Capítulo 10

Es un día muy tranquilo en The Space, tan tranquilo que estoy a solo un pestañeo de dormirme, fui tan inconsciente que después de jugar, me dediqué a escribir hasta entrada las 2 de la madrugada, hoy que mi chico me fue a buscar se preocupó por mi cara de perdona vida, algo que no soporto en mi vida, después del hambre, es el sueño. Tom y Verónica están bien con sus miradas sus sonrisas, en resumen, están como si ayer no hubiese pasado nada en la cena.

—¿Soñando chiquita? —Mi jefe se coloca frente a mí, pero que regordete está, si existiera un título de achuchable seria para él.

—¿Soñando? No para nada. —Como siempre mi particular gesto me delata, pero él ni enterado por lo que sonrío, para mi suerte aparte de mi familia solo Verónica y la señora Benson lo conocen mi gesto delatador, Thomas ni se entera. —Solo estaba pensando en la evolución humana, si se supone que hemos evolucionado ¿por qué todos nos comportamos como primitivos? Tal vez fuimos nosotros los humanos los responsables de la extinción de los dinosaurios. Bien se dice que fueron los asteroides, pero visto lo visto hemos acabado con varias especies al paso de los años y estamos por extinguir algunas otras, se puede pensar que los humanos existían en la misma época de los dinosaurios e igual que ahora los extinguimos a ellos, ¡Mía Vida! acabaremos en un mundo de mierda. —La verdad lo que digo no tiene coherencia, ni tiene que ver con lo que pensaba en realidad, pero mi objetivo es que me deje en paz, no estoy de humor, no quiero que saque a relucir su charla protagonizada por su esposa como cada mañana o cada vez que se pasa por aquí, ya lo escuché esta mañana y no pienso escucharlo otra vez, Leonard es tierno y muy buena persona, pero al hablar de su mujer quita toda buena visión que tengo de él.

—Por Dios muchacha que cosas piensas y dices. —Ríe y se aleja de mí, quizás pensando en lo loca que podría estar <<¡lo logre!>> 

—¿Con qué juego de palabras lo habrás espantado esta vez? —Escucho a mis espaldas. 

—Ni yo misma sé en concreto que dije. —Me encojo de hombros y reímos, mi amiga sabe que mi humor está como el polo del trabajo "negro"

—Chicas hora de la comida, por Dios rubia, ya no estoy seguro de esperarte para el almuerzo un día más. —Se queja Tom posicionándose en medio de las dos cajas, nosotras procedemos a cerrarlas. 

—No me seas llorica hombre, llevas muchos años en esto, ya debes estar acostumbrado. —Los miro y en efecto son los mismos que antes. 

—Venga ya, cierren esas cajas debo alimentarme, chiquita tu novio nos espera afuera nos invita a comer en un lugar guay a unos 15 minutos de aquí. –Asiento, bloqueamos las cajas y vamos a marcar. 

—Dime que es italiano, que hay lasaña, smoothie de arándanos y cheesecake. — Ruego que no sea uno de esos lugares pijos, porque me negaré a comer en un lugar así.

—No lo sé, solo me ha dicho donde quedaba y que les avisara. —Pasamos por nuestras cosas y salimos a nuestro encuentro con mi chico y ahí está, recostado a su impoluto y lujoso Audi negro brillante, tiene las manos metidas en los bolsillos de sus vaqueros azulones, un polo en blanca y las converse a juego con este, su cabello ligeramente despeinado y esa barbita más larga que hace una semana. ¡Mía vida! me lo como, está tan precioso y esa dulzura que lo caracteriza me deja k.o., cuando me dedica esa maravillosa sonrisa mi corazón late con fuerza y mi humor parece cambiar para bien.

—Hola. —Saludo al llegar a su altura, él en seguida toma mi mano, pero pide permiso con sus ojos para acercarse a mí <<aaaiiisss es tan majo>> como respuesta doy un paso más a él y este me atrae hacia si y me planta un dulce y tierno beso en los labios, una vez me saluda, se dirige a nuestros amigos, me abre la puerta del copiloto, Thomas le abre la del pasajero a Vero y una vez todos arriba mi chico arranca el auto por supuesto esta vez hace rugir el motor y Tom inicia con su histeria de crio emocionado. 

—¿A dónde nos llevas? —Miro a mi novio que en esos momentos acelera un poco más. 

—A un restaurante que está a 15 minutos de aquí a una velocidad media, Thomas y yo nos hemos puesto de acuerdo. —Volteo y el aludido se encoje de hombros, que mentiroso es. 

—¿No podíamos ir a ese? —Señalo el restaurante que frecuentamos. —También es italiano.  

—Al que vamos es mejor. —Lleva su mano a mi muslo, suspiro. 

—Está bien, pero yo pago. —Desvío la mirada y me centro en lo que pasa fuera, siento esa mirada tan seria que me gusta, trato de no sonreír ni mirarlo. 

—No te atrevas Caribba. —Su voz es seria, pero aun así se percibe la ternura en ella, le miro sonriendo, él me está viendo a mí y no a la carretera. 

—De acuerdo, pero presta atención al camino por favor. —Por fin me sonríe y hace lo que pido, beso su mejilla. —Te vez adorable cuando estas serio. —Mi amiga se aclara la garganta y Tom ríe burlón, sé que es por mi demostración de cariño, pero oye, es mi novio ¿cómo no de hacerlo? Alahin pone algo de música, no la conozco en mi vida la había escuchado, parece francesa <<que rara suena>> pero el ritmo es estilo electrónico, como buena amante de la música que soy, decido darle una oportunidad, pero al cabo de un rato le miro. 

—¿Qué es eso? —Pregunto en un tono casi molesta, él como siempre sonríe. 

—Es Stromac y canta "Alors on dance" "entonces bailamos". 

—Aja, pero ¿de qué va eso? Porque no entiendo palabra de lo que dice, el ritmo mola, pero falta entender de qué se trata. —Ríe, pero esta vez ríe en serio, su risa es preciosa, tan suave como su voz que da placer al escucharlo. 

—Desde mi punto de vista y mi forma de pensar, lo que capté es que la gente tiende a estereotipar, que eres diferente (raro) por no pensar igual que ellos y si vives sin represiones eres un pecador, recordemos que atreverse a experimentar lo que deseamos es un tormento para los demás pues, ellos también desean experimentarlo pero no se atreven porque es demasiado para sus conciencias y esto se deriva de lo que según la sociedad es bueno o malo y como en realidad no te importa lo que diga la gente eres feliz con lo que tú eres y crees. 

—¡Mía vida! Que profundo resultó ser mi novio, Todo un intérprete de la música. — Le miro sonriente. 

—Estudié psicología, no lo veas raro si no la entiendes de la misma manera que yo. 

—Anda pues, tendré que darle la oportunidad, ya las oiré por YouTube con subtítulos a ver que pone para entenderla. —Minutos después aparca en un lugar súper guay, donde un aparcacoches aguarda a que abandonemos el auto unos pasos más allá, justo lo que no quería, Toledo por ser unos de los lugares turísticos más visitados de España tiende a tener muchos restaurantes pijos.

—Te recomiendo Formidable, es del mismo cantante, si me das un punto de vista genial me voy a enamorar más de ti, bueno si eso es posible. —Está sonriente, trato de relajarme y sonreír abiertamente pero no puedo estoy muy incómoda, Alahin desabrocha su cinturón de seguridad, yo no me muevo. 

—¿No podíamos ir a un restaurante con menos pinta de ser tan… tan exclusivo?— evito estos lugares siempre por varias razones, entre ellas porque no creo poder costearlo, las porciones han de ser exageradamente ridículas y en miniatura y porque no tengo pinta, ni tampoco me veo en un lugar de esa magnitud. 

—Los esperamos fuera, no tarden recuerden que hay más clientes esperando para que les aparquen el coche, es la hora pico. —Nos presiona mi amigo antes de bajar con Vero. 

—Alahin es que estamos en uniforme, nosotros no usamos esos trajes ni vestidos que usan las personas que frecuentan este lugar, mírame... polo, vaqueros y deportivas. —Se gira quedando totalmente frente a mí, estira su mano y acaricia mi mejilla. 

—¡Yo estoy igual que ustedes! siempre estás preciosa y además, creí haber escuchado que no les importa lo que digan y piensen los demás sobre todo a ti, los prototipos para ustedes no existen. —¡Toma ya! En toda la face, verdades en mi cara como me gustan, aun así le miro seria, tiene mucha razón, pero con todo y todo no quiero este lugar. 

—Ya, pero podíamos haber ido a un lugar menos imponente y aun mejor menos caro. —Resopla y se baja del coche. 

—Vamos baja. —Me tiende su mano al llegar a mi lado, muerdo mi labio inferior, no quiero bajar, no quiero comer aquí, pero tampoco puedo comportarme como una cría malcriada si no le dan lo que pide, me deshago del cinturón tomo su mano y salgo del coche, él le da las llaves al aparcador y al caminar hacia la puerta, un hombre de mediana edad, con una camisa blanca, corbata de moño negro, pantalón negro y zapatos relucientes nos abre la puerta y nos da la bienvenida. 

—Así que la "Cucina della Mamma" eh... —Alahin se interpone en mi camino. 

—Tú te mereces esto y más cariño, por ti haría lo que fuera y te llevaría a donde fuera ya sea un lugar carísimo o sencillo, esta vez ha sido a un lugar caro, pero por favor déjate consentir por mí, solo te pido eso. —Me da un rápido beso, miro esos maravillosos ojos verdes y con una pequeña sonrisa en mis labios asiento, pero sin duda alguna esta charla la tendremos que seguir en otra ocasión. 

El lugar es alucinante, es enorme, todo está pintado de un color crema, la luz es tenue, los acabados que tiene son al más puro estilo italiano, el tablero con tiza no falta, el ambiente es acogedor y tranquilo, todo muy espacioso, las mesas cuadradas de dos y cuatro puestos, las cuales están separadas por unos enorme marcos de madera en color chocolate oscuro precioso, nos indican nuestra mesa la cual está decorada con una manta blanca, los platos, copas y el pañuelo acomodados en un orden minuciosamente cuidado y ni hablar de los centros de mesas decorados con jarrones dorados con tulipanes rojos, mi cara de desagrado no se hace notar en cuanto las toco y me doy cuenta que son reales, amo las tulipanes son mis favoritas, pero ¿por qué cortarlas y ponerlas aquí? Mi chico desliza mi silla la cual tiene los mismos detalles de los marcos que dividen el lugar, una vez sentados todos están en silencio, estamos las chicas de un lado y los chicos frente a nosotras. 

Alahin quien está frente a mí no me quita ojo, siento su delicada mirada, pero estoy muy ocupada viendo el lugar. Una pared repleta de vinos y junto a esta, un hermoso  ventanal en dorado con unos acabados extremadamente lindos, como lo supuse el lugar está repleto de gente trajeada con unas caras de estirados que no se les quita ni arrugándolos, cuando estoy satisfecha y decidida a dejar de mirar todo como una tonta, llevo la mirada a los centros de mesa donde vuelvo a acariciar los pétalos de los tulipanes. 

—¿Por qué no solo las ponen artificiales? —Mi chico que no ha perdido detalle quita mi mano de las flores y la toma entre sus grandes manos. 

—Preciosa, déjalo estar. –Me sonríe, es una de esas sonrisas tranquilizadora, trato de que mi actitud cambie y que el ambiente se relaje, debo disfrutar con las personas que quiero eso es lo que importa. 

—Buenas tardes, soy Astrid y seré su camarera. —Todos volteamos a ver a la rubia, con ojos grises y muy grandes, sonríe pero su sonrisa hacia nosotras es despectiva, con los chicos es más que encantadora. 

—¿Están listos para pedir? –Se dirige a los chicos, mi amiga y yo intercambiamos miradas incrédulas para luego volver a los chicos, <<pero ¿esta mujer no tiene vergüenza?>> 

—Si claro. —Le sonríe Alahin. —A mí me puedes traer spaguetti a la bolognesa, con vino blanco para acompañar. —La camarera más que feliz anota lo que mi chico pide. 

—¿Usted caballero? —Se centra ahora en Thomas, quien sonríe de igual manera que ella.

—Yo deseo una pasta Alfredo, que sea solo con pollo por favor, al igual que mi amigo, una copa de vino blanco. —Termina de anotar y nos mira a nosotras con esa sonrisa pre fabricada <<pero bueno... ¿El disimulo dónde?>> 

—Yo quiero lasaña de carne molida en salsa roja, pan de ajo y smoothie de arándano. —Le sonrío angelical, no esperé a que me preguntara y además respondí lenta y pausadamente. 

—Smoothie no tenemos, lo lamento. —Su cara de pena es tan falsa como su sonrisa. 

—Bueno que sea una coca con hielito por favor. —No pierdo mi sonrisa, esta asiente y pasa su mirada a mi amiga, quien la deja con la palabra en la boca. 

—Me puedes traer lo mismo que a ella. —Suelta cabreada Verónica, la chica se despide de los chicos con una autentica sonrisa, y una simple mirada hacia nosotras. 

—Ok... ¿Qué coño acaba de pasar? —Les dedico a los chicos una mirada de ¡que carajos! Estos se encojen de hombros. 

—Si va hacer así siempre que salimos juntos, ya se me quitaron las ganas, en el supermercado fue divertido, pero esto de que las féminas nos declaren sus enemigas  donde vamos por dos guaperas como ustedes, está de mierda, ahora solo falta rogar que no nos escupa la comida o nos ponga veneno de ratas. —Le doy un empujoncito juguetón a mi amiga quien carcajea al igual que yo. 

—Estás loca en serio, que exagerada eres. —Nuestra risa llama la atención de algunas personas.

—Ustedes. —Les señala mi amiga recuperando la compostura. —¿Por qué se les quedan viendo cómo tontos? —Esta vez está muy seria y puedo jurar que está algo molesta, los chicos por su lado se revuelven incómodos. <<¿Pero está de coña? ¿En serio está enojada?>> —¿No podían ver a otro lado mientras hacían su pedido? O ¿para hablar deben tener contacto visual todo el tiempo? —Caigo en cuanta de la broma de mi amiga y trato de no reír, los chicos miran todo menos a lo que tienen frente. —¿Ahora si no se interesan por hacer contacto visual verdad? —Ya no aguanto más, sus caras son una pasada.

—Vengan chicos Vero solo está molestando, y ustedes se lo han permitido pero a lo bien. —Sus miradas de asombro valen oro.

—¿En serio pensaron que nos enojaríamos por algo así? —Finge indignación mi amiga.

—Con esa cara que tenías ¿cómo no he de pensarlo? —Gruñe Tom, quien llama mi atención <<por qué tan nervioso si no es su novia, que se quieren sí, pero jamás hablaran de lo que sienten uno por el otro, son muy cabezotas.>> 

—¿Y a ti qué más te da? —Miro a mi amigo. —¿Por qué le interesaría eso a Verónica si no eres su novio? eres totalmente libre de ver y estar con quien quieres ¿no? —Paso la mirada ahora a mi incómoda amiga, sé que solo era un juego, pero Tom no le debe explicaciones, ni mucho menos ponerse incómodo ni asustado con nada de esto. 

—Ya, pero yo solo estaba bromeando y además que hicieron mal. —Contesta mi Vero a la defensiva. 

—Tranquila, está bien, te creo es cierto lo que dices. —Observo a mi chico quien abre los ojos dejando a la vista esas hermosas pupilas verdes igual a la naturaleza. 

—Tranquilo guapo, para ti no habrá regaño hoy. —Le guiño y este se relaja. 

—Nosotras iremos al tocador mientras esperamos la comida. —Mi amiga me toma de la mano y nos dirigimos a los aseos, una vez llegadas al fondo del local nos encontramos con unos baños espaciosos, lujosos y limpios. 

—Vaya, que placer dan estos baños, así debe ser en todos los lugares que frecuentamos, yo iré a cambiarme. —Le muestro la compresa que saco de mi bolso, ella asiente y se sigue viendo al espejo. 

—¿Cómo van esos celos? —Pregunto con algo de maldad, sé que realmente lo está pasando mal, pero me causa gracia, para mí los celos no son nada, nunca he sufrido de eso y nunca los sufriré. 

—¿De cuáles celos hablas? Estás como una cabra tía, es solo que esa mujer no disimuló y ellos le siguieron la corriente es todo, y por última vez solo estaba jugando. 

—Sabes eso de "cada broma lleva su verdad". —Me divierte esta situación. —Debo ir por las compresas que compré, las he dejado en casa de la señora Benson. —Lavo mis manos. 

—Puedes pedirle a tu novio que las lleve cuando vaya a por ti. —Me da la idea. 

—Tienes razón se lo pediré. —Me recuesto junto al lavado mientras seco mis manos y ladeó mi cabeza, no le quito ojo a mi amiga, ella lo nota pero no se toma el tiempo de mirarme. —Verónica De Los Ángeles, no te permitas sufrir más, habla con él, si no te lo permite busca la forma de hacerlo, demuéstrale que lo que dijiste aquel día solo fue por enojo y no porque fuera verdad. —Ella solo se limita a negar con movimientos de cabeza. —Ese nivel de cabezonería rebasa todo límite, ¿es que tú eres tonta? Te recuerdo que fuiste tú quien lo lastimó. —Ella intenta hablar, pero no se lo permito. —No quiero escuchar nada más Verónica, debes ser tú quien hable con él y la primera en dar el paso o ¿crees que esto de volver hacer amigos y llevarse como entes va a funcionar? Por el amor de Dios que ya se han liado, ya saben lo que sienten uno por el otro ¿qué les cuesta volver esto oficial? —Estoy algo cansada por intentar que se dé cuenta de las cosas, pero bien puesto esta aquel dicho "no hay peor ciego del que no quiere ver". 

—Vamos rizos, regresemos. —Sale de los aseos con tal rapidez que casi debo correr tras ella. Al llegar a la mesa la comida está servida, una vez nos sentamos me percato que las porciones no son para nada ridículas, si que valen la pena. 

—Aquí vemos, a las bestias en su hábitat natural, la comida es lo que más les satisface, observad como devoran a sus presas sin piedad alguna. —Narra Tom de forma dramática.  –Auchh. —Le escucho quejarse, supongo se ganó un golpe en la tibia. 

—Calla y come, te recuerdo que solo tenemos una hora de almuerzo. —Le regaña verónica, mi chico solo sonríe y niega con la cabeza, pero en algo lleva razón mi amigo, somos muy delgadas para comer a este nivel que lo hacemos. 

—Solo quiero ver a mi chica en su hábitat y aprender cada cosa de ella. —Me mira Alahin divertido. 

—Te ayudo, para completar su comida favorita solo le falta el smoothie de arándano y el cheesecake con jalea de fresas y con trocitos de fruta. —Le informa Tom. 

—¿Esa es tu comida favorita? ¿No era la paella?

—Si, también lo es, digo que 50/50.

Pasamos la comida en un buen ambiente, mi chico aún se asombra de todo lo que comemos mi amiga y yo y todavía así tener espacio para postre y para un vaso de agua. 

Vamos de camino a The Space. 

—¿Qué les parece una salida el viernes al cine? —Todos me miran. —Tú deja de mirarme y presta atención al camino. —Mi chico como siempre sonríe y hace lo que pido. 

—No es mala idea. —Me apoya mi incondicional amiga. 

—Hecho que así sea. —Acepta mi chico.

—Pero que no sea de romance ni nada de esas chorradas. —Dos pares de ojos le atraviesan el chulesco de mi amigo.

—Mira chulo, a nosotras no nos gustan esas cosas, así que por eso no te preocupes. —Le dispara Verónica al tonto de Tom. <<¡Mentira y gorda! si nos gusta, pero en la comodidad de nuestra casa no en el cine>> vuelvo la mirada al frente. 

—Pero con una condición. —Ahora soy yo la que recibe toda la atención excepto la de mi amiga. 

—¿Cuál? —Preguntan los chicos al unísono casi asustados. 

—Guapo la carretera. —lo regaño. —Que nosotras invitemos y no acepto ninguna negativa de su parte. —Está loco si piensa que me voy a quedar con lo de hoy, nosotras también podemos invitarlos, aunque no sea a un lugar pijo. 

—Están locas si pretenden que nosotros aceptemos que ustedes nos inviten. —Gruñe Tom y Alahin resopla. 

—No me digan que ustedes son de esos tipos machistas a los cuales no se les puede invitar por el simple hecho de ser chicas, venga, no nos vamos a gastar un millón de dólares en ustedes, ni tampoco es que les estamos invitando a diario... o ¿acaso es que su ego se ve afectado si una chica los invita? ¿O su orgullo de hombre sale afectado? —Piensan, piensan y piensan. —¿Y bien? —Los presiono. 

—Está bien. —Finalmente acepta mi novio aunque no muy feliz y Tom, de mala gana le apoya.

—¡Bien! —Aplaudo mientras celebro. Durante el resto del trayecto vamos escuchando la música que le gusta a mi chico << tendré que hablar muy seriamente con él respecto a esa música>> 

Al llegar mis amigos se despiden y bajan del auto.

—¿Cómo te lo pasaste? —Me pregunta Alahin, yo le miro y sonrío, tomo su pulsera y juego con ella. 

—De maravilla, muchas gracias. —El besa mi boca y acaricia mi rostro. 

—No fue nada, pasaré por ti a la salida. —Me recuerda. 

—Si solo recuerda debo esperar una hora a que salga Vero, debo irme ya se me hace tarde. —Le doy un largo y sensual beso, el cual corresponde con su ternura habitual. 

—Por cierto ¿Podrías traerme las compresas que he dejado en casa de tu abue? —Me dedica esa sonríe con la que me derrito. 

—Claro que sí y la hora que debes esperar la pasaré contigo. —Genial así podemos hablar sobre esas salidas a aquellos lugares costosos, soy feliz con una salida a la cafetería de la esquina no necesito esos lujos. 

—Están bien nos vemos en unas horas y por favor no olvides lo que te he pedido sin eso estoy perdida. —Le guiño y cierro la puerta. 

Una vez en mi lugar de trabajo al abrir mi caja, está se llena de una vez <<¿Cómo se pudo llenar tanto de un momento a otro?>> intercambio una mirada con mi amiga, nos irá mal hoy. 

—Buenas tarde. —Una voz femenina llama mi atención, al mirarle con una gran sonrisa le doy la bienvenida para luego iniciar a atenderla.

—¡Oh Dios! Me faltó algo. —Dice con apuro la mujer, cuando voy a decirle que puede pagar para no atrasarme esta sin dejarme siquiera soltar una palabra se retira. El hombre que sigue en la fila está muy cabreado <<vaya con la mirada de perdona vida que lleva puesta ¿cuál es su problema?>> Hoy es el día de mirar mal a Neon, es un hecho. 

—Lo siento, le iba a detener para que cancelara, pero no me ha dado tiempo se ha marchado muy rápido. —Mi voz es de disculpas, pero también de defensa y este me gruñe.

—Debes ser más rápida juegan con el tiempo de las personas, gente como tú deben estar en casa y no en lugares como este provocando que las personas pierdan su tiempo. —Muerdo mi lengua y la controlo antes de que se vuelva viperina y de forma sutil lo mandé a paseo, debo mantener mi profesionalidad antes todo. 

—Buenas tarde señor. —Escucho la voz de mi amiga muy dulce y amigable. —Esta está vacía puede pasar a cancelar. —Le miro y ella sonríe, yo no, al ver que el hombre no se mueve le sonrío falsamente. 

—Señor la caja de atrás está vacía puede usted cancelar, ella lo atenderá. —Me mira aún peor. 

—¿Ahora me vas a decir tú dónde tengo que pagar yo? —Su voz es ronca y habla en gruñidos, cuando voy a defenderme llega la mujer con cara de pena y circunstancias. 

—Lo siento tanto... Pero necesitaba esto. —Me tiende unos pañales desechables, sonrío, no puedo hacer más, termino de atenderla y esta se disculpa una vez más. Es el turno del cliente pelón, con dientes amarillentos y cara de mala hostia con su barba desaliñada a juego con su apariencia a pagar nada más y nada menos que unas gomas de mascar, esto debe ser una muy mala broma, le atiendo rápidamente, mi último cliente y lo que me toca. Me despido con la más grande y falsa sonrisa que he puesto en toda mi vida. 

—Saque su paciencia a pasear debes en cuando. —Le digo sonriendo y este me mata con la mirada, por poco y creo que se me viene encima, pero al final no lo hace. 

Cierro mi caja y recojo el dinero para que lo pasen a buscar al final de la noche, Leonard quiere hablar conmigo y se lo que hablaremos. Limpio mi puesto. 

—¿Estas bien rizos? —Se preocupa mi amiga. 

—Si, todo está bien, ya sabes, iniciando la semana con buen pie. —Le guiño para liberar tensión. —Nos vemos después, ya me esperan. —Observo que todo esté bien y apagado para luego ir con mi jefazo a dar batalla. 

Al entrar a su despacho este ya me espera como lo dije, se levanta para recibirme. 

—Hola chiquita ¿Cómo estás? 

—Tan bien como se puede, ya sabe jodida, pero feliz. —Este suelta una risotada, no es normal que nos llevemos tan bien con el jefe, pero vamos que este hombre es un amor y si así nos llevamos no me voy a enojar, este me indica la silla y yo tomo asiento, él hace lo mismo. 

—Ya sabes lo que quiero y para que te he hecho venir, quiero que tomes el mando, quiero que seas no solo la supervisora de caja, quiero que seas la gerente general, por favor Neon, piénsalo. —Ya va  <<¿Por qué me tiene que decir Neon y no Caribba o el habitual chiquita? Cuándo va a entender que no quiero ese rango, no quiero una responsabilidad de tal grado, me pueden odiar, soy muy puntual y muy obsesiva con las cosas, si llegarán a faltar o llegar tarde les llamaría la atención sin miramientos y vamos que una de esas es mi propia amiga que por supuesto, no tendría prioridad alguna.>> Le miro y este prosigue. —Sabes que eres la mejor candidata para el puesto, desde hace un año te lo estoy proponiendo y aún no cedes, no seas tan obstinada niña, mejor puesto, mejor paga piénsalo por favor, te necesito en ese puesto. —Le miro y le sonrío, como cada vez que me niego este resopla y se deja caer al respaldar de su sofá de cuero. 

—Jefe usted es lo más bueno que hay en la tierra como jefe, hombre, amigo, persona y ser humano, pero no puedo, no quiero el puesto no me veo sentada en una oficina solo llenando papeles y dando vueltas por el almacén para ver que todo esté bien y dando órdenes allá por donde paso y sé que ahora lo hago, pero es distinto solo son unos 20 trabajadores y yo trabajo mano a mano con ellos, lo mío es estar en mi caja aguantando a mis bellos clientes. —Digo con sarcasmo. —Atenderlos, hacerlos sonreír o rabiar ¿Por qué no? Pero el puesto de supervisora general no lo deseo, por favor no me insista más y contrate a otra persona, así usted puede descansar y otra persona se hará cargo, además sabe que a Carmen no le gusta la idea, lo siento pero no. —Mi pobrecito jefe resopla y niega con la cabeza, no sabe ya que técnica usar para que yo acceda a su petición. Una vez sabe que ha perdido una de sus batallas me mira.

—No por una batalla fallida he perdido la guerra. —Me sonríe, está desesperado y no haya que más hacer, estoy divertida ¿cuántas más debe perder para que se dé por vencido?

—Bien jefe dicho esto, me prepararé para el próximo ataque, nos vemos mañana ya es hora de irme. —Me despido y salgo pitando del lugar antes de que me retenga. 

Una vez llego al reloj de marcación ya han pasado unos minutitos tarde, voy a mi locker saco mi barnyebolsa y de esta mi móvil, que al encenderlo ya tengo un mensaje de mi chico avisando que me espera fuera. Me apresuro a salir y está con Tom este me abraza y se despide con un beso, debe irse quedó con alguien por lo que no esperara a Vero con nosotros, una vez le veo marcharse, me acerco al Audi de mi chico quién está esperándome recostado en el, me acerco hasta él y me abrazo a su cuerpo. 

—Días como este odio mi trabajo. —Mi novio besa mi cabeza para después, con dos de sus dedos en mi barbilla me obligarle a mirarle. Esos ojos maravillosos me relajan enseguida.

—¿Qué ha pasado preciosa? —Pregunta mientras reparte mimosos besos por mi rostro. 

—Un hombre horrible me ha tratado muy mal. —Este me da un delicado beso en los labios. 

—¿Se ha propasado contigo? —Pregunta en un tono de voz seria, hasta ahora no le había escuchado y provoca que le contesté apresuradamente.

—No, no, no... Solo fue grosero es todo. —Le miro a los ojos y le sonrío para que se tranquilice.

—No soportaría que nadie te trate de una manera que no corresponde. —Sus palabras me emocionan, es protector aunque sea más comprensivo. 

—Te entiendo guapo. —Acaricio su marcado pectorales con la puntas de mis dedos. —Pero tranquilízate no pasó nada. 

—Vamos sube al coche para que descanses, te he traído un smoothie de arándano y lo que me has pedido que trajera de casa de mi abue. —Me abre la puerta del copiloto, pero antes de subir le planto un beso que termina en una mordida en su labio inferior. 

—Eres adorable cariño, gracias. —Una gran sonrisa de dibuja en sus labios, esa sonrisa es distinta, sin duda debo aprenderlas todas, así es como deja salir su estado de ánimo. Una vez los dos dentro del coche dejo mi barnyebolsa en el asiento trasero y tomo el smoothie que me tiende, le agradezco y me dispongo a disfrutarlo. 

—Mmmm que delicioso, esto me hará olvidar todo mal. —Él juega con mis rizos, los jala y luego los suelta para que estos salten. 

—Me encanta tu cabello es precioso... Bueno toda tú eres preciosa. —Cuando estoy con él no puedo evitar sonreír, si sonríe él sonrío yo y nos volvemos sonritontos.

—Gracias cariño. —Él vuelve a agrandar su sonrisa como hace un rato.

—Ok ¿Por qué esa sonrisa tan enorme? —Pregunto con curiosidad. 

—Me has dicho cariño en dos ocasiones. —Besa mis labios, yo llamando cariño a alguien en plan mimoso vaya...

—Bueno eres mi novio y te llamaré por todas las cosas bonitas que pueda llamarte,  es eso que hacen las parejas ¿No? pero... Ahora debemos tener una conversación. —Me mira y su sonrisa desaparece, vaya que rápido la perdió.

—Te veo venir Caribba, desde ya te aclaro que no hay fuerza humana que me haga aceptar no llevarte a todos los lugares buenos que haya en todo Toledo o en cualquier lugar de España o del mundo si es preciso. —Su tono es calmado y suave como siempre, muerdo mi labio inferior y mi mente máquina a todo marcha <<¿Debería aceptarlo sin más? ¿Estaría bien visto esto? yo una aspirante a escritora, una chica liberal y de no tantos recursos por no decir pobre, siendo una simple cajera y él un chico de buena familia, refinado y con dinero.>> Estoy que no sé qué hacer, por lo que quedo suspirando.

—Cariño escucha, no puedo aceptar esto, simplemente no puedo, sé que no soy de esas que piensan en el que dirán, pero en esta ocasión no puedo evitarlo... —No me deja seguir, pone su dedo índice en mis labios.

—¡No! Escucha tú, eres mi novia y sé que estamos iniciando, pero me enamoré de ti desde que te vi por primera vez. —Ahí está esa mirada que no logro descifrar y me provoca una curiosidad tremenda. —Esto que siento es verdadero, por ti lo haría todo preciosa, por favor déjame consentirte y darte lo que te mereces. —Vamos Neon <<¿Desde cuándo te quedas tú sin argumentos? Venga di algo no te quedes callada>> me doy un empujoncito mental y fijo la mirada en él.

—Ya, pero no me vengas con que al mes me vas a dar un coche y que a los tres meses me comprarás una casa, porque algo si te digo, soy mujer que le gusta ayudar a su pareja, sea en gastos, proyectos y demás, no quiero que te hagas cargo de mí, yo trabajo y siempre me he podido costear todo ¿Vale? Si vamos a estar juntos es para construir nuestro imperio y para sobresalir juntos, unidos, sé que tú tienes tú empresa y eso es tuya, contigo quiero que hagamos las cosas desde abajo, los lujos para mí son insignificantes, no me llaman la atención esas cosas materiales, conmigo las cosas son sencillas, con tu cariño, tu responsabilidad, tu lealtad y tú sinceridad tengo de sobra, si me vas a consentir está bien hazlo, pero no de una manera tan exagerada ¿De acuerdo? —Enarco una ceja y él sonríe como siempre que me mira.

—Eres impresionante mujer, desinteresada, muy independiente y por lo que veo centrada, está bien, pero te haré muchos detalles y eso no me lo puedes quitar ¿Estamos? —Ladea la cabeza y esa preciosa sonrisa aún no se borra y solo provoca sentir como me derrito, ¿Cómo no aceptar las cosas si me mira de ese modo?

—Están bien cariño, trato hecho. —Me inclino y atrapó sus labios en un beso lento y pausado, él corresponde con la misma ternura.

—¡Ah! —Se separa y se acomoda en su puesto. —Tal vez no te obsequie el coche y la casa a los meses de estar contigo, pero si a los años. —Me guiña y no puedo evitar negar divertida.

—Lo compraremos entre los dos. —Digo disfrutando mi smoothie que está de muerte, delicioso. —¿Cómo está tu abue? —Enciende la radio y suena esa música en francés que tanto le gusta, se recuesta al respaldar de su asiento y juega con mis rizos.

—Está bien, le manda saludos y un beso. —Una mirada juguetona sale a relucir.

—¿Ya me has dado ese beso? —Pasa su lengua por sus rosados labios de una manera seductora, se acerca de una manera tan lenta que me reseca hasta el alma, cuando estoy lista para recibirlo se desvía y besa mi frente, cierro los ojos con la respiración aguantada, le miro algo decepcionada y ahí está mirándome con una sonrisa traviesa.

—El beso es de parte de mi abue, no podía besar tus labios. —Vuelve a acercarse con la misma lentitud, si lo vuelve a hacer lo mato, pero esa mirada de cazador a presa que tiene me provoca taquicardia, me besa los labios y vaya que me besa, el beso es sensual, delicado y pasional, nuestras lenguas se rozan apenas esto me hace suspirar. Se aparta un poco de manera que nos podamos ver a los ojos, sus ojos verdes como la naturaleza ahora son de un verde como las selvas tropicales de Brasil oscuros e intensos, ahora no me hipnotizan ahora solo me excitan.

—Esto es de mi parte. —Oh Dios su voz, su voz es distinta gruesa, rasposa y sensual a la vez, no hay rastro de su suave y aterciopelada voz, mi respiración es agitada y mi boca está totalmente seca.

—¡Mía vida! ¿Me creerías si te digo que me has quitado más que el aliento en este beso?— acaricia mi cuello.

—Te creo, tú me has dejado de la misma manera, tú me has quitado el mío.

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