CAPÍTULO 3 –Recordatorio

—¿M-Me... estas siendo infiel? —tartamudea sin dejar de observar la marca de un beso en mi cuello —Respóndeme.

—No tengo porque darte explicaciones.

—Claro que si, soy tu esposa y exijo ….

El que se llamara mi esposa me encendió la sangre, la tomé del brazo y cabreado le dije que jamás será mi esposa porque la odiaba con toda mi alma y que por mi ya estuviera pidiendo el divorcio.

—P-Pero... yo creí que tú…

—Eres demasiado estúpida para poder comprender cuando alguien es amable contigo y cuando realmente esté interesado en una relación sentimental. Creíste que por haber sido amable contigo yo estaba enamorado de ti, solo mírate en el espejo, ¿crees que alguien se fijaría en ti? No seas ilusa.

Verla llorar solo empeoró mi mal humor así que salí de la casa tan lejos como fuera posible porque lo que no soporto es a una mujer llorando, lo detesto. Mis padres sabían que yo no aceptaría este matrimonio a menos que fuera con Emilia, pero ellos no pudieron convencer de que la hija menor se casara con el primogénito de mi familia, ósea yo, ya que según sus tradiciones el segundo o primero de un hijo debe comprometerse con otro miembro de familia apoderada y Emilia es la ultima hija de la familia fuentes.

Al regresar a casa mis padres me llamaron a su habitación, sabía que dirían algo por mi ausencia en la casa, me dieron un mes libre de trabajo para que pudiera ser un esposo amoroso y comprensivo para Megan, pero no puedo fingir algo que no soy.

Es demasiado tímida para mi gusto, demasiado sumisa también, ella ni siquiera me contradice ya que seguramente su padre así la educó, es demasiado diferente a su hermana Emilia, alguna vez la quise, pero fue por lastima supongo, nadie la quería más que su padre.

—Supongo que van a comenzar con el sermón.

—No puedo creer que mi hijo, tenga un comportamiento tan estúpido e infantil como este. Ya tu madre me ha comentado de lo que esta pasando entre tu y la hija de la familia fuentes.

—Ella como una niña llorona fue a comentarles de eso ¿verdad?

—Solo te diré esto, compórtate como un hombre y asume tu papel como esposo. ¿Acaso no eres hombre que no puede complacer a otra mujer que no sea la zorra de su hermana?

—Será mejor que recuerdes que esa zorra a la que tú llamas, es la mujer que tú también querías para mí y que incluso tú querías cogértela, papá

—¡Leonardo! —mi madre se coloca frente a mi y me da una cachetada —Jamás vuelvas a hablarle a tu padre así. Tu padre no tiene ojos para ese tipo de mujeres. Ahora, compórtate como un digno miembro de la familia Russo y cumple tus obligaciones con esa chica, ella es la única que podría heredar todo el poder de su familia y lo sabes también como nosotros.

Sali de su habitación y tomé tanto alcohol como pude antes de ir a la habitación, estaba tan ebrio que ni siquiera sabia si estaba hablando en voz alta o solo estaba hablando dentro de mi cabeza, lo único que sé, es que ella fue como una patética mocosa a quejarse con mis padres por mi comportamiento. Entonces, si ella quiere que cumpla como esposo entonces, eso haré.

Entré y azoté la puerta con fuerza logrando llamar su atención, cuando vuelve su vista hacia mí, ella tenía sus ojos hinchados y rojos.

«Seguramente estuvo llorando todo el día»

Es una mujer con la cual no soporto lidiar, seguramente querrá llamar la atención de esta forma y ahora que ha logrado lo que quiere, espero que al menos en la cama sea buena si no, odiaré aun mas este maldito matrimonio.

—Quítate, … la ropa.

—¿Qué?

La tomé del cuello y le advertí que no me hiciera repetir la pregunta, al soltarla ella obedece mientras me pregunta si había hecho algo mal, pero guardé silencio mientras la observo de pies a cabeza nuevamente, me acerque a ella creyendo que la vería llena de miedo, pero, ella tenia una pizca extraña en sus ojos una que no había visto antes, era como si deseara que esto pasara

—Te arrepentirás de desearme. Recuérdalo bien.

<MEGAN>

Se supone que debería estar feliz porque ahora era su mujer completamente, pero, lo que pasó ayer me dejo llena de miedo y pánico, no salí del baño y aun siento que me duele mis piernas, en realidad me dolía todo, mi alma esta sufriendo porque fue tan despiadado con no tuvo consideración conmigo ni porque se lo pedí a gritos.

Al abrir la puerta del baño, el no estaba, seguramente se fue en la noche, ni siquiera se preocupó por mí, ni siquiera tuvo la amabilidad de preguntarme si estaba bien, solo fue, me trató como si fuera una perra o prostituta

—Esto no es lo que pensaba

Me acurruco en una esquina mientras pienso en lo que ha pasado y en lo que puede suceder, fue muy claro al decirme que no tiene ningún sentimiento por mí, fue duro porque pensé que al menos me quería, aunque sea como amiga, pero estaba equivocada.

Fue mi primera vez y aun así fue despiadado conmigo. Jamás olvidaré este día, pero aun a pesar de eso, siento que debo hacer algo que puedo hacerle cambiar de opinión sobre mi y que puedo ser una esposa adecuada para él, no tengo mucho tiempo de estar a su lado así que al menos debo intentarlo, después de todo, ya estoy casada con él, no quiero que crean que soy tan débil como para renunciar tan pronto, esperaré y les demostraré que puedo soportar esto y mucho más, pero al menos cuento con el apoyo de sus padres, eso me reconforta un poco

—¿Estas cocinando? —al ver a mis espaldas a la señora Russo, le di los buenos días. —¿Qué es esto? —ella se acerca a mi y hace a un lado mi cabello. —¿Mi hijo te ha hecho este moretón?

—Fue un accidente. —mentí

—¿Como que un accidente?

Le dije que no era nada de gravedad y que pronto sanaría, pero ella al parecer no dejaría las cosas así y le diría a su hijo algo por este morete, al caer la noche, lo esperé con una cena especial para el, por suerte sus padres salieron no sin antes desearme buena suerte, pero pasaron dos horas y el no llegaba, comencé a preocuparme de que estuviera con otra o que hubiese tenido un accidente pero cuando lo vi entrar me sorprendió verlo junto a sus padres, ellos se veían molestos cuando entraron ya que estaban hablando en otro idioma que no entendía bien

—¿Qué es esto? —ni siquiera me di cuenta cuando Leo se encontraba en el comedor.

—Te preparé algo de cenar hace dos horas, debe estar fría, pero si quieres la caliento para ti y que…

—Que repugnancia, comida fría, enserio ¿crees que me voy a comer eso así de frio? Eres inútil incluso hasta en la cama —mi cara se torno roja mientras siento la impotencia apoderarse de mi cuerpo al ver como me humilla frente a sus padres —Dormiré en otra habitación.

—No. —dijo su padre de forma autoritaria —Ahora tienes una esposa…

—Una, que abarca toda la cama, papá

Me quedé paralizada, desconcertada por sus crueles palabras, era tan cruel que mi alma desapareció y abandonó mi cuerpo y así esconderse en algún lugar lejos de esta casa donde el hombre que me quitó el sueño por años se convirtió en un demonio, en mi verdugo, sin piedad me denigra, me insulta y sin tapujos me humilla frente a quienes estén presentes

Me quede inmóvil, no podía moverme de mi lugar, mi mente trata de procesar lo que acaba de pasar, solo observo como arroja la comida al suelo y después se marcha, mis lagrimas comenzaron a brotar mientras observo que mi esfuerzo fue arrojado al suelo no sin antes humillarme.

La madre de Leo me abraza mientras me arrodillo para recoger el desastre que hizo, pero ella me impide hacerlo al decirme que lo haría una de las empleadas

—Solo... quiero estar sola —murmuro bajito —Por favor.

Ella respeta mi decisión y me deja sola en la sala mientras recojo cada trozo del plato que ha quebrado al lanzarlo al suelo, sin darme cuenta me había cortado, pero, ni el dolor de la cortada era mas fuerte que el dolor en mi pecho, dolía tanto que sentí que me estaba comiendo viva, ¿Por qué me trata así cuando solo quiero ganarme su cariño? Al ver los pedazos del plato, de repente se transforman en algo cristalino color rojo

Mi corazón, eso era lo que estaba recogiendo y que sostenía en mis manos. Mi felicidad fue de minutos, ya que de pronto, se transformó en un infierno, pero, es que jamás imagine que el seria esa clase de hombre.

—Que todo quede en orden. —levanto mi cabeza para ver que se marchaba de nuevo a estas alturas de la noche, lo único que salió de mis labios fue “¿Por qué?” —No preguntes por algo que ya sabes.

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