Un juego perdido
Un juego perdido
Por: Mari. M. Barceló
Capítulo 1

    -¡¡DIANA levántate antes de que eche un vaso de agua en tu cara. No volverás a faltar un solo día más al colegio así estés volando de fiebre!! ¿Crees que es gratis pagar la fortuna que nos cobran por el colegio privado al que te mandamos? Niña desagradecida…-

    -Mamaa ¿Podrías dejar de gritarme en el oído?- gemí intentando abrir mis ojos mientras quita las mantas de mi cuerpo y abre las cortinas para que entre claridad. -No me enfermo nunca, ¿no podría solo permanecer un día más en la cama?- intenté darle un poquito de pena pero sé que es inútil, no creo que exista alguien con un corazón tan duro como el de mis padres.

    -Te levantas ahora mismo y te vas al colegio si no quieres que llame a tu padre.-

    “Perfecto, la amenaza que siempre le funciona para sembrar el terror en mi el cuerpo”

    Aún sintiendo la frente un poco caliente me levanto de la cama arrastrando mis pies hasta la ducha que aunque veo el vapor salir de esta, en mi cuerpo la siento helada y debe ser por la fiebre. 

    Espero que la ducha me la baje un poco, por lo general me enfermo solo una vez al año, cuando brotan las plantas en primavera que me producen alergia. No es la gran cosa, pero los primeros días me da un poco de fiebre, luego solo tos y síntomas de resfrío común. 

    Pero incluso cuando estoy que vuelo de fiebre mi madre no me deja faltar al maldito colegio 

    “Como si me agradase ir a encontrarme con mis compañeros de clases…” 

    Solo hay dos personas que captan mínimamente mi atención y son: mi amigo gay Lucius y mi amor platónico Polo. Pero es obvio que este último no tiene ni la más remota idea de que existo, bueno posiblemente me conozca por ser uno de los blancos favoritos de las molestias de su novia, “la perfecta Alisson”. Desde pequeñas éramos buenas amigas, pero al entrar en la preparatoria consideró que mi personalidad “asocial” era poco beneficiaria para ella entonces se unió a un grupo de chicas que se dedicaban a hacerme la vida imposible, hasta el año pasado cuando decidieron que era gracioso hacer que todo el colegio se enterara que a mis 17 años aún era virgen. Esa fue la gota que colmó el vaso de mi paciencia y entonces fui a buscarlas una por una encargándome de dejarles en claro que si volvía a salir de sus asquerosas bocas una sola palabra más de mí les arruinaría sus preciosos rostros de tal forma que no podrían ocultarlo ni con maquillaje.

    Obvio que todas me comenzaron a tener miedo y dejaron de molestarme pero la perra de Alisson comenzó a seducir a Polo sabiendo que yo siempre estuve enamorada de él hasta que conseguir ser su novia. 

    Desde entonces cada vez que está con él me viene a provocar dentro del colegio.

    Salgo de la ducha y me pongo el uniforme del colegio que es realmente horrible, (odio los uniformes) el del Westminster School consiste en una mini falda color azul oscuro, o pantalón negro, una camisa celeste y corbata que varía entre los colores amarillo, rojo, azul o verde, todas a rayas y la más discreta es en color azul oscuro con unos detalles celestes. Obvio que el 99% de las veces opto por el pantalón largo y la corbata oscura y hoy no será la excepción ya que por más que los días calurosos comiencen a azotar Londres en el estado que me encuentro hoy difícilmente pase calor.

    Salgo de mi habitación y prácticamente mi madre me arrastra hasta el coche para llevarme al colegio según ella para asegurarse de que no se me ocurra faltar sin dejarme conducir mi propio coche ni probar un solo bocado de mi desayuno.

    Solo con ingresar al viejo edificio ya sé que será un día difícil porque cuando estoy llegando a mi casillero veo que desde el final del pasillo se acerca Alisson del brazo de Polo mientras todos a su alrededor se hacen a un lado como si fueran una celebridad. 

    Intento abrir mi casillero rápidamente para que no me vean pero como si tuviera un cartel luminoso sobre mi cabeza Polo gira su rostro hacia mí y Alison lo detecta al instante. Puedo llegar a ver la sonrisa maliciosa que se forma en sus labios instantes antes de abrir mi casillero intentando ocultarme, pero cuando siento su presencia a mis espaldas sé que va a atacarme.

    “Genial, mi día va mejorando...” pienso irónicamente.

    -Ana… Pero que radiante luces hoy…- dice con su voz chillona y de la forma más irónica que le sale hasta que me giro lentamente con la furia reflejada en mi rostro mientras cierro de un golpe el casillero haciendo que ella dé un brinco y se aferre más al brazo de Polo buscando refugio y él al verme se le dibuja una media sonrisa burlona en sus perfectos y malditos labios haciendo que mi furia crezca por ser cómplice de sus burlas.

    Solo desvío mis ojos hacia ella nuevamente para mirarla de arriba abajo y levantar una ceja en clara señal de que no tengo nada que decir de su atuendo sabiendo que odia que hagan eso y doy media vuelta para ir hacia la enfermería a que me den algo para la fiebre. Realmente no quiero gastar mis pocas energías en discutir con Alisson.

    -La verdad es que viendo tu cara, retiro lo dicho. Te ves horrible aunque eso no es una novedad. ¿No cielo?- dice a mis espaldas y ahí se fue mi intento de ignorarla, no me interesan tanto sus insultos, solo que se me revuelve el estómago cuando lo llama “Cielo” frente a mi porque cuando éramos amigas siempre le decía que él era mi cielo por sus lindos ojos celestes.

    Me freno de golpe y giro lentamente para que vea mi sonrisa antes de decirle…: -El karma es como tus tarjetas de crédito Alisson, disfruta ahora, pero no te olvides que pagarás después… Y yo puedo verme terrible por estar enferma, pero al menos con un medicamento se me quitará. ¿Tú qué excusa tienes?- le pregunto mientras guiñaba un ojo y desaparecía por el pasillo escuchando sus pobres intentos de insultarme antes de que su novio la haga callar.

    Llegué a la enfermería y mientras la Dra. me revisa, veo mi reflejo en la ventana y tengo que reconocer que Alisson tenía razón, me veo terrible. 

    Luego de unas pastillas y una receta para hacerme unos análisis de alergia me dirijo a mi primera clase cuando me encuentro con Lucius en el camino.

    -Ana… te ves…- se queda en silencio buscando la definición correcta.

    -Ya lo sé, me veo terrible. Y me cansé de decirte que odio que me llames Ana, me recuerdas a la loca de Alisson. Me llamo Diana. repite conmigo d-i-a-n-a.- le digo fingiendo molestia, sé que me lo dice cariñosamente y siempre me llamaron de esa forma, pero ahora que ella lo usa para molestarme no quiero escucharlo más. Igual es inútil, todos creen que me llamo Ana.

    Luego de las dos primeras clases, llega la hora del almuerzo y agradezco al cielo ya que estaba a punto de caer desmayada del hambre por no haber comido nada desde anoche. Mientras hacemos la cola para obtener nuestra comida comienzo a creer que el destino se empeña en joderme la vida los días en que mi paciencia es limitada ya que a mi lado se ubica Polo y está tan cerca que puedo oler su perfume, y aunque en otro momento me hubiera producido una emoción terrible ahora solo me provoca nerviosismo porque sé que Alisson llegará en cualquier momento.

“Si no se le despega ni por un solo segundo, parece una m*****a garrapata.”

    -Cuidado Cielo, que estar tan cerca de la peste puede hacer que se te termine pegando.- “y ahí está… sabía que no tardaría mucho en llegar”

    Mis ojos se encuentran con los de ella que me mira con desprecio y pasan a los de él que me sonríe como siempre haciendo que mi rabia vaya en aumento y empeora cuando habla por primera vez delante de mí.

    -¿Tú crees que esta “peste” podría llegar a pegarse a mí?- dice y la verdad es que no sé cómo fue que pude llegar a sentir cosas por este chico, es un verdadero cabrón en todo el sentido de la palabra.

    Como ambos ni siquiera disimulan que están hablando de mi y me miran directamente, ya ni me importa que los que estén alrededor escuchen lo que tengo para decirles a este par.

    -¿Saben qué? Sinceramente creo que el mundo está lleno de idiotas distribuidos estratégicamente para que te cruces al menos uno al día, pero evidentemente las estadísticas pueden fallar ya que creí que había cubierto la cuota de hoy.- les digo antes de tomar mi almuerzo y alejarme junto a Lu mientras escuchamos algunas risas y exclamaciones de sorpresa por hablarle de esa manera a la pareja más popular de la escuela.

    -Eso fue… ¡Fue genial amiga! Me encanta cuando tu lengua filosa se sale de control, siempre sabes como hacer que quien te molesta termine ridiculizado.- se ríe Lucius mientras salimos al patio a almorzar y no puedo evitar soltar una pequeña risa por lo que dice.

    -Sabes que mi paciencia tiene un límite y hoy no es un buen día para provocarme.- le suelto un poco molesta todavía, hasta que mi estómago no reciba comida no creo que mi humor cambie.

    Terminamos de almorzar y nos dirigimos hacia el salón de nuestra próxima clase, nos toca historia y la profesora es bastante exigente y un poco calculadora. Es de esas mujeres mayores que cuando te dicen que el cielo es gris, por más que intentes explicarle que no hay ni una sola nube, ella encontrará la forma de hacerte saber que no debes contradecirla cuando habla.

    Entramos en el salón y nos ubicamos en nuestros asientos, siempre nos sentamos en las primeras filas ya que estamos menos sujetos a la molestia de nuestros compañeros. Lucius por tener una orientación sexual distinta y yo por ser la antisocial somos sometidos a diversos tipos de burlas a diario.

    La profesora Morrison hace su imponente entrada dejando su maletín de un golpe haciendo que más de uno dé un salto en su asiento y el silencio reine en el salón.

    -Buenas tardes, hoy les preparé un proyecto para que realicen junto a un compañero el cual deberán presentar al final del curso y definirá su nota de acuerdo al tema que elijan, su desarrollo, exposición y la dedicación que vea reflejado en ello.- dice y hace una pausa mientras mira su planilla y yo me pierdo en mis pensamientos porque me encanta la idea, sé que con Lu haremos un excelente trabajo. -De más está decirles que los grupos los elegiré yo misma.- concluye y con eso me saca de mis pensamientos para empezar a preocuparme por sus palabras.

    No me relaciono con mis compañeros con la confianza suficiente como para reuniones fuera de horario escolar ni para armar un proyecto en conjunto. Solo comienzo a rogar que me toque con Lu mientras la profesora va nombrando los grupos hasta que la puerta se abre y entra Polo, tarde como siempre, sin siquiera disculparse por interrumpir la clase.

    -Que bueno que haya decidido presentarse a la clase Sr. Cook, justo estaba por indicarle quién será su compañera. Srta. Diana Swits, hará su proyecto con el Sr. Apolo Cook.- dice y mi cara pierde su color y la ilusión que mantenía de que me pudiera tocar Lucius, de todo el maldito curso lo peor que me podía pasar era que tuviera que trabajar con él.

    “Perfecto, ahora sí que el día no podría ir mejor…” Pienso mientras veo cómo aprieta la mandíbula en clara forma de estar intentando contenerse de decir algo y se acerca a mi banco con su ceño fruncido fulminando con la mirada a mí y a Lu para decirle que se marche y le deje el lugar.

    El traidor que se hace llamar mi amigo me abandona dejándole el asiento libre para que se siente a mi lado sin dejar de mirarme en ningún momento haciendo que me sonroje molesta por sentir sus ojos fijos en mí.

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