Parte 3.

Me sorprendí al leer la carta, ya que sólo decía: «estimada Vero, soy tú admirador secreto. Simplemente te vi y me enamoré de ti. Aquí te dejo mi número de teléfono, mis redes sociales y también un dibujo de como fue qué te miré por primera vez.»

Observe el dibujo y me di cuenta que como me había conocido fue cuando hablé con la señora Fátima, cuando estaba fuera del departamento. Así que era de lógica pensar que el joven nos había estado observando mientras doña Fátima y yo, conversábamos. 

Miré a todos los lados de la carta; para ver si la persona que lo escribió, había anotado su nombre. Y sí, efectivamente, estaba escrito el nombre de Keiner. O. «¿Quién será ese tal Keiner. O?» Me preguntaba a mí misma, mientras guardaba la carta en un cajón. De repente mi celular timbra. Era un número desconocido que no recordaba haber visto antes. No sabía si contestar o no la llamada.

Me sentía nerviosa, "y no sabía, el porqué de ello."

Mi celular no dejaba de timbrar, esa persona que llamaba insistía, hasta que yo decidí contestar.

—Disculpe, ¿Quién llama? —pregunté.

—¿Eres Verónica? —preguntó la persona que llamó.

—Sí, ¿porqué?, ¿quién habla? —Insistí en saber de quién era la voz que estaba del otro lado.

—Dice mi hermano que si ¿leíste la carta? —me preguntó, yo algo nerviosa y angustiada corte la llamada.

No comprendía, como alguien podía tener mi número sin yo habérselo dado. Ni porque ese tal Keiner, había puesto a su hermano a llamarme.

«¿Tanto le urge saber si leí su carta? -pensaba.»

Después de eso, decidí dibujar un rato, y así no pensar más en eso. Mientras dibujaba no sé, me dió por asomarme y ver por la ventana; alcancé a ver a un chico que no había visto antes. Supuse que debía tratarse del chico nuevo y que por ello, le habían dado la bienvenida los demás vecinos. 

Me levanté y me acerqué a la ventana. El joven tenía una especie de oficina en su departamento, estaba revisando su laptop.

—"Creo que es muy apuesto". —lo dije en voz alta.

Pero al mismo tiempo, negaba con la cabeza diciendo: «como pude decir eso, tengo que tratar de controlarme.» 

En eso vuelve aquel recuerdo que marcó mi vida para siempre. Les contaré:

Mí vida ha sido muy complicada desde que estaba en la escuela.

Recuerdo muy bien la vez que me le declaré a un chico en el instituto. Ese día, muchos de mis compañeros se burlaron de mí, ya que Elián el chico que tanto me gustaba, me rechazó y me trato muy feo.

—Elián, me gustas mucho. —al fin confesé.

—¿"En serio"?, eso sí que es normal. Yo soy un chico muy galán; pero que una fea me lo diga, no es para nada lindo. —respondió y se burló.

—¡Yo no soy fea! —le dije casi llorando.

—No, no eres fea. Eres horrible. —exclamó, mientras se reía sin parar delante de todos los otros chicos, quienes también comenzaron a reírse de mí.

—Eres muy malo.—respondí. 

—Y tú eres un patito feo.—me dijo, dió la vuelta y se fue. 

Después de eso ya no fui la misma. Así me enamorará de alguien, no confesaría mis sentimientos y así, con el tiempo, los iba olvidando. Sólo espero que esta vez, si me enamoró nuevamente, pueda olvidar rápido ese sentimiento. Yo soñaba con llegar hacer feliz. 

Después de un rato de mirar al chico por mi ventana, seguí con lo que estaba haciendo, mientras que afuera de mi departamento algunos vecinos seguían con su escándalo y la bulla.

—Hágame el favor y dejé a mi novia en paz. —escuché que alguien dijo con una voz que sonaba bastante molesta.

—Sólo quiero que mi amiga me ayude con la chica. —respondió un joven, o eso pensaba ya que su voz lo definía.

—Sí eres tan hombrecito, tú mismo puedes conquistar a esa chica que dices. —nuevamente escuché esa voz llena de enojo.

—Soy muy hombrecito, sólo que no se como empezar. —exclamó el joven.

—Haber, tú dime, ¿quién es la chica?

Ya estaba harta de tanto ruido, así que me puse los audífonos y seguí con los dibujos. Siento que esa discusión, no tenía mucho sentido; así que era mejor no poner tanta atención a ese tipo de conversaciones. 

Me emocioné tanto dibujando y escuchando música que cuando miré el reloj, eran las 5:30 p.m, además, que mi celular ya estaba muy descargado. Lo bueno era que por fin había terminado de hacer los últimos dibujos. Puse mi celular a cargar, para luego prepararme algo de cenar, ya que tenía mucha hambre después de tanto trabajo. Preparé unas ricas papas fritas y un pedazo de pollo, además para beber me hice un batido de fresa. Y luego me senté en la mesa para poder disfrutar de lo que yo había preparado. Mientras afuera volví a escuchar las voces de los mismos que estaban discutiendo momentos antes.

—Ahora sí, ¿preparado para conquistar a tu amor? —dijo el hombre el cual ahora parecia estar más calmado.

—Sí, ahora que sabes quién es esa joven que tanto deseo y con todas las recomendaciones que me diste, estoy seguro que lo lograré. —escuché decir al joven. 

Luego de eso, escuché tocar la puerta de mi apartamento. Yo fui a abrir y cuando lo hice me topé con el mismo chico que antes había venido y pasado como si nada a mi departamento.

—¿Qué quieres? —le pregunté, pero él no me respondió nada. Y lo que hizo luego me dejó inmóvil...

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