5.Vuelvo a Caer

Una vez más me encuentro con un desconocido, conocido dentro de una situación que no sé de dónde salió. Empiezo a pensar que algo me han hecho que ahora acepto con cualquier pretexto irme con él, o tal vez se deba a que es completamente irresistible y que yo caigo en un tipo de hechizo cuando estoy junto con él. Diego, tomando las riendas de la situación hace que suba a su auto, dejando el mío en el restaurante para que pueda llevarme a casa. Sé las intenciones que tiene y de pronto se hacen también mías, lo que me lleva a caer en una mezcla de emoción y nerviosismo. 

― ¿Por qué vivís con tus hermanos? ― Me pregunta mientras observa como envió un mensaje en mi celular.

― Hace un año terminé con mi ex y vivíamos juntos en un departamento. Cuando él se fue tuve que mudarme con mis hermanos― le cuento.

― ¿Y ese ex está por alguna parte?― Averigua con un tono de voz lleno de picardía. 

― No, me detestó tanto que decidió poner continentes de por medio ― Contesto sonando un poco amargada.

― ¡Guau! Supongo que dolió.― Comenta. 

― Al principio sí, pero después Ibiza me ayudó a ni siquiera acordarme de él ― respondo coqueta de nuevo y en estos momentos ya no sé si culpar al alcohol o al argentino que tengo al lado mio. 

― Sí, me acuerdo de que no te acordabas ni de tu nombre.― Bromea.

Me sonrojo de nuevo, creo que jamás me había sonrojado antes hasta que lo conocí a él, supongo que es parte del encanto que tiene o tal vez yo me he vuelto un poco más sensible. 

― ¿Entonces el viaje a Ibiza era viaje por despecho?― Me pregunta seguro. 

― No precisamente― le respondo enviando el mensaje― pero si te soy sincera, en este momento no quiero hablar del tema, arruinaría la noche por completo.

Llegamos a mi casa más rápido de lo que yo pensaba y eso que sólo siguió las indicaciones del GPS. Bajo de su auto increíblemente nerviosa por lo que trato de mantener la compostura. Diego observa la fachada y luego baja su mirada hacia mí.

―¿Es tan bonita de afuera como lo es de adentro? ― y se acerca sigilosamente hacia mí pegando su pecho al mío y empujándome contra la puerta ― ¿no me vas a invitar a pasar Mexicanita linda?― Me pregunta haciendo que mi respiración se agite un poco más de la cuenta.

Acaricio su pecho con mis manos, no puedo evitarlo, y levanto la mirada para encontrarme con sus hermosos ojos que siento me desnudan por completo ― Mis hermanos están ahí dentro.― Explico nerviosa. 

― ¡Ah! Los hermanos, ¡qué peligro!, pero sabes me encanta el peligro, en lugar de Nombre me hubieras dicho que te llamabas Peligro y te hubiera creído más.― Dice divertido. 

― ¿Por qué eres tan intenso? No puedes pasar una velada tranquila sin..― Trato de decir. 

Entonces me besa sobre los labios callando justo lo que estoy apunto de decir. Apoya todo el peso de su cuerpo contra mí acorralándome sobre la puerta de la entrada, sin que pueda evitarlo lanzo un gemido para tomar aire y vuelvo a besarlo mientras paso mis dedos sobre su nuca. 

Deja de besarme y me mira a los ojos ― ¿entonces?― Insiste en un susurro. 

―Sólo déjame ver si no están en la sala, es que suelen quedarse viendo programas muy tarde, ya sabes...― comento cómo puedo porque en realidad no sé ni lo que hablo.  

Abro la puerta con cuidado y la cierro dejándolo un momento afuera. Camino hacia los sofás de la sala para ver si no están dormidos ahí y cuando me percato que mis hermanos están en sus habitaciones regreso a la entrada. 

―Pasa, pero no hagas nada de ruido― le pido. 

Diego pasa sin que se escuchen sus pasos. Cuando cierro la puerta, lo tomo de la mano para llevarlo a mi habitación y en cuánto llegamos cierro la puerta y enciendo la luz. 

―¿Te gusta con la luz encendida?― me pregunta en un murmuro mientras me ve a los ojos fijamente. Yo no respondo, simplemente veo la situación para luego reaccionar. 

Diego se quita la camisa negra y muestra su torso haciendo que pase saliva de inmediato. Se acerca, toma mi rostro y me sonríe. 

―Sé cuales son tus intenciones ― le comento mientras siento cómo se aproxima hacia mí para besarme de nuevo ― y no soy la típica mujer que tú estás pensando. ― Le advierto. 

―¿Y según vos cuál es ese tipo de mujer en la cual yo estoy pensando? ― Me pregunta sensual.

― Del tipo que a ti no te conviene.― 

Él termina acercándose a mí y puedo sentir el calor que emana su cuerpo ― ¿Lo decis porque sos una buena chica? ¿Crees que no me convienen las chicas buenas? ― Me pregunta mientras desabrocha mi filipina y deja al descubierto mi blusa de encaje que tengo debajo. De los nervios olvido lo que tengo que decir y comienzo a temblar. ― No tengas miedo, muerdo, pero lo hago muy suave y según lo que me dijeron por ahí, lo hago muy bien ― Me dice al oído.

― No te tengo miedo ― logro responderle.

― Entonces no te pongas nerviosa, tengo muchos planes para vos esta noche ― Se acerca un poco más y puedo sentir todo su cuerpo excitado― Entonces ¿qué te parece si pasamos a la cama?― Me propone. 

Mientras siento su rostro sobre el mío, estiro la mano lo más que puedo hasta tocar el enchufe de la luz y logro apagarla dejando la habitación a oscuras. 

―Con luz, sin luz, me da igual― responde y sin poder evitarlo vuelvo a caer, tal y como pasó en Ibiza. 

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