sonrisa se intentaba dibujar.

Rose se sentó al volante una vez acomodados los paquetes en la parte trasera, buenas compras, buenos precios, estaba a gusto con todo, recordó que la cena debería cancelarla, pero no les contaría nada por el momento, se lo guardaría para ella por ahora.

- ¿Si? –Hola Gigi, no podré ir esta noche, se me ha presentado algo, ya sabes pequeñas cosas que nunca faltan-.

-Ay no me digas que no quiero saber, ¡Lili te ha pedido que le cuides a tres ratones que compró! -.

-Sería divertido querida, pero no los cuidaría por nada del mundo-.

-Creo que al final te los llevaría, tu tendrías que pasar la noche cantándoles para que se duerman-. La carcajada de Gigi era sonora, de las tres siempre era la que reía sin parar.

- ¿Yo? –Cantando canciones de cuna soy muy mala, creo que mis hijos preferían dormirse o fingir que lo hacían para no escucharme-.

-Te funcionó de maravillas entonces, mañana pasaré a desayunar contigo, muero por unos huevos en mantequilla, con doble queso-.

-Te espero, dale mis saludos a Mery, para la próxima invitaré yo, ya tengo un lugar visto, les encantará, ahora llamaré a Lenin para pedirle si quiere cuidar a Sam, de paso puede invitar a nuestra chica a cine o algún programa de esos que suele hacer-.

-Le daré tus saludos, nos vemos mañana Rose…Oye... te quiero mucho sabes que eres como una hermana para mí-.

-Sí que eres una buena hermana, también te quiero-. Rose colgó la llamada, marcando a casa de Lenin, le preguntó si esa noche podía cuidar a Sam, sería un favor especial para Mery, Lenin le dijo que esperase en línea unos minutos, tras pasar algunos, tomando el auricular le dijo que podía, eso sí, que Sam trajera sus sabanas, y todo lo necesario.

-Lo cuidaré bien, hace dos días terminé de remodelar el departamento que está en la terraza, habitación con baño amplio, la cocina quedó con vista al jardín, el comedor, la sala y un espacio para mis máquinas de ejercicio, quedó como nuevo a estrenar totalmente, esta noche me mudo, lo amoblé totalmente-.

-Me alegra por ti-. Vivirás más cómodo-.

-Este lugar tiene una vista increíble, ya no tendré que salir por la casa de mamá, tiene salida independiente, cuando quieras venir, estas invitadas Rose, una buena noche de copas, pizza, o lo que desees-.

-Que amable, bien le avisaré a Mery-.

-Dame su teléfono, yo la llamaré puedo pasar por su casa y buscar a Sam-.

-Dame unos segundos, ¿Tienes para tomar nota? -. Lenin tomaba nota al pie de la letra, y una vez confirmado el numero asintió, el pasaría a buscar a Sam.

-Oye, ¿Mery es casada? -.

-No, es divorciada, puedes ir con tranquilidad, ningún esposo celoso acechando entre los árboles-. Rose se reía con gracia.

-Por suerte, entonces no hay peligro de ir a su casa, nos vemos Rose, cuídate-.

-Lo mismo para ti, nos vemos mañana Lenin-.

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