Otra vez tu... intruso

HELENA: Aun sigo sin poder creer que la sra. Paty fue tan linda al regalarle todos esos juguetes y ropa a mi Antonio, es una mujer en verdad de muy noble corazón, no quería aceptar al principio pero dijo que se molestaría si yo rechazaba su regalo, entre todas las cosas que llevaba había un auto de juguete a control remoto, el que Antonio tanto desea tener y verlo tan feliz me llena de satisfacción.

Los siguientes días fueron como los otros, tanto trabajo por hacer y quedándome hasta casi tarde para poder dejar todo en orden.

—Helena hija… ¿dejarías que me lleve a Antonio al parque? —llega diciendo la sra. Paty a la cocina donde me encontraba acomodando unos platos. Veo a Antonio y esa sonrisa me lo dice todo, él la quiere mucho, asiento con una leve sonrisa, sé que la pasaran muy bien como siempre me digo a mi misma. Escucho el motor del auto donde ellos se van y me quedo a terminar mientras regresan incluso Casimira se fue temprano, se sentía un poco mal de salud asi que la sra. Paty le dijo que fuera a casa a descansar. Termino de limpiar la estufa y de pronto me toma por sorpresa su potente voz.

—sírveme un café cargado —dice entrando a la cocina con rostro serio y mirada prepotente sobre mí, aunque sin dudar el verle con ese traje gris lo hace verse tan apuesto y resalta esa mirada grisácea pero es obvio que un hombre asi espanta a las mujeres lo sigo porque con ese carácter… es para alejar a cualquiera. Asiento rápidamente y preparo el café con tal rapidez, el por su parte se sienta dónde está la enorme isla sin dejar de escribir en su teléfono.

—aquí tiene señor —pronuncio con voz leve y claro… su imponente porte me pone a temblar, con ese ceño fruncido me lo dice todo y que viene de muy mal humor. Toma la taza y bebe un sorbo sin dejar de prestar atención a la pantalla táctil.

—Prepárame algo de comer —dice y levanta por un momento su mirada para verme, esta vez me observa y enarca la ceja con desigualdad… como no, si el señor “arrogante” es un engreído y malhumorado.

— ¿quiere algo en especial? —apenas logro pronunciar, su mirada sigue fría sobre mí.

—Lo que sea está bien —contesta y al mismo tiempo se levanta de la silla para marcharse. Corro a prepararle algo rápido pero delicioso, no por algo soy buena ama de casa es lo que pienso. Sirvo todo y se lo voy a dejar directo a su despacho donde se encontraba tecleando no sé qué cosas. Coloco la charola a un lado y me marcho y como siempre ni un “gracias” de su parte.

Lavo los trastos que acabo de ensuciar y oigo a mi pequeño gritar.

— ¡Mami, mami mira que me compro Abu! —oigo decirle esto último y me toma por sorpresa, sé que es un niño inteligente pero… ella no es más que mi jefe por decirlo de alguna manera. Me arrodillo frente a él y acaricio su carita y tomo sus manitas entre las mías.

—Antonio… mi amor… ella es…

—no le reproches nada Helena… déjalo llamarme asi —llega caminando hacia nosotros la sra. Paty, es muy tierno de su parte… pero si el gruñón de su hijo nos escucha no quiero ni imaginármelo.

— ¡déjalo que me llame asi! Además no le hace daño a nadie, Antonio es un niño muy especial para mí —termina de decir y le agradezco el gesto que tiene para con nosotros, ella ha sido muy considerada en todos los aspectos.

Nos despedimos de ella y salimos hacia casa, llevo a mi pequeño en brazos y ya va dormido, el camino de regreso es muy largo por lo que llegamos siempre tarde. Aunque he de admitir que la sra. Paty es quien nos paga el taxi para que nos regresemos, en verdad esta señora es un ángel caído del cielo.

DORIAN: Camino hacia el comedor para desayunar antes de irme al trabajo, mamá estaba sentada tomando su café con leche como es costumbre.

— ¡Buenos días Madre! —saludo y al mismo tiempo beso sus cabellos.

— ¡Buen día amor! —responde al saludo con su sonrisa angelical y claro… ahora está haciendo otra vez compras y sin dudarlo es para ese “pequeño intruso” otra vez, a mamá le encantan los niños pero es casi raro que se encariñe o debería decir encapricharse con uno.

— ¿otra vez compras? —hablo persuasivamente mientras la veo sonreír y elegir los trajes y zapatos ni siquiera ha hecho eso conmigo… hacia mucho que no tiene un gesto así.

—perdón hijo no te escuche —contesta prestándome atención “otra vez” lo que me molesta y prefiero quedarme callado, termine antes de lo normal, el desayuno que apenas si toque. Llego a la oficina y como es ya costumbre los papeles ya estaban hasta invadiendo mi espacio, los tomo y empiezo a leer y firmar los que son necesarios.

—Sr. Wesley —alzo mi mirada y esta parada mi secretaria en la puerta tratando de disculparse con lo que se avecinada… mi pesadilla.

—Está bien Srita. Miranda, déjenos solos —repudio con solo ver que atrás viene ella…

— ¡vaya trato a una vieja amiga! —su contoneo me tiene hasta la coronilla.

— ¡qué demonios haces acá!

—mira Dorian… te lo dije ya una vez, eres mío… ¿o necesitas que te lo demuestre bebé? —contesta a esto último quitándose su exuberante abrigo y para lo cual intervengo.

— ¡QUE ACASO NO ENTIENDES QUE ES UN... NO ALEXA! —respondo con voz tajante noto que se contiene las lágrimas que según ella me harán considerarla pero no será asi.

—Cómo puedes tratarme asi… —dice marchándose del lugar y esto me tiene como un demonio, me acomodo en mi sillón otra vez y continuo con lo mío, apenas me lograba concentrar asi que necesitaba un lugar tranquilo… mi casa. Salgo directo para allá y para colmar mi paciencia mamá llamándome para reprocharme por qué hice llorar a Alexa… es más que claro que le fue con su teatrito.

Estaciono el auto en la cochera, veo a mamá cruzada de brazos justo en la entrada, pero esta serena totalmente.

—Sé que eres un hombre ya… y no tengo porque meterme en tus cosas, pero tratar asi a Alexa y no lo digo solo por ella si no que a las mujeres… ¿amor que está pasando?.

— ¿Qué te invento ahora? —reprocho a regañadientes.

—Fue como siempre a visitarte y querer ir a comer contigo para sacarte de tanto estrés y casi le pegas —oigo esto y reviento en rabia.

—mira mamá no sé qué estupidez te haya dicho la vib… Alexa pero es claro que no lo hice, simplemente no quise… ¡sabes que olvídalo! solo no quiero verla acá.

—por favor hijo… sé que tienes tanto trabajo pero a mí también me duele que seas asi conmigo… distante y frio soy tu madre y que esperar de Alexa… si es tu amiga.

—sabes mamá no estoy de humor, solo quiero estar solo —respondo de último, ojala mamá se dé cuenta de la desfachatez de Alexa de una vez por todas es claro que le vendo los ojos pero hare lo que mi amigo me dijo… la denunciare por acoso. Camino hacia mi habitación me recuesto y veo los minutos pasar, siento intranquilidad todo por la mujerzuela esa… sé que me porte frio con mamá y… me siento un idiota, salgo de la habitación y mientras salía se tropieza conmigo ese niño que no sé de donde habrá salido.

—Perdón —dice con su pequeña voz y alza su mirada, tiene unos enormes ojos verdes que se me hacen familiares aunque ya ni sé de dónde. Enarco la ceja molesto e iba a decir algo cuando veo que está a punto de llorar.

— ¡pero que está pasando! ¿Dorian que sucedió? —llega mamá justo a su lado para calmarlo, no sé pero… este niño también engatuso a mamá y… ¿de dónde lo saco? no dejo de preguntarme.

—No pasa nada… solo…

—Tranquilo mi vida, ven vamos a jugar — ¡a jugar! piensa la voz en mi cabeza, ¿desde cuándo mama es tan cariñosa con un desconocido? —por favor mi amor sonríe aunque sea un rato asustaste a mi niño con esa cara —reprocha mamá con diversión y esto me enfada aún más, prefiero salir hacia afuera y quedarme un rato en la mesa que está en el jardín justo al lado de la piscina. Allí estaba mamá con ese niño otra vez, reían y jugaban entre ellos… hacia mucho que no veía a mama tan feliz después de la muerte de papá, sus ojos resaltaban y brillaban, su enorme sonrisa era eterna. Me quede observándolos y debo admitir mamá es mucho más feliz con un pequeño niño que con un ogro frívolo como yo.

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