Capítulo 3

Es domingo por la mañana, desperté con un dolor de cuerpo y de cabeza horrible, creo que un tren me pasó por encima mientras dormía

—Aauch. —Me quejo mientras me incorporo en mi cama para ver la hora, llevo mi mano a la mesita de noche y tomo el reloj de pulso, son las 8:05 horas <<¿por qué despierto tan temprano?>> Salgo a duras penas de la cama, al pasar por el espejo de cuerpo completo que tengo en la puerta de mi closet, veo mi terrible apariencia, mi cabello esta enmarañado, tengo unas ojera muy marcadas y un aspecto desaliñado. 

—Pero bueno que mala pinta tengo. —Susurro con voz rasposa. Dejo de mirarme al espejo y me arrastro hasta el cuarto de baño. <<Debo hacer algo conmigo, estás trasnochadas no son igual que antes ¡ya estoy vieja!>>. Pienso con un poco de pánico. Treinta minutos después, estoy lista con un vestido sencillo y corto, es verano y me puedo dar el lujo de vestir ligera, mis  pies descalzos sintiendo el frío del piso, la resaca no es salvaje, así que no estoy de mal humor, decido ir a la sala a echarme un rato, voy pensando en lo que sucedió horas atrás,  en serio no podía creer lo que Verónica le gritó en la cara a Tom. Al entrar a la sala me llevo un susto de muerte, mi amiga está sentada en el sofá de un puesto, no tiene mejor pinta que yo hace unos minutos. Su cabello está totalmente revuelto, el maquillaje corrido, esa es unas de las cosas por la que no me maquillo, su aspecto es horrible aun peor que el mío al despertar. Está con los ojos cerrados y los brazos caídos a los lados del sofá, sus piernas estiradas bajo la mesita de centro, está totalmente desparramada.

—¿Estás bien? —pregunto acariciando su cabello al acercarme, ella me mira y gruñe en respuesta. —Te ves horrible, deberías darte una ducha, eso me ayudó a regresar a mi estado humano. —Bromeo, pero ella vuelve a cerrar los ojos.

—Lo sé. —Su voz es apenas audible, no me gusta estar así con mi amiga, ni me gusta que la esté pasando mal. Me siento en la mesita de centro que está frente al sofá.

—Debemos hablar, si no quieres hablar sobre Tom lo entiendo aunque me lo tienes que decir en su momento, porque no encuentro lógica en lo que pasó anoche —suspiro —te daré tu tiempo pero no puedo estar así contigo, ayer te dije cosas que te lastimaron y no me retracto ni me arrepiento. —Ella me mira, sabe que cuándo llevo razón en algo no cambio lo que dije siquiera para que ella se sienta mejor y a decir verdad se lo merecía.

—Pero lo que si te aclaro, es que te quiero y te digo las cosas como son ya sabes que lo mío es directo y poco sutil, pero te las digo para que sepas que estás mal y actuaste de forma incorrecta, lo hago para que te des cuenta de tus errores así como en ocasiones lo haces conmigo, lo que hiciste no estuvo bien y eso lo sabes, así que no te lo echaré, ya más en cara si aún no te das cuenta de ello ya lo harás— resopla y yo prosigo —si quieres hablar de todo lo que pasó, desde el bar hasta lo de Tom aquí estaré para escucharte sin reproche ni juzgar— me levanto —venga recuerda jodida pero feliz— ya de pies abro los brazos sé que lo necesita y para esto estamos, aun cuando no me guste esta demostración de cariño, ella se levanta y nos fundimos en un abrazo.

—Te quiero Neon— al separarnos me sonríe.

—Te perdonaré por llamarme Neon, pero no te perdono por meterme en estos sentimentalismo y demostraciones de afecto, —bromeó y al verla sonreír más prosigo— te lo perdono todo solo por el simple hecho de que has sonreído. —Nos separamos más— no me gusta verte mal, así que no quiero que estés así ¿Vale? —Ella sonríe y asiente. 

—Ven, te voy a consentir ¿Panqueque con Nutella y fresas? ¡Ah! y... ¿Smoothie de arándanos? —En cuanto termino de decir esto, se le ilumina la cara, es buena señal, su gesto me indica que no tiene resaca, pero también, que está así porque sufre, no entiendo por qué lo hizo entonces, supongo que ya me lo contará.

—¿En serio? —Está feliz es su desayuno favorito y le gusta como se lo preparo yo, pero como casi siempre me niego a entrar a la cocina, esto es como un milagro de Navidad.

—Si.  —Sonrío. —Así me gusta verte feliz, ahora ve a ducharte para que vuelva tu versión humana, porque estás horrible. —Pongo gesto de espanto.

—Vale ya lo entendí a la primera, no tienes que poner ese gesto. —Da media vuelta y sale del lugar.  —No tardo. —Grita como siempre y yo niego con la cabeza <<¿no puede dejar de ser tan ruidosa?>> Una luz en el sofá llama mi atención, al enfocarlo bien veo que es el teléfono de ella, lo tomo y le miro, es un alivio tener las lentillas y poder ver lo que pone.

“Perdona por ser tan imposible, pero no sé actuar cuando te tengo cerca de mí, es una maldita odisea quererte y tener miedo de aceptarlo porqué siempre he sido como soy, considero te mereces algo mejor que yo y por si lo dudas, te digo que siempre actuaba como si nada pasaba porque me aterra todo esto, Tom yo…”

Está sin terminar el texto

—Está enamorada... —Murmullo totalmente plasmada, sorprendida, estoy que flipo, todo esto crea una revolución en mi cabeza <<¿por qué actuar de ese modo si lo quiere?>> Ella se daba cuenta de que Tom la quiere y actuaba muy bien vaya que esta iba para actriz. Me obligo como siempre a dejar de darle vuelta a las cosas, debo ponerme en marcha. Dejo el teléfono en su lugar y voy a la cocina.

         —MIERDA. —Chillo adolorida.

—¿Ya te has hecho daño? —pregunta Vero tras de mí, por esta razón evito entrar a la cocina, siempre me pasa algo.

—No se pregunta lo obvio —meto mi mano bajo el grifo para echarle agua— me he quemado con la sartén.  —Me quejo, siento caer el agua fría aliviando el ardor.

—¿Quieres que te ayude? —se ofrece con la boca bastante llena.

—Y de paso deja de comerte los panqueques, por favor. —Saco la mano del chorro de agua y cierro el grifo <<¡vaya ardor!>> —Yo seguiré con el smoothie, solo faltan dos panqueques. —Mi amiga aun comiéndose el que tiene en la mano hace lo que le pido y yo me pongo a lo mío.

Estamos desayunando en el sofá en "L", vaya torre de panqueques ahogados en nutella y repletos de fresas nos estamos comiendo y los smoothies me han salido de vicio.

—¡Esta delicioso! —saborea Vero— esa mezcla te sale deliciosa ¿Por qué a mí no me sale igual? —Se queja.

—¿Será por qué yo se cocinar y tú no? —Me burló.

—Claro que sé cocinar. —Se defiende en vano, no sabe hacerlo.

—Ok, entonces ¿por qué lo hago mejor que tú? —Enarco una ceja mientras le miro, ella frunce el ceño y yo carcajeo. —¡Tranquila! Es una broma, ahora comamos rápido debemos ir con la señora Benson y sabes que a ella le gusta tenernos en casa, antes de preparar la cena. —No le digo lo que vi en el móvil, a juzgar por la forma en la que se apresuró a tomarlo y por como respondió cuando le pregunté el porqué de su reacción, me quedó claro.

—Le quería dar celos —dice mi amiga de repente, yo le miro sin entender nada— quería estar segura o saber si él en serio me quería y se preocupaba por mí y actúe estúpidamente... Algo de mí quería que él me tomara del brazo y no me permitiera que le bailara a ese tipo, pero no lo hizo. —Mi amiga habla con dolor, su voz es casi de desespero y angustia <<¿pero en qué estaba pensando?>> Ahora voy a creer que eso de “el amor te hace hacer locuras” es verdad, dejo el plato sobre la mesita de centro y me giro para verla de frente, ella hace lo propio.

—¿Pero por qué no actuaste de otra manera? Sabes que Thomas no es así, él respeta cada una de tus decisiones y las acepta, aun cuando le duele. —muerdo mi labio mientras pienso por un momento. —Ok, está bien, no te frenó ante la locura que hiciste, pero entonces ¿Por qué ese ataque hacia él si sabías que él llevaba razón? Porque no me lo explico. —Ella me mira avergonzada y notoriamente sonrojada.

—Porque estaba enojada y no se dio cuenta de mis sentimientos hacia él. —Le miro con la boca hasta el piso <<¿Pero está loca? Ni yo que soy su mejor amiga me di cuento de ello mucho menos lo iba a notar Tom, venga que los hombres para estas cosas son un cero a la izquierda>>  pienso en lo buena actriz que es.

—Pero... ¿cómo pretendías que se diera cuenta si actuabas como una estrella de Hollywood? Joder, como actriz no tienes precio.  —Ella suspira

—Lo sé y ahora por mis tonterías él me detesta. —Al mirarme veo sus ojos cristalizados por las lágrimas.

—¡No! No llores, todo va a estar bien solo dale un poco de tiempo y hablas con él ¿Vale? —No me lo puedo creer vi el texto pero nunca pensé que me lo confesara tan rápido, le doy un abrazo.  —Vamos terminemos ya, debemos irnos. —Ella asiente y seguimos comiendo.

—¿Que delicia nos preparará está vez? —pregunta Vero, somos esa clase de personas que aun comiendo ya estamos pensando que comer después.

—Espero mi favorito —le sonrío a mi amiga— la última vez hizo la de Tom. —Mi amiga hace un gesto cuando lo menciono, pero no le digo nada. La señora Benson nos prepara siempre nuestro favorito en turnos, la comida favorita de Tom es el salmorejo, Vero come lo que sea siempre y cuando haya tortilla de patatas, esas no pueden faltar nunca en una cena a la que ella asista y por supuesto lo que a mí más me gusta y me hace perder la razón después de la música, escribir y leer es la paella o la lasaña, con mayor razón si son hechas por Elizabeth Benson y es aún más perfecto si hay cheesecake de postre.

—Si hay tortillas de patatas por mi todo bien. —¡Lo sabía¡ siempre dice eso.

—Sabes que habrá, ella siempre las prepara por ti. —Le doy un pequeño empujoncito. Terminamos de comer.

—Venga, vamos a cambiarnos. —Recojo los platos y los vasos para llevarlos al lavavajillas, Verónica se dirige a su habitación y poco después yo me dirijo a la mía, rebusco en mi pequeño closet y elijo unos vaqueros cortos de color negro, una blusa de tirantes en blanco y mi sudadera favorita de Dragón Ball <<Dios como amo ese anime>>

—¿Estas lista? —Me grita Verónica desde su habitación.

—Estoy domando mi melena. —Contesto en el mismo tono, me calzo mis converse blancos y frente al espejo de cuerpo completo, veo mi cabello, el cual al parecer no quiere guerra está manejable por lo que me pongo crema de peinar, lo peino y los rizos se forman preciosos así que lo dejo suelto

—Te espero en la sala. —Escucho nuevamente el grito de mi amiga <<¿por qué no solo viene a mi habitación y me lo dice?>> Tomo mi identificación, algo de dinero, mi móvil y, como siempre, los meto en los bolsillos traseros de los vaqueros. Salgo de mi habitación y casi nos damos de bruces.

—Wepa…. —Digo de la impresión que me llevo, ella ríe... así me gusta verla.

—Esta vez cierro yo. —Me da empujoncitos hasta la puerta, al parecer, ya se encargó de todo.

—¿Has apagado todo? —Trato de ver cada habitación por la que pasamos, a pesar de que ella me lleva a rastras.

—Que sí, que todo está listo. —Una vez fuera de casa, bajamos las escaleras y salimos a la luz del día.

—¡Sol! —Digo la mar de feliz, en estos días es donde recuerdo tanto mi Latinoamérica y en específico mi tierra canalera.

—¿Ya estás extrañando casa? —Me abraza.

—Un poco, ya estoy deseando ir nuevamente.

—Y lo harás, lo sé. —Caminamos a paso medio hasta llegar a casa de la señora Benson, tocamos el timbre y casi enseguida se abre la puerta.

—¡Pero si han llegado mis chicas! —Su alegre voz nos hace sentir en casa, nos da un beso en la frente como de costumbre.

—¡Hola! —Saludamos las dos a la vez.

—Pasen, pasen —está más feliz que de costumbre— les tengo una sorpresa. —Verónica y yo nos miramos extrañadas <<¿Sorpresa?>>

—Déjenos adivinar… nos preparó un platillo que aún no probamos. —Le digo  sonriendo y ella me mira divertida.

—¡Dios santo! solo piensan en comida, síganme y lo averiguaran. —La seguimos, no me gustan las sorpresas y entre más rápido la vea mejor. 

La casa de la señora Benson es mucho más grande que la nuestra, atravesamos el recibidor, la sala y el pasillo hasta entrar al comedor, ahora no me quedan dudas que es comida, estoy algo llena por todo el panqueque que comí, pero todavía debo tener algo de espacio. Al entrar al comedor detrás de la señora, ella nos da paso y enseguida vemos a un tipo sentado a la mesa. <<¿Y ahora de dónde salió este estirado, con su smoking de corredor de bolsa?>> Pienso al ver a aquel hombre de espalda, al sentir nuestra presencia se gira, me encuentro con unos enormes ojos verdes, que con su cabello y barba perfectamente recortado en color castaño claro, resaltan perfectamente, unos labios rosados y muy carnosos, su físico no es poco tentador, está bellísimo, su mirada es profunda y casi angelical. Cuando se pone en pie, debo alzar la mirada es mucho más alto que yo, si le llego a la altura del pecho es mucho, desvío mi mirada a su atlético cuerpo que aún bajo esa camisa celeste medio abierta y las mangas recogida en tres cuarto se le puede apreciar ¡le queda de lujo¡, ese pantalón gris obscuro y esos zapatos negros tan brillante que se puede ver el reflejo mismo, creo que me he equivocado no parece un corredor de bolsa, el tipo es como un CEO súper sexy de esos que salen en los juegos virtuales de romance, al volver mi vista a su rostro me está mirando, nos miramos directo a los ojos, los suyos son tan hechizantes que no siento el tiempo correr, Vero me da un codazo nada discreto y se aclara la garganta, de inmediato salgo de mi hipnotismo, despego la mirada de aquel chico y miro a mi amiga, me da algo de vergüenza por mi indiscreción, nunca antes me había pasado, sentir el tiempo detenerse o es eso o solo lo mire por un segundo, muerdo mi labio, estoy incomoda, mi necia mirada vuelve a él pero esta vez noto que está jugando con una clase de cadena que lleva en su muñeca derecha.

—Este es mi nieto Alahin. —Dice al fin la señora Benson presentándolo.

—Soy Verónica. —Se presenta mi amiga y con una gran sonrisa camina hasta el chico y le abraza, odio presentarme, incluso cuando lo hago por Caribba se me es muy incómodo. Verónica se aparta del ojos verdes.  —Ella es Neon Caribba. —Suelta mi amiga dejándome desconcertada y con los ojos como platos. <<¿pero qué le pasa?>>

—Mucho gusto Verónica. —Corresponde el saludo con un beso el cual mi amiga corresponde y le insiste a que le llame Vero, cuando se acerca a mí, en ese plan de besar me aparto y le miro sería.

—Nunca en tu vida me llames Neon y mucho menos por mis dos nombres juntos, no lo hagas si quieres vivir. —Lo amenazo, no haría nada si lo hiciera no me gusta la violencia, pero de igual manera lo hago, él sonríe.  <<Joder que sonrisa más preciosa>> desvío la mirada o más bien me obligo a hacerlo.

—Es un nombre extraño pero lindo. —Suelta este, llamando nuevamente mi atención, al mirarlo está sonriendo y esta vez se encoje de hombros. —Neon. —Repite para si mismo, le doy una mirada asesina a Vero, pero claro ella pasa de mí, al lado de está veo a la mujer la cual sonríe divertida y no entiendo porque he amenazado a su nieto, bueno ella es así de paciente y todo le divierte, le sonrío apenada, aunque no debería, ella sabe cómo soy me conoce bien.

—Bien chicas, cuiden de mi muchacho mientras yo les preparo la cena. —Chiquita — llama mi atención— hoy haré tu favorito, paella y lasaña— me sonríe y va directo a la cocina <<vaya me hará los dos platillos que más amo, por lo menos comeré rico>> pienso feliz.

—¿Te quedarás un largo tiempo aquí en España? —pregunta Vero mientras se sienta, yo paso de esa conversación, voy al refri que está cerca de mí y saco una botella de agua fresquita.

—Si. —Sonríe el chico, pobre no sabe el tercer grado que le espera, mi amiga es una cotilla profesional.

—¿Y por qué llegaste antes? Te esperábamos en unas semanas. 

<<¿Te esperábamos? Ella lo esperaba bueno lo queríamos conocer, pero eso no quiere decir que lo esperábamos o ¿Si?>> No dejo de pensar las cosas.

—Quería darle una sorpresa a mi abue y por eso me adelanté. —Responde este con una gran sonrisa de satisfacción, al parecer consiguió lo que quería.

—Vaya que lindo eres y dime ¿Solo te llamas Alahin? —Este le mira y sonríe

<<pero bueno ¿Este no deja de sonreír nunca?>> Frunzo el cejo. 

—No, mi nombre completo es Alahin Ameth Benson Ventura. —No lo puedo creer está respondiendo a todo. Yo los miro desde el frigorífico <<aún no sé porque la señora Benson tiene uno también aquí, teniendo el de la cocina>> Pienso cosas banales para pasar de la conversación, pero le estoy poniendo demasiada atención aun así.

—¿Cuál es tu edad? —Sigue mi amiga con su interrogatorio y al parecer, a él le hace gracia, no deja de sonreír, estoy por pensar que son los nervios que lo tienen así, porque sonreír tanto no es normal. 

—Veintisiete años —vaya es dos años mayor que nosotras— en septiembre cumplo los 28, Vero me mira y luego vuelve la mirada a su víctima del día.

—¡Nooo! —dice esta con voz de incredulidad —Ella también cumple en septiembre...— pongo los ojos en blanco y él me mira, sonríe <<Dios esa sonrisa>> —¿Qué día?— pregunta Vero haciendo que él se centre en ella.

—El veintidós —Me ahogo con el agua que estaba bebiendo provocando que la botella caiga de mis manos.

—¡Mierda! —Maldigo, mi torpeza no tiene límites, me apresuro a recogerla y tomo algunas toallas de papel que hay sobre el refrigerador para limpiar la poca agua que se regó.

—¿Estás bien? —pregunta él con su voz tan suave y ese bendito acento francés que le va de maravilla.

—Si. —Le respondo secamente, aunque no era esa mi intención.

—Ella también es del 22. —Suelta Verónica con una carcajada <<¡Pero que bocazas es!>>

—¿Puedes dejar de decir mis cosas? No seas tan bocaza. —Grito molesta y ella no para de reír.

—Pero es que tía siempre he considerado ese número el más feo del mundo y al conocer a otra persona de la misma fecha es una pasada. —No para de reír y yo paso de ella, me centro en lo que limpio, no entiendo por qué la señora Benson nunca mencionó eso.

—¿Siempre es así? —pregunta el chico en voz baja pero no suficiente pude escucharlo.

—No, lo que pasa es que ella es un amor con mal carácter. —Responde mi próxima ex amiga en el mismo tono quitándole importancia a mi mala leche. —¿A qué te dedicas? —Sigue con su larga lista de preguntas. <<¿Cuándo se hartará el tío y la mandará a paseo?>>

—Mi padre es dueño de una empresa de mercadotecnia en Francia. —Ahora entiendo su forma tan estirada de vestir.

—Vaya… ¡Que guay! —responde Vero con entusiasmo. —¿Llevas la empresa con él?— ¿No puede dejar de interrogarlo?

—Si, solo hasta que él se retire y eso será pronto, luego la tendré que llevar yo solo. —Termino lo que ensucie y como estoy harta de escucharlos, me voy a la cocina con la señora Benson, esto será más interesante.

—Mmm huele de maravilla.  —Camino hacia ella.

—Mi niña, llegas en un buen momento ¿Me ayudas? —Pregunta mientras se mueve por la cocina de un lado a otro <<¿Por qué no pidió ayuda antes?>> pobre está muy liada.

—Por supuesto que sí, usted dirá. —Me da indicaciones para cortar unos vegetales y ponerlos a hervir, —pondré música, —pido permiso.

—Es lo que me gusta de cocinar contigo. —Ríe, así que saco mi móvil y enciendo el reproductor aleatorio, lo coloco en un lugar que no corra riesgo de mojarse y me apresuro a ayudar a la señora Benson. Suena "Sway" del guapísimo "Michael Bublé",  media hora después con las verduras cocidas, las preparo a mi gusto con mantequilla, ajo y perejil finalmente picados, sal y pimienta, es sencilla pero deliciosa. Listo los vegetales, le ayudo con lo demás. 

—¡Yey! —Grito por la canción que inicia a sonar “Mi corazón Encantado” es una de las canciones de mi anime favorito, así que la canto a todo pulmón dándole un espectáculo a mi compañera de cocina quien sonríe divertida.

Tu sonrisa tan resplandeciente a mi corazón deja encantado 

Ven toma mi mano para huir de esta terrible obscuridad.

Esta canción siempre la canto con ánimos, miro a mis espaldas y está Alahin cantando, siguiendo desde donde la deje.

 “En el instante en que te volví a encontrar mi mente trajo a mí aquel hermoso lugar, que cuando era niño fue tan valioso para mí...  Quiero saber si acaso tú conmigo quieres bailar,  Si me das tu mano te llevaré por un camino de luz y obscuridad…” <<¡Vaya! pero si el tío se sabe la canción en versión latina>> eso significa que mira el anime, no puedo evitar sonreír al escuchar como canta la canción con ese acento tan precioso, me sonríe, está parado en la puerta recostado sobre el marquillo, deja de cantar y no me quita ojo.

—¿Dragón Ball? —Pregunta pero es más una afirmación.

—Si es mi favorito. —Le muestro la cazadora que deje en unos de los banquillos de la isla, sé que ya la ha visto, pero prefiero que mi sarcasmo sea en esa forma y no hablada, quizás se extrañe se supone que es un anime para hombres, pero a mí me gusta y mucho.

—Vaya igual el mío, es bueno saber que a las chicas les guste. —Nuestras miradas no se separan y la canción sigue de fondo, ahora en serio voy a creer que esos enormes ojos verdes son hechizantes, no puedo dejar de verlos.

—Ea… ¿Reunión en la cocina? —Entra Vero gritando como siempre, sin saber lo que pasa y que bueno que sea así, al desviar la mirada veo a la señora Benson mirándome y comprendo que ella no ha perdido detalles de lo que sucedió, me siento pillada por algún motivo. El silencio es tal que solo se escucha el ruido de mi móvil.

—¿Qué pasa? —Pregunta mi amiga rebuscando a que encajarle el diente como siempre lo hace.

—Eh… nada, solo te estamos viendo en tu modo roedor, ¿no puedes entrar a una cocina sin meter mano a lo que está preparado? —pregunto con una ceja enarcada, es una mala costumbre que no se le va a quitar nunca a Verónica.

—¿Y tú, puedes dejar de leer? —Me regresa la pregunta y como ya sabe cuál es la respuesta sonríe y afirma. 

—Bueno ahí tienes tú respuesta. —Pongo los ojos en blanco, me desatiendo de todos y sigo ayudando a la señora.

—Verónica mi niña ¿Puedes arreglar la mesa con la ayuda de Alahin por favor? —Le pide la señora Benson a mi amiga, quien tiene ya una patata hervida en la boca.   

—Si claro. —Dice con la boca llena, se lleva a Alahin mientras le da instrucciones.  

—La vajilla está en la vitrina del comedor. —Le informa la señora Benson.

—¿Qué te parece mi nieto? —pregunta la mujer mirándome, yo no lo hago, no puedo mirarla después de la pillada.

—¿Qué me parece? —Repito la pregunta como una lela.

—Si ¿Qué te parece? —Repite nuevamente, suspiro y le miro solo para comprobar que me está dando esa mirada expectante.

—Pues... bien. —Es lo único que me sale, no tengo más que decir y eso es muy raro en mí, soy de las que juzga a la primera y siempre tiene algo que decir respecto a las personas.

—¿Bien? —Repite esta en una pregunta.

—Si, bien. —Vuelvo a decir, sé a dónde quiere llegar y no lo va a conseguir, no me gusta el tío y listo, o al menos eso digo, lo acabo de conocer. Ella me sonríe y acaricia mi brazo.

—Bien mi niña llevemos la comida a la mesa. ¿Por qué no ha llegado Tom?— <<!mierda Tom!>> Con todo lo de conocer al chico y la cocina no me lo pregunté y no lo he llamado para preguntar cómo está <<que mala amiga soy>>

—No lo sé, pero puesta la mesa me tomaré un momento para llamarlo antes de iniciar a comer. —Esta asiente y procedemos a sacar el manjar de dioses que le he ayudado a preparar, nos ha llevado un buen tiempo, sobre todo a la señora Benson, pero ha valido la pena.

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