4. ¿Quién es él?

Llego a mi casa y tan pronto como dejo mis cosas voy a mi laptop y busco en en g****e el nombre de Diego.

"Diego D’Angelo, empresario de nacionalidad Argentina nacido en la provincia de Buenos Aires y que radica actualmente en la provincia de Mendoza, es  conocido por ser dueño de importantes viñedos en esta parte del país. Fecha de nacimiento 26 de noviembre" 

Comienzo a leer más datos sobre él lo que me lleva a dar click en su sitio web donde observo detenidamente las fotos  como una chiquilla emocionada. Me encuentro una donde se ve guapísimo y me quedo mirándola fijamente, memorizando cada detalle y recordando vivamente la primera vez que la vi de cerca.

―Si que eres guapo― murmuro. 

― ¿Quién es ese güey? ― escucho la voz de mi hermano atrás. Cierro la computadora de inmediato y le doy un golpe en el pecho ― Me choca que me espantes así Vale, ¡no hagas eso!

Valente mi hermano gemelo, es el mayor que yo por 5 minutos, y piensa que tiene todo el derecho a saber lo que concierne con mi vida, yo sólo digo que es un chismoso.

― ¿Quién era pues? ― me insiste ― ¿algún prospecto?

― No, es un viticultor y ya ― digo tratando de no sonar nerviosa ― ¿qué haces aquí?

― Pues, quiero saber si me puedes hacer algo de cenar.

― ¿Es en serio? Vengo de cocinar todo el día.

― ¡Ándale! Además estoy seguro de que Rodrigo también querrá.

Me levanto enojada y mientras él me sonríe como tonto me dice en tono de tirunfo ― por eso me caes bien hermanita ― lo que me provoca darle un golpe en la nuca pero él se mueve.

― Vamos, que lo único que quiero es dormir―me quejo. 

Después de cocinar una cena rápida, regreso a mi habitación, cierro la puerta con seguro y vuelvo a abrir la computadora, inmediatamente sale la foto de Diego. Lo vuelvo a observar y sin quererlo empiezo a memorizar los detalles de su rostro. Después sigo buscando fotos hasta que empiezo a enumerar las favoritas en mi cabeza, me doy cuenta que he pasado más de la cuenta obsesionada con sus fotos cuando veo el reloj sobre la pared y me percato que ha dado la una de la mañana. 

―Demonios― susurro. 

Antes de apagar todo guardo su página web y una que otra foto de él y apago la computadora para después tirarme sobre la cama para cerrar los ojos y dormirme imaginando su bello rostro que al parecer se ha quedado grabado en mi memoria. 

*** 

Al día siguiente

Llegué al restaurante más tarde de lo normal pues me levanté un poco cansada entre el desvelo y el trabajo y me costó mucho salir del sueño a la realidad. Además, por si fuera poco, me vestí con conciencia por lo que me tardé más de la cuenta. Mis hermanos lo notaron y se burlaron de mí toda la mañana mientras trataba de desayunar, al final sólo les dije que me dejaran en paz aunque aún así, pude escuchar las risas cuando salí de la casa. 

El restaurante se encontraba tranquilo, todos estaban en sus puestos limpiando y acomodando las cosas, yo entré directamente a la cocina, mis cocineros y sub chef repasaban el menú del día y se ponían de acuerdo para las estaciones de trabajo.

― Jo― le digo a mi subchef.

― Sí Chef.―

― Saca del menú el caldillo de queso con papas. El proveedor me llamó y me dijo que no puede traer las papas hoy, lo hará mañana, así que para prevenir mejor no lo metas.―

― Sí chef ― contesta y borra de la lista el platillo y va a comunicarlo a los meseros.

Entro a la pequeña oficina a dejar mis cosas y veo sobre el escritorio una postal con una fotografía de una playa en Ibiza, la volteó de inmediato y sonrió al ver el mensaje. 

"Nombre, para que no te olvides de dónde nos conocimos. D.A" 

Salgo con la postal en las manos ― Jo ¿Quién trajo ésta postal?

― No lo sé Chef, estaba en el buzón cuando llegué.― Informa.

― Va, gracias― contesto mientras sé que él estuvo aquí temprano recordándo nuestra cita de hoy. 

Entro de nuevo y la guardo en mi bolsa. Es momento de concentrarme y hacer lo que mejor sé hacer. 

(Horas después)

Ya son las 10 :00 pm cuandol Lena se despide de mí y sale por la puerta de la cocina. Con unos nervios que apenas puedo controlar, entro a la oficina y arreglo mi maquillaje y cabello que en ese momento son un desastre. Mis manos traen un olor a ajo y justo hoy no recuerdo como hacerle para quitármelo. 

Me doy una última arreglada cuando escucho que alguien toca la puerta de la entrada. Respiro y trato de caminar tranquila como si la emoción no me estuviera ardiendo por dentro. 

«Dios, qué guapo», pienso mientras lo veo parado frente a la entrada «¿será casualidad que vista la misma ropa que en Ibiza o lo habrá hecho a propósito?», interrumpo mis pensamientos porque en verdad no quiero darle pie a otras situaciones que posiblemente esté pensando. Abro la puerta y él me recibe con una sonrisa.

― Nombre, dime que ya podemos cenar ― y se muerde el labio inferior de la manera más sensual que he visto.

― Pues, puedo decirte qué hay en el menú si quieres ― y le guiño un ojo. Nunca me había comportado de esta manera, así que yo sola me sorprendo.

Diego entra al restaurante y yo cierro de nuevo con llave. Siento su mirada clavada en mi y trato de ignorarlo, sin éxito.

― ¿Todos se fueron?―

― Así es, sólo estamos tú y yo, y como no hay comensales puedes decirme que quieres que te prepare del menú.―

― ¿Qué me recomienda chef? ― y se acerca con toda la intención de tomarme de la cintura. Siento sus manos pasar levemente para después acercarme a él; mis piernas de nuevo quieren traicionarme.

― ¿Qué te parece algo de beber primero?―

― ¿Algo en especial? ― se acerca a mis labios.

Yo sólo pienso «bésame de una vez carajo, tal vez así pueda tomar compostura de nuevo o perderla, pero hazlo».

― No sé ¿quieres ver qué hay en el bar?―

Él sonríe, acaricia mi cabello con una de sus manos y después con el dedo me da un golpecito en la nariz.

― Bueno, porque en verdad muero de hambre.― 

Ambos caminamos hacia el bar y mientras él revisa las bebidas yo abrí la nevera y tomé una cerveza, la abrí y le di un buen trago. Segundo después me percaté que él me observaba atento.

― ¿Día pesado? ― y tomó la cerveza de mis manos para después darle un sorbo.

― Todos los días suelen ser pesados.―

― ¿Y todos los días tomas cerveza?―

― Sólo cuando la ocasión lo amerita ― le quito la cerveza de las manos y le doy otro sorbo. Diego se levanta de su asiento y camina detrás de la barra conmigo. Esa sensación de querer huir vuelve de nuevo, pero él abre la nevera y toma otra botella de cerveza. 

― ¿Vamos a la cocina? ― le pregunto tímida

― Sí, ya te comenté que muero de hambre y si no como a tiempo me pongo de mal humor.― Explica.

Entramos directamente sin cruzar una palabra. Él va detrás de mí y puedo sentir su mirada constante, no sé que me ve si la ropa que traigo en el momento no es para tanto, es sólo la filipina. Él se sienta en una de las mesas de adentro y yo me pongo del otro lado. 

―¿Se te antoja algo en especial del menú? ― después de decir eso y notar su sonrisa me arrepiento de haber escogido esas palabras.

― Qué te parece algo ligero, no creo que la comida mexicana a esta hora me caiga bien ― dice sincero.

― Va, entonces seleccionaré lo más ligero del menú ― me lavo las manos, empiezo a sacar algunos refractarios y voy a la nevera por los ingredientes.Cuando regreso y pongo todo sobre la mesa para comenzar a picar los ingredientes.

― Entonces ¿qué hacía una persona como tú en un club como el de Ibiza? ― comienza la conversación.

― Mis amigas me llevaron de vacaciones , yo quería playa y lectura, ellas clubs y ligue.

― Y terminaste conmigo ― rie.

― Así es. Sin playa, sin libros...

― Pero con “ligue” como dijiste vos ― complementó.

Me sonrojo, pero continuo concentrada en lo que hago ― Y tú ¿qué hacías ahí?―

― Negocios, suelo ir bastante seguido. Soy el proveedor de vinos de la mayoría de los hoteles de ahí y  también me agrada el ambiente.― Explica. 

Tomo otro sorbo de cerveza para poder relajarme un poco más y no dudar a la hora de cocinar, además el calor del momento amerita una chela muy fría. 

― Me agradó la noche que pasamos juntos ¿sabes?,fue diferente. Me quedé con ganas de hablar con vos después, pero cuando desperté ya no te vi.― 

― Nunca pensé que quisieras platicar, si nos conocimos de esa manera no era para terminar en compromiso y así. Además, no traía celular, ni bolsa, ni nada y supuse que mis amigas me estarían buscando.

Emplato con cuidado y después lo pongo en frente de él ― Nopales rellenos de elote y pollo con salsa verde sin chile ― le explico haciendo que él sonría.

― Me pudiste haber despertado sabes ― me dice mientras toma el tenedor que tengo en las manos. Come un poco y hace un gesto que no sé si me gusta o me excita ― Esto está riquísimo, no lo vi en el menú―

― No, es la cena que le hice ayer a mi hermanos, sólo que su salsa sí picaba. Sencillo pero rico.

― ¿Queres probar? ― y toma un pedazo con el tenedor y lo acerca a mi boca ― O sos de las que no prueba sus propias creaciones.― 

― Claro que no ― contesto de inmediato y como el pedazo de nopal ―creo que le falta picante ― digo bromeando.

Diego se para de su asiento y cuando estoy desprevenida me besa, puedo sentir como mis manos se aferran a la mesa, me encantan sus labios son tan carnosos y suaves. Me besa por algunos segundos hasta que se separa de mí y me ve a los ojos. 

―¿Así está bien de picante? ― me pregunta y yo me río.

― Eres demasiado intenso ¿eso no te ha traído problemas?― Pregunto recuperándome del beso. 

― La verdad son más los beneficios. Si no te hubiera llevado conmigo esa noche no hubiéramos disfrutado de esa manera.―

― Pero ahora estamos aquí y no es necesario ser así, mejor platícame qué haces en esta ciudad y cómo es que llegaste a mi restaurante, tengo curiosidad.

― Vine a hacer algunos negocios y se me ocurrió visitar a mi amiga Cielo, se podría decir que estoy aquí principalmente por eso. Ella escuchó sobre tu restaurante y aquí estamos de nuevo. Debo admitir, Nombre, que cuando te vi salir de esa cocina no lo podía creer, imaginaba todas las situaciones menos esta.

― ¿Desilusionado?

― Para nada, ni un poco.―

― ¿Y en qué tipo de situación me imaginabas?

― Bueno, la verdad no imaginaba mucho ese día, sólo sé que entraste al club e inmediatamente me fijé en vos. No sé si era tu ropa o la actitud tan melancólica que traías y luego tomabas whisky cuando la mayoría de las chicas toman tipo "Sex on the beach" o Margaritas.―

―Estudié coctelería así que sé preparar bebidas, probé de todo y hago de todo por lo que llegué a la conclusión que lo más simple es mejor―le respondo mientras tomo otro sorbo de cerveza. 

― ¿Vos no vas a comer nada?

― En verdad no tengo hambre, he pasado todo el día cocinando comida mexicana y al final sólo quiero comer otra cosa.

Diego se ríe, creo que con él siempre uso palabras equivocadas que dan a conocer otras cosas. Si supiera que en verdad no lo hago a propósito.

― ¿Entonces queres ir a otro lado? ― contesta de inmediato ― Me hace falta un postre.

― ¿A la media noche? No creo que haya tiempo para que te haga uno, los postres son un poco más lentos― digo tratando de zafarme de lo que creo está a punto de suceder.

Diego se levanta de su asiento y se acerca a mí «Soy yo o en verdad todos sus movimientos son sensuales».

― Valle, sé que no sos tan inocente, lo he visto, sabes lo que estoy pensando pero aún así te negas a admitirlo. Me gustas ¿sabes?, desde la primera vez que te vi en el club me gustaste y mucho.―

«Creo que estoy a punto de tener un infarto», pienso mientras siento su cuerpo tan cerca de mí que creo no puedo respirar. Él me toma de la cintura, estamos demasiado cerca para que yo pueda hacer algún movimiento o negarle algo.

― Ya te dije que mañana tengo que ir a misa, no puedo ― contesto de nuevo con el pretexto más estúpido que se me ha ocurrido, pero en verdad en este momento no tengo cabeza para nada.

Con sus dedos toma un poco de crema y sin pensarlo lo pasa por mis labios. De forma inmediata paso la punta de mi lengua sobre de ellos quitándola por completo. Él sonríe y me besa esta vez con más intensidad dejando que nuestra respiración se acelere y comencemos a arder.

― Creo que el sentimiento es mutuo ― me dice al oído cuando termina de besarme ― ¿Sabes?, si me hubieras dicho antes tu nombre te hubiera buscado, ahora sólo deseo recuperar todo el tiempo perdido.―

Volvemos a besarnos, pero esta vez dejo que me siente encima de la mesa, sus manos empiezan a desabrochar mi filipina y yo meto las mías por debajo de su camiseta, puedo sentir su bien formado torso ardiendo. Diego besa mi cuello y comienza a quitarme el uniforme.

Me alejo― aquí no ― comento agitada tratando de tomar conciencia de donde estoy y de las consecuencias que puede haber.

― ¿Por qué? ― dice agitado.

― Las cámaras ― pronuncio respirando más tranquila.

― Entonces vamos a otro lado ― me sugiere y sin que pueda responderle algo, me toma de la mano para juntos salir del lugar.

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