Capítulo 4

Me encuentro en la sala, estoy por marcarle a Tom pero el sonido del timbre llama mi atención, guardo mi móvil en mi bolsillo y me apresuro a  atender la puerta, abro sin ver quién es, una mala costumbre mía abrir así. Me encuentro con unos ojos felinos y sonrió. 

—¡Has venido! —Me lanzo a los brazos de Tom quien me toma de volada, al separarnos le miro sin dejar de sonreír— ¿Cómo estás? —Me aparto para darle paso. 

—Estoy bien. —Responde con una sonrisa en su rostro que no termina de convencerme, pero no digo nada. 

—Vamos, nos esperan. —Lo tomo de la mano para cerrar la puerta y finalmente guiarlo. Sé que no está bien, pero haré lo mismo que hice con Vero no lo voy a presionar, yo solo espero que el ambiente no sea tenso ni incómodo. 

—¿Dónde está Elizabeth? —Se gana un regaño de mi parte <<¿Por qué no la puede tratar de usted o de señora?>> Si es cierto que ella se lo ha permitido, pero vamos que debe haber respeto, no sé si es mi cultura que es distinta o aquí solo se tratan así como si fueran todos de la misma edad.

—Están esperando en el comedor. —Pasamos la sala, el pasillo y llegamos al comedor. —Miren quien ha llegado. —Digo con una sonrisa que me llega a los ojos, me alegra en serio que esté aquí con nosotras. Nos miran. 

—Mi niño. —Extiende los brazos la mujer, quien está sentada a la cabeza de la mesa

—¿Cómo estás? —Thomas camina hasta ella y le abraza como un niño abraza a su abuela, ella le besa la cabeza. 

—¿Estoy bien y tú? —Se aparta una vez satisfecho por la demostración de cariño. 

—Mejor ahora que estás aquí con nosotros, este es mi nieto. —Señala al castaño de ojos verdes sentado a su derecha y frente a Verónica. 

—Un placer soy Thomas, pero puedes llamarme Tom. —Le tiende la mano y el castaño se la acepta dándole la suya. 

—Yo soy Alahin. —Sonríe a su vez. 

—Vamos mi niño toma asiento ya, después charlan bien y se conocen. —Le pide la señora, Tom hace lo que ella le pide y se sienta al lado del chico y yo voy al lado de mi callada amiga quedando frente a mi incómodo amigo <<vaya tela>> 

—Huele de maravilla. —Comenta Tom. 

—Me ayudó chiquita. —Contesta la mujer.

—Ahora no me extraña, esto se le da de lujo. —Agrega Tom. 

—Aparte de que le gusta el mejor animé del mundo también cocinas... ¡vaya! —Sonríe Alahin mientras me mira y como siempre, nuestras miradas se encuentran de inmediato. Cada vez que esto sucede algo en mi reacciona como no debe y esto, no me gusta... no lo comprendo, sin embargo, sé que no está mal. 

—No es para tanto. —Respondo restándole importancia. 

—No seas modesta Neon. —Escucho llamarme así al extraño de bonita sonrisa, a quien ahora miro como si fuera el peor de mis enemigos. 

—No me llames así, prefiero Caribba. —No deja de sonreír.

—A mí me gusta Neon. —Sigue en su línea, pero no digo nada, se ve tan inocente y tan buena persona que no puedo ser yo y decirle unas cuantas joyas a la cara. Todos me miran esperando a que explote, pero yo solo resoplo. 

—Vamos a comer que se enfría. —Los animo para que dejen de mirarme, la situación me incómoda. Ahora es mi turno de dar miradas, primero me giro a Vero, quien está tensa y solo mira la comida. 

—Nena Love. —Escucho la voz del toca pelotas de Tom, ni por estar triste deja de molestar, enseguida le miro y frunzo el ceño <<¿Pero qué le pasa? ¿Acaso van a decir cada sobre nombre frente al extraño?>> 

—Que te den Tom. —Le espeto con brusquedad. 

—Tom déjala, luego no la aguantas. —Le reprende la señora Benson y este sonríe. 

—Solo quería que me pasarás una tortilla de patatas que están a tu lado. —Sonríe malicioso, no sé a qué ha venido eso, Verónica está más cerca. 

—Pues Vero las tiene más a su alcance. —Le suelto con una pizca de maldad, a mi amigo le cambia el gesto y yo sonrío angelicalmente, pero mi victoria se ve interrumpida por un pellizco de parte de mi amiga, le miro y presiono los labios para no soltar el quejido, ella le pasa a Tom lo que me pidió. 

—Gracias Verónica. —Dice Tom sin mirarla. 

—No hay de qué. —Le responde Vero en un hilo de voz.

—¿Me perdí de algo? —Interviene la mujer. 

—De nada. —Sueltan a la vez, lo cual hace que la mujer enarque una ceja y los mire por turno, de tonta ella ni un pelo. Alahin por su parte guarda silencio y nos mira a cada uno, pobrecito aún no sabe con el tipo de personas disfuncionales que se está involucrando. 

—Bien vamos a comer para pasar a la sala y conversar un buen rato, mañana trabajan y no se pueden quedar hasta muy tarde. —Le hacemos caso, disfrutamos de ese banquete de Dioses. Entre risas incómodas, miradas intensas y palabras dichas con segundas intenciones acabamos la cena. 

—Yo recojo la mesa. —Me ofrezco.

—Yo ayudaré a Neon. —Se une Alahin. —Ustedes vayan una vez terminamos, les llevaremos más bebidas. —Sonríe, pero yo parezco hecha de piedra. Los demás salen del comedor y quedamos solos los dos, no aguanto más, es un chico tierno y sé que no lo hace por molestar, pero no me gusta que me llamen Neón. 

—Te fui muy clara cuando te dije que nunca me llamaras así, no se lo permito a mis amigos y mucho menos te lo permitiré a ti que te conozco de nada, si estás acostumbrado hacer tú voluntad, conmigo lo llevas claro guaperas. —Le suelto sin la menor consideración pillándolo por sorpresa.  <<Se lo advertí>> Cuando pienso que va a salir y dejarme ahí sola y liada no lo hace, solo me mira, ya cansada de que me esté mirando frunzo el ceño.

—¿Qué tanto me ves? —pregunto malhumorada. 

—Lo siento. —Me deja descolocada, su voz es suave y tierna, suena sincero. —No pretendía incomodarte, pero es que tu nombre me gusta y ahora me afirma que te va muy bien “La más fuerte”. —Susurra y quedo totalmente descuadrada 

<<¿Cómo sabe lo que significa mi nombre?>> No puedo decir nada he quedado en blanco, él me sonríe y yo frunzo mucho más el entre cejo. <<¿Por qué tiene que ser tan amable cuando yo he sido una borde con él>> 

—No debería desagradarte tu nombre, es precioso, raro pero precioso. —Dicho esto se apresura a recoger la mesa dejándome ahí con la boca abierta. Segundos después me doy un tortazo mental y le ayudo, metemos lo que sobró en recipientes de plástico y luego al refrigerador, una vez terminado eso prosigo a meter la vajilla en el lava platos. 

—¿Cómo sabes el significado de mi nombre? —pregunto sin poder contenerme más. 

—Me gusta leer e investigar, un día estaba trabajando en algo y me envió a una página donde salieron infinidad de nombres peculiares y su significado y mi curiosidad me ganó. Nunca pensé que conocería a alguien con uno de esos nombres y resulta que conocí a una persona con dos de ellos. —No lo estoy mirando, pero sé que sonríe, al escucharlo quedo casi en shock. —Le miro y en efecto está sonriendo. 

—¡Ah! —Es lo único que mi boca se digna a decir, no sabía que mis nombres estaban en internet <<!genial padres, se esforzaron un montón!>> Termino de meter los platos y cierro la puerta del lavavajillas y me agarro los dedos de la mano izquierda, el dedo índice y el medio se llevan la peor parte. —¡Carajos, pero que mierda! —Grito por el dolor que siento.

—¿Estás bien? —Se acerca a mí y toma mi mano entre las suyas, la retiro en repetidas ocasiones. —Tranquila no te lastimaré, tendré cuidado —le miro y su mirada me inspira seguridad por lo cual le dejo hacer. 

—Duele… y duele mucho. —Me quejo. —La cerré con demasiada fuerza. —Él acaricia mis lastimados dedos con delicadeza, están muy rojos. 

—Tranquila estarás bien solo fue un apretón de parte del lavavajillas. —Sonríe, <<no le veo la gracia.>> 

—Que torpe soy. —Me regaño a mí misma.

—No digas eso, ha sido un accidente. —Me aclara. 

—Si, accidentes como éste me ocurre todos los días, no sé como sigo completa.

—Eres un peligro eh… —Le miro y ahí está esa mirada hechizante y esa maravillosa sonrisa, quito mi mano de la suya como si su contacto me quemara. 

—Debemos ir con los demás, han de estar esperando por nosotros, toma una copa para el vino de la señora Benson y para ti, si así lo deseas, mis amigos y yo tomamos cervezas. —Le explico mientras salimos de la cocina hacia el comedor. 

—Yo igual. —Dice tras de mí. Al llegar al comedor voy directo al frigorífico mientras él saca la copa, escojo el vino blanco el mismo con el que cenamos, saco también las 4 botellines de cerveza. —Déjame ayudarte se te pueden caer. —Se ofrece quitándome los botellines de los brazos.

—Gracias. —Sirvo el vino y vuelvo a guardar la botella —yo llevo mi bebida y la de tu abuela y tú llevas las de mis amigos. —Y así lo hacemos.

—Nunca te dejas ayudar ¿Verdad? Yo podía con los 4 botellines. —Le miro.

—No lo necesito. —Vuelvo mi vista al camino y vamos directo a la sala donde están los demás. Tom y la señora Benson están en el sofá en "L" Vero en el de dos puestos, le doy la copa a la mujer y voy con mi amiga, Alahin por su parte reparte las bebidas y se sienta al lado de su abuela esta queda en el medio de los dos grandullones. 

—¿Te gusta verdad? —Susurra Vero en mi oido y, me atragantó con el líquido que en ese momento estaba bajando por mi garganta. 

—¿Pero estás loca? —Le susurro como puedo, pues estoy tosiendo y eso casi no me deja hablar. —Deja de decir gilipolleces. —Le callo. 

—¿Estás bien mi niña? —pregunta la mujer sentada frente a nosotras con gesto de preocupación por mi tos de perro, creo que estoy morada, no puedo respirar trato de calmarme mientras Vero me da golpecitos en la espalda. 

—Ya sabe que a ella siempre le pasa algo. —Responde Vero por mí mientras me voy calmando poco a poco. 

—Se me ha ido por donde no debía eso es todo. —Contesto casi sin aliento, no dejan de mirarme y yo trato de recuperar la estabilidad de mi respiración. Ya pasado el susto volvemos a la conversación. 

—¿Y cómo les fue anoche? —Se interesa la mujer <<bueno Verónica se volvió loca, Tom repartió guantazos, bañé a un tío con agua fría... ¡Ah! Verónica le rompió el corazón a Tom y yo le herí los sentimientos a ella>> 

—Bien, fue divertido. —Contesto con una sonrisa y me siento mal por no decir la verdad, pero no puedo, no sin el consentimiento de mis amigos. La señora no está muy feliz por mi contestación y al ver que los otros dos no agregan nada lo deja estar. 

Las horas pasan y hablamos de todo y de nada como siempre que estamos juntos, nos mofamos de Tom, incluso la tensión entre este y Vero no están tan fuertes, no se hablan, no se miran, pero participan en la conversación. Me di cuenta que Alahin no es el guaperas que creí, es un chico tranquilo, relajado, amable y hasta inocente por Dios el tío no tiene pizca de malicia y enserio lo admiro. Soportó cada una de mis contestaciones de mala leche y sarcástica cuando me preguntaba algo. 

Llega la hora de marcharnos, los visitantes nos despedimos, menos Alahin, quien se queda con su abue, como le dice él. Una vez salimos del departamento y con ello del edificio aspiro el aire fresco de la noche. 

—Hasta mañana chiquita no llegues tarde no me dejes abriendo solo, tú eres la que das las órdenes. —Se despide mi amigo con un beso en la mejilla, pero no se despide de Vero. 

—Está bien Rocky Balboa. —Me echo a reír, miro a mi amiga, ella está incomoda y tal vez dolida. Hechas las despedidas entre mi amigo y yo, cada uno toma su camino los cuales son contrarios, miro mi reloj son las 20 horas. 

—Quiero llegar a casa y meterme a la cama. —Dice mi amiga con voz apagada y terminando con un suspiro. 

—¿Estás bien? —pregunto sabiendo la respuesta, pero quiero que ella me lo diga, ella no es de acostarse temprano nunca. 

—Sí, es solo que no dormí nada. —Lo sé, dice la verdad o parte de ella. 

—Bien pero no olvides que aquí estoy para lo que necesites. —toma mi brazo y así caminamos a casa.  Veinte minutos después estamos en la comodidad de nuestro hogar. 

—Iré a cambiarme. —Me avisa.

—También yo. —Cada una va a su habitación. Ya cambiada salgo de mi habitación y no veo a Verónica por ningún lado, por lo que voy a su habitación y toco la puerta, no soy como ella que irrumpe sin previo aviso, menos lo haría ahora que está en ese estado.

—Verónica. —La llamo varias veces y al no obtener respuesta, abro la puerta y me la encuentro en su cama llorando.  —Cariño…—camino hacia ella y me siento a un lado de la cama. —Vamos hablemos, no soporto verte así. —Yo jamás lloro, bueno casi nunca y no me gusta ver llorar a nadie más y menos si es alguien especial para mí. 

—Lo jorobe todo —se suena la nariz— lo lastimé y es cierto lo que dices, no merezco su amor ni su perdón. —Se está culpando. 

—En efecto no lo mereces, pero lo tienes y es lo que vale, solo dale tiempo o se tú la que dé el primer paso. —La animo. 

—¡Nooo, ni loca! Me tratará igual de mal que yo lo he tratado en todos estos años. — se niega rotundamente. 

—Por el amor de Dios Verónica, Tom no es así y lo sabes, él es la cosa más paciente y cariñosa que he conocido y tú lo sabes, jamás te ha tratado mal y si ayer se comportó de aquella manera es porque llevaba razón. —Trato de que comprenda y deje su cabezonería que está a punto de iniciar lo sé. 

—No, no Neon, es mejor dejar las cosas como están. —Se vuelve a soplar la nariz con un Kleenex. 

—¿Lo quieres mucho verdad? —Sé que es así aunque ella no me lo diga, pero lo quiere más de lo que le gustaría admitir, si no fuera así no le importara y no estaría en ese estado de culpabilidad y dolor. Me mira.

—¿Tanto se nota? No quería que te dieras cuenta que lo quiero demasiado. —Sonrío. 

—Si cariño se nota, solo mira en el estado en que estás. —Llora aún más y yo la arrullo como a una niña. 

—Fui una estúpida por hacerle daño. —No le quito razón, le ha hecho daño y desde hace ya bastante tiempo. 

—Todo saldrá bien ya lo verás. —La consuelo solo eso puedo hacer. La escucho llorar y quejarse por ser tan tonta durante varias horas, hasta que finalmente nos quedamos dormidas una abrazada de la otra.

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