Capitulo dos

Seis años después

Angélica.

Veo que las lucen están apagadas, lo que significa que todos están durmiendo. Muy posiblemente estén algunos soldados vigilando el patio y el exterior de la casa. Pero los que están adentro deben estar descansado, sonrió esto será muy fácil, voy a la parte trasera de la casa, miro a los lados y cuando no veo soldados, subo silenciosamente la escalera que va directo a la ventana de mi habitación. Una vez ahí suspiro aliviada.

Hasta que la puerta de mi habitación se abre y se entiende las luces, mi tío Gio aparece y con solo verlo sé que está enojado. Otra vez estoy en problemas.

M****a, nunca me puedo escapar sin que me atrapen.

—Hola tío— sonrío de forma inocente. Aunque como dice mi tío, llevo el diablo por dentro.

—No puedo creer que después de la última vez, te volvieras a escapar—niega con la cabeza—Esto no puede seguir Angélica, no puedes salir sin un guardaespaldas y lo sabes muy bien—

—Estoy cansada de que me sigan a todos lados—refunfuño odio tener esta misma conversación otra vez—No puedo ir al baño sin que haya dos hombres siguiéndome, es muy incómodo y molesto—

Mi tío suspira y esta vez puedo ver algo diferente en el como si estuviera resignado, y espero que lo este. No es divertido escaparse cinco veces y que en las cinco seas atrapada. Siempre he sido protegida, no es nada nuevo. Pero últimamente se ha vuelto un poco peor no sé porque, mi tío nunca habla de sus negocios conmigo, solo sé que algo no anda bien. Pero debido a eso tengo a veinte personas siguiéndome día y noche, no puedo salir de la casa salvo para ir a la universidad.

A eso le tengo que agregar la regla de nada de chicos que mi tío puso cuando me vio besándome a los quince con un chico del instituto, en mi defensa era mi primer beso y Jeremy era un chico agradable. No lo suficiente para mi tío que le dio una paliza y le digo que no se acercara a mi si no quería tener problemas, sabiamente Jeremy le hizo caso y de todos modos mi tío me cambio de instituto después de eso. Uno que era especial, pues solo era de chicas.

—Angélica sabes que hago todo lo posible para protegerte—dijo—Puedo entender cómo te sientes y por eso te dejare ir a todas las fiestas que quieras, además de eso podrás ir a diferentes lugares de tu agrado—

Fruncí el ceño, sé que hay un truco, con mi tío siempre hay un truco.

—Pero solo podrás hacerlo si están tus guardaespaldas contigo—sonreí sería más fácil escaparme de mis guardaespaldas si no estaba en la casa.

—Está bien tío—

—Bueno ahora ve a dormir son las tres de la mañana has tenido suficiente diversión por hoy—su tono severo volvió pero esta vez asistí y fui a la cama estaba ya un poco cansada después de una noche de fiesta. Espere a que mi tío se fuera de mi habitación para quitarme mi vestido, un vestido blanco y corto, me queda por debajo de trasero además, de tener un gran escote.

Me sorprende que mi tío no mencionara nada de mi atuendo. Bueno, estoy segura que se guardó esa conversación para mañana. Por suerte mi tío me aseguro que tengo su autorización para salir de la casa.

Como mañana no tengo clases duermo tranquila, pensando a que lugares saldré ahora que puedo. Lo malo es que no tengo muchas amistades. Es difícil tenerlas cuando tienes tantos guardaespaldas siguiéndote, cuando siempre nos estamos mudando y más por la cantidad de secretos y mentiras que tengo que decir. Para todos, mi tío es un gran empresario, a pesar de que siempre hay rumores que dicen lo contrario.

Despierto a la mañana siguiente por la luz del sol que entra por la ventana. Voy directo al baño y hago mis necesidades, tomo una ducha rápida para terminar de quitarme el sueño y me cambio de ropa, poniéndome un vestido de verano amarillo, con flores en la parte de abajo.

Bajo las escarelas y me dirigió directo a la cocina. Donde me encuentro con mi tío Paolo  que ya está sentado en uno de los taburetes que están junto con la encimera de la cocina, con un plato de lo que parecen ser panqueques. Sonríe apenas me ve.

—Buon giorno—me da los buenos días en italiano, sabe que adoro que haga eso. Mi tío Paolo vivía en Italia donde trabajaba haciendo unos trabajos para mi tío. Regreso hace un par de días y debido a que mi tío Gio y el son primos hermanos, mi tío Gio le dijo que se quedara aquí. Claro, también, lo hizo para tener alguien de confianza que me vigiarla.

Pero no me importa porque mi tío Paolo es muy divertido.

—Buon giorno, tío—dije mientras me sentaba en el otro taburete. Él se levantó y me sirvió un plato de panqueques con frutas lo cual le agradecí.

—Supe lo que hiciste anoche—dijo.

—Ya te fueron con el chisme—seguramente cuando mi tío Gio se dio cuenta de que no estaba  alboroto a todos en la casa para que comenzaran a buscarme.

—Me di cuenta de que harías algo así. Gio ya me ha contado de las veces que te has escapado—rio—Pero enserio niña, estoy impresionado. Drogar a los soldados para que se durmieran y así no se dieran cuenta cuando salieras, además, de poner la escarelas junto a tu ventana horas antes de que durmiéramos para no llamar la atención saliendo por la puerta principal. Eso es increíble chica— 

Me pregunto qué pensaría mi tío Gio si supiera que su amado primito, me estaba felicitando por mi escapada de anoche, probablemente le daría una paliza. Pero disfrute de la atención riendo y chocando los cinco con mi tío Paolo.

— ¿Cómo drogaste a nuestros soldados?—pregunto mi tío Paolo.

Probablemente se haya estado preguntando mucho eso anoche. La verdad no fue fácil y si mi tío Gio me lo preguntara ni loca le diría nada. Pero digamos que Paolo es diferente.

—Tal vez les ofrecí una taza de café a mis guardaespaldas y a los hombres que estaban vigilando los alrededores de la casa— sonreí al recordar eso. Por lo general si me toca cocinar lo hago para todos, incluidos los soldados, así que no se extrañaron cuando les lleve una taza de café. Pero el café tenía una droga. La cual sabía que los dejaría noqueados toda la noche.

— ¿Vertiste algo en el café verdad?—  vi a mi tío el cual estaba sonriendo y me encogí de hombros.

— ¿Quién sabe?—fue todo lo que respondí.

—Se nota que eres toda una Moretti—dijo mi tío Paolo.

El resto del desayuno transcurrió en silencio, el cual fue agradable. Sentí la mirada de mi tío en mí todo el tiempo y la verdad no me importo, pero sabía que algo tramaba.

Después del desayuno se excusó, diciendo que tenía que hacer algunos trabajos con mi tío Gio. El cual lo debía de estar esperando. Yo solo asistí y me fui a mi habitación. Es normal que me quede sola en la casa con la compañía de mis guardaespaldas.

Hoy no tenía clases así que sabía que sería un día muy aburrido. Bueno, mi tío Gio me aseguro que podía salir a donde quisiera siempre y cuando tuviera a alguien vigilándome. Suspire sabía que sería así, pero es un poco molesto que no pueda salir sola. En especial  porque quiero conocer algunos chicos, pero sé que además de ser incomodo por los hombres que nos vigilarían, sé que ningún chico se me acercaría después de conocer a mi tío y de que este lo echara a patadas. Además de que su reputación no ayuda mucho.

Tengo que hablar con el sobre eso. Ya tengo dieciocho años, incluso pude entrar un año antes a la universidad por mis notas. He sido la perfecta señorita Moretti que se espera que lo sea, excepto claro, por los últimos meses en que me he revelado. Siempre he sido muy unida a mi tío Gio, tenemos un lazo y una conexión que la mayoría no entendería. Pero admito que me gusta molestarlo un poco.

Como sé que no voy hacer nada aquí y no quiero morir del aburrimiento, decido dar un pequeño paseo por el centro comercial. Tomo mi bolso y mi tarjeta de crédito, es la primera vez en mucho tiempo que salgo de esta manera de la casa así que sonrió, incluso cuando veo a mis guardaespaldas.

—Hola Fabio—dije mirando a uno de ellos que de hecho era mi favorito. Había como veinte personas distribuidas en la sala de estar y la cocina, era un espacio amplio y abierto pero aun así, estos hombres gigantes parecían reducir el espacio. Lo cual me extraño porque había más hombres de lo habitual y muchos eran caras nuevas para mí.

Fabio me hizo una señal para que fuéramos a hablar, lo seguí mientras caminaba por el pasillo. No lucia muy contento, estaba segura que no fue por lo de anoche porque a todos les di la droga menos a él y a los guardaespaldas de mi tío Gio.

—Veo que piensas salir y quiero que sepas antes de hacerlo que tu tío dio la orden de que si salías de la casa fuera acompañada por treinta hombres—lo mire sorprendida, como siempre Fabio va directo al grano, pero la noticia que me estaba dando no era nada buena y él lo sabía. Si me molestaba ser seguida por dos personas por treinta era imposible.

Sabía que era muy bueno para ser verdad.

Mi tío me la volvió a hacer. Regrese a mi habitación y me encerré allí, esto no era lo que quería pero supongo que mis actos tienen consecuencias. Este debe ser uno de los peores castigos que me ha dado mi tío.

Me quedo en mi habitación pero como estoy decidida a no aburrirme, agarro mi computadora y comienzo a hacer una investigación sobre los hombres nuevos que mi tío asigno para que me protegieran. Sé que tiene esa información en un archivo, en su computadora. Pero mis habilidades son buenas y lo encuentro en poco tiempo. Como me lo imagine los hombres que trago son los mejores que tiene la familia, todos están juramentados, ninguno es un novato. La mayoría ya tiene unos buenos años metidos en esto.

M****a.

Mi tío me conoce muy bien. Cambio todo el personal de seguridad porque sabía que volvería a escaparme, esto cambia mis planes no puedo salir porque estoy segura que no llegaría a tocar la manija de la puerta de mi habitación antes de que tuviera a veinte personas siguiéndome.

Ya me di cuenta que terminare encerrada en mi habitación. Hace unas semanas mi tío sugirió que podía llevar algunas de mis materias, sino es que todas de forma online. La mayoría lo hace, la universidad tiene un programa para ello y como van las cosas sin duda sé que mi tío me inscribirá el mismo si es necesario.

Pero no me dejare, me gusta revelarme y luchar con fuerza cuando quiero algo. Soy una Moretti después de todo.

Comienzo hacer algunas cosas con la computadora, diversos trabajos. Cuando termino dejo a un lado la computadora, ya es hora del almuerzo, usualmente mi tío viene a comer a la casa y  yo siempre hago el almuerzo o la cena para él. Excepto cuando estoy molesta y ahora lo estoy.

Pero de igual manera bajo y lo espero en la sala de estar. Tres hombres se quedan parados detrás del sillón donde me siento. Ruedo los ojos antes eso, por lo menos no veo a los otros pero sé que están cerca por los movimientos que escucho en el pasillo.

Solo pasa unos minutos hasta que mi tío Gio llega del trabajo junto con Paolo. Cruzo mis brazos y estoy segura que mi expresión muestra lo enojada que estoy, porque enseguida mi tío Gio suspira y se pasa una mano por la cabeza.

—Supongo que ya te diste cuenta—dice.

Hago una mueca— ¿Por qué? sé que no hay una amenaza, los negocios van bien y tus enemigos no harán nada con todo el poder que tienes—

Gime—No hablare contigo sobre mis asuntos. Considera tu amento de guardaespaldas como parte de tu castigo—me da una mirada severa—Tuve que cambiar el personal de seguridad porque eran unos idiotas. Si se dejaban drogar tan fácilmente entonces sé que no son competentes para este trabajo—

Me pregunto si por “cambiar” mi tío se refiere a matar o a dejar un castigo físico. Lo que si se es que ya no veré a ninguno de esos hombres y en parte me siento culpable por eso.

— ¿Qué tal si mejor comemos algo?—mi tío Paolo interviene seguramente para aliviar la situación. Hay es cuando observo que tiene una bolsa de comida, posiblemente de un restaurante. No lo puedo negar mi tío me conoce muy bien sabía que iba a estar molesta, así que mejor compro el mismo el almuerzo.

—Vamos—dice mi tío Gio un poco enojado.

Nos dirigimos al comedor, donde hay una mesa gigante donde sin exagerar pueden comer veinte personas, siempre me ha parecido una exageración tener una mesa tan grande si nunca hemos tenido una fiesta o un evento para traer personas a casa. De hecho mi tío no deja que nadie se acerque a la casa, nunca he visto a alguien que no fueran sus hombres más confiables venir hasta aquí.

Nos sentamos todos juntos. Mi tío Gio como siempre al frente de la mesa. Mi tío Paolo está sentado al lado derecho de él y yo a su lado izquierdo. Comenzamos a comer en medio de un silencio incomodo, pero por lo visto ni mi tío Gio ni yo comenzaremos una charla creo que por eso mi tío Paolo comenzó a decir cosas para aligerar la tensión del ambiente. El y mi tío Gio comenzaron hablar un poco, con cuidado de no hablar nada de sus negocios.

Comí lo más rápido posible, para después excusarme y volver a mi habitación. Normalmente mi tío estaría molesto por mi actitud y me obligaría a seguir sentada, pero esta vez no parecio importarle.

Decido leer un poco. Escojo uno de los tantos libros que tengo en mi gran librero. Sonrió, recuerdo que muchos de esos libros fueron un regalo de mi tío por mi cumpleaños o un premio por mis buenas calificaciones. Siempre le pedía libros en vez de una muñeca o un juguete y el gustoso me los compraba. Cuando fui mayor me dio una tarjeta de crédito, para mis gastos, nunca he gastado de más y estoy segura que si lo hiciera no tendría ningún problema.

Y lo bueno de tener mi propia tarjeta de crédito es que puedo comprar la selección de libros eróticos que quiera. Antes no podía hacer eso porque mi tío no es tonto y siempre ha estado involucrado en lo que hago, por eso el mismo escogía mis libros.

Leo por un rato enamorándome de la historia de amor de dos adolescentes, es un amor de instituto que me hace suspirar desde la primera página y no puedo negar que disfruto leyendo la parte en que los protagonistas se adentran a la pasión y el deseo.

Estoy segura de que mi tío no aprobaría mi tipo de lecturas. A pesar de que tengo dieciocho años puede llegar a tratarme como a una niña algo que detesto.

Sonrió cuando llego a la última página del libro. El final es hermoso, terminando los protagonistas en una hermosa boda y con la chica embarazada. Guardo el libro en mi librero y bajo las escaleras  estoy segura de que mis tíos no tardan en volver, pase el resto del día leyendo así que según mis cálculos deben de estar por llegar.

Voy a la cocina y trato de preparar algo rápido para la cena. Todavía estoy molesta por lo que sucedió, pero sé por experiencia que si no trato de solucionar el problema a tiempo este puede empeorar. Y es suficiente tener un aumento con la seguridad, quien sabe que otras cosas puedan ocurrirle a mi tío.

—Algo huele delicioso—dice mi tío Paolo entrando en la cocina sonrió cuando lo veo.

—Llegaron un poco tarde—digo.

—Tuvimos algunos inconvenientes—mi tío Paolo me da una sonrisa siniestra—Pero lo solucionamos—

Si estoy segura que solucionaron su inconveniente matándolo o torturándolo. Sé que mis tíos muchas veces piensan que soy muy inocente, pero es todo lo contrario se perfectamente lo que hacen. Mi tío Gio una vez de tanto preguntarle me dijo que efectivamente se dedicaba a cosas fuera de la ley. Pero que no me preocupara que esto no me afectara.

—Estoy segura de que lo hicieron— sonrió mientras voy a poner la mesa con ayuda de mi tío Paolo. Mi tío Gio se une a nosotros poco tiempo después, cuando ya la cena esta lista.

— ¿Que estuviste haciendo el resto del día, corazón?— pregunta mi tío Paolo.

—Solo estuve en mi habitación—mire a mi tío Gio de forma acusatoria—Si pudiera salir de la casa podría por lo menos ir al cine—

—Puedes hacerlo—dijo mi tío Gio mientras cortaba un pedazo de su pollo—Pero sabes que tienes que hacerlo con tu equipo de seguridad—

—No puedo salir con treinta personas siguiéndome—hago una mueca.

—No veo porque tienes que salir si quieres ver una película puedes hacerlo en la casa—a veces no puedo creer lo terco que puede ser mi tío.

Ruedo los ojos y él no se ve para nada feliz con mi comportamiento. Pero ¿saben qué? me importa una m****a.

—No seas así, hombre—dijo Paolo viendo a mi tío Gio—Cualquiera se cansaría de estar encerrado todo el día en esta casa—

Mi tío Gio me miro y suspiro resignado lo cual me hizo sonreír—Esta bien puedes salir pero no iras sola que Paolo te acompañe—

—Nos divertiremos mucho pequeña—mi tío Paolo me guiño un ojo.

Estaba en las nubes era la primera vez en mucho tiempo que podía salir de la casa sin un sequito de guardaespaldas y con restricciones de salida. Y estaba segura de que al lado de mi tío Paolo me divertiría mucho.

Después de la cena fui corriendo a mi habitación, no sin que antes mi tío Paolo me dijera que me preparara para mañana. No sé a dónde iremos pero estoy segura de que la pasaremos muy bien. Fuera del control de mi tío Gio todo parece estar muy bien.

Trate de dormir lo más que pude pero la anticipación de que vendría mañana, era mucho para mí. Solo logre dormir un poco antes de que la alarma de mi teléfono me despertara. Fui corriendo al baño para tomar una ducha rápida y así poder arreglarme.

Me puse una pequeña capa de maquillaje, nada exagerado y me decidí por un vestido rojo el cual acentuaba mis curvas en los lugares correctos. Y la última vez que me lo puse mi tío Gio dijo explícitamente que lo odiaba.

 Baje rápido las escaleras y no fue una sorpresa ver a mi tío Gio de brazos cruzados esperándome al final de estas. Levanto una ceja cuando vio mi atuendo, pero antes de que digiera nada mi tío Paolo apareció.

— Wau ¿eres tu?—su cumplido me hizo sonrojar—Estas preciosa—

—Gracias—dije.

—Yo preferiría que te cambies—resoplo mi tío Gio.

—Vamos, hombre ya hablamos de esto—se fue enojado después de lo que dijo mi tío Paolo pero no podría importarme menos.

— ¿Estas lista para que comience la diversión?—pregunto mi tío Paolo con una gran sonrisa.

—Oh no sabes cuánto—dije.

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