Vince

La puerta de la habitación se abrió y Berrocal suspiró pesado. 

—Estoy ocupado—Resumió y Chapas negó con la cabeza. 

—Lo siento, están aquí los matones del Rey y encontré a su hermano. 

—A Nando ponlo en un lugar seguro y no le des absolutamente nada de comer ni beber. 

—Sí. 

—Señorita quiere ver a la familia. 

—Claro, siempre me apetece. 

Ella se visitó rápidamente y él también, los dos salieron de la habitación y Berrocal le tomó de su mano y le aseguró nuevamente que estaba segura con él. Ella sonrió y los dos rieron. 

—Sé que puedes defenderte, pero sé que somos más fuertes en equipo. 

—Tengo un entendimiento contó Berrocal. No rompo promesas y no voy a echarme para atrás porque no soy una niñita, menos voy a olvidar que me debes una Master class. 

Él le acercó más a su cuerpo. 

—Buenas, familia, qué se les ofrece —preguntó Berrocal. 

El rey y sus padres sacaron sus armas y le apuntaron. 

—¿Por qué no bajamos las armas?—preguntó Lexie y desarmó a su futuro esposo para apuntar a su papá con sus dos manos.

Berrocal tomó una lenta respiración al igual que  Vince y Lali. Lexie detesta a Raymond y después de la grandiosa idea de dejarle morir a mano de un grupo de matones su relación no se había hecho más fuerte o más estrecha.  

—Lexington, baja el arma, hija —pidió su abuelo. 

Lali desarmó la suya y la puso en el suelo. Se acercó a su nieta. Estaba tan feliz de verle. 

—Deja las armas y abrázame —ordenó. 

Berrocal le quitó las dos armas y siguió apuntando a los dos hombres que le amenazaban en su propia casa. 

—¿Tenemos que empezar la tarde así?—preguntó el joven. 

—Fallaste en comunicar que mi hija estaba viva—reclamó Raymond de inmediato. 

—No me preguntó y para mí es un tema personal. 

—¿Personal?—repitió el papá de Lexie. — ¿De forma que es tuya o un negocio más?

—Personal de forma en que soy muy protector con mi familia. Jamás le diría a mi mujer que se ponga de rodillas para que la sacrifiquen. No importa en cuál hueco esté, cuando Lexie llama yo voy o alguien va y la saca de la emergencia en la que esté. 

—¡¿Le pediste a la niña que se sacrificara?! Cuéntame por qué o para qué, ¡¡¡para qué!!—ordenó su madre. —Baja el jodido, arma. Tú también Vince. 

—¿Quieres un café, abuela? —preguntó Lexie y se inclinó para darle un beso en la mejilla, lo mismo hizo con su abuelo y continuó hacia la cocina con Lali. 

—Sí, quiero ese café  y un Whiskey. 

—A mí ya sabes muñeca —gritó  su abuelo antes de acercarse a abrazarle. Le dio un beso en la frente y la soltó para estrechar su mano hacia Berrocal —Así que has sido tú quién le ha sacado de esa pesadilla—Dijo Vince mientras se acercaba.—¿Berrocal, verdad?

—Así es. 

—Tenemos que hablar de negocios. 

—Claro, Lex. En la terraza.  ¿Puedes pedirle a Paty?

—Estoy bien—Respondió con una sonrisa—. ¿Quieres algo, cariño? 

—El cafecito —pidió. 

Los dos sonrieron con complicidad, su abuela siguió a los hombres y los tres comenzaron una fuerte conversación sobre territorio, cuando su nieta se unió la mujer la puso al tanto y finalmente dio su opinión. 

—Dejémoselo a Lexie. 

—No,  no lo quiero. 

—Permiso —Declaró Berrocal cuando Chapas le acercó el teléfono. 

Era un video de las noticias. 

El ladrón de Bernabéu había atacado de nuevo, en la misma dirección que ellos habían robado la coca. El joven le pidió que enviara la información a su teléfono y pusiera a alguien a investigar al respecto. 

Continuó con la reunión al lado de la familia de Lexie, el ambiente era tenso y aumentaba cuando tenía que dirigirle la palabra a su padre. Dos horas más tarde estaban despidiéndose en la puerta de los señores Staton. 

La joven se disculpó con Berrocal para ir a comprar con su abuela. 

—¿Quieres que te ponga un chofer o manejas?

—Manejo. —él las dirigió a la cochera. —Elige el que quieras, Papa y Tragón van contigo —Lali rio. 

—Todos que son platillos típicos —la mujer volvió a reír. —Perdón. 

—No quieres que piensen que somos delincuente, verdad.

—Sí, sí. Entiendo, cómo te llamas—preguntó al más grueso. 

—Roberto y ese es José. 

—Ahh… Mucho gusto, Laila—replicó y les saludó. 

Berrocal le dio un beso Lexie y las dos subieron al auto,  fue a ver la grabación de las noticias y los videos de las pocas veces que le habían detectado. 

Lexie ni siquiera había entrado al lugar, pero estaba seguro de que había sido ella. El joven converso con sus amigos para que le visitaran. Además vio a su hija en vídeo. Le envió besos y abrazos. Finalmente, fue a tomar una ducha y arreglarse para su cita. Lexie aprovechó para arreglarse el pelo, su abuela le vio impresionada por el look, sin embargo no dijo nada. Decidió esperarse a que estuvieran en el auto. Lexie condujo a casa de su padre, dejó a su abuela  frente a la puerta y la mujer él vio con una sonrisa. 

—Mi amor, en este estilo de vidas no hay cenas los viernes en la noche. 

—Yo no soy una delincuente y Berrocal tampoco. 

—Los dos juntos llaman demasiado la atención, tú eres una preciosa y él es un hombre terriblemente atractivo. 

—Lo sé. 

—¿Estás por él? 

—Estoy muy enamorada, pero… 

—Pero… 

—No estoy en edad de andar con un hombre por hobby. Es perfecto para el negocio, no se caga cuando ve a tu hijo y es inteligente. 

—¿Te hace feliz?

—Me hace feliz saber que no tengo que preocuparme por un hombre mediocre. 

—Sí, sobre todo cuando andas robando de nuevo. 

—Estaba recuperando las joyas de alguien más. Un favor para un viejo amigo. 

—Eres buscada internacionalmente. Hazme el favor de mantener el perfil bajo y seguir con tu fantasía de ser solo una mujer rica e independiente que no prostituye otras mujeres. 

—Estoy cansada de las definiciones y etiquetas familiares.

—Eres una ladrona, proxeneta y ahora traficante. Eres la vergüenza de la vida, pero te amo. Eres muy guapa—Respondió y le llenó de besos. —Ve con tu hombre. 

—Te amo, nos vemos. 

Lexie llegó al restaurante en el cual le había citado Berrocal, los dos se quedaron viendo, muy bien vestidos, se veían muy guapos. Él le ofreció una copa de champaña y ella la tomó para chocarla contra él. 

—¿Para qué te robaste las joyas?

—¿Cuáles?

—Eres la ladrona de Bernabéu. 

 

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