Cómo puede alguien siquiera intentar dormir después de esas palabras que prometen tanto placer que hace que mi imaginación vuele y que cientos de imágenes se formen en mi mente pensando en lo delicioso que será probar la miel de ese cuerpo todo el fin de semana. “Ese pensamiento me da algunas ideas, bueno señor Cook, si quiere probar lo que es bueno....? Yo le enseñaré lo que es hacerse adicto a alguien, este es el comienzo de MI juego Apolo Cook… Espero que estés preparado.” pienso y para que no vea la maliciosa sonrisa que se dibuja en mis labios me doy vuelta en la pequeña cama para darle la espalda. Fingiendo estar profundamente dormida y aprovechando que pasa su brazo por mi cintura, tomando su mano y la llevo hasta mi pecho para aferrarme a ella como si fuera uno de los ositos de felpa de Sele, pero con toda la intención de que su ésta quede rodeando uno de mis pechos. Obvio que no se esperaba eso porque al entrar en contacto con esa tierna porción de mi cuerpo por más que
Apolo Ya no lo soportaba más, si no la sacaba de ese jodido lugar donde cada maldito tipo se babeaba cada vez que la miraban iba a terminar repartiendo trompadas a diestra y siniestra a cualquiera que se atreviera a mirarla con deseo. Salimos del salón y tomamos el primer taxi que encontramos para que nos lleve directo a nuestro hotel. Casi no puedo contener mis manos que no paran de recorrer su cuerpo, esa abertura en su pierna me ha tenido con una dolorosa erección desde el mismo momento en que la ví acercarse a nosotros en la entrada del hotel. Llegamos a nuestra suite y no alcanzo a terminar de cerrar la puerta cuando ya quiero arrancarle ese jodido vestido. -O te quitas ese vestido en este mismo instante o te lo arranco con los dientes.- le digo casi como un rugido animal. -¿Así le parece que está mejor Sr. Cook?- dice con su tono sensual quitándose el vestido de un solo movimiento revelando su cuerpo que queda solo cubierto por una pequeña braguita de encaje negra tan
Diana Un llanto mezclado con risas de felicidad escapa de mis labios mientras escondo mi rostro en su cuello y mis brazos lo rodean sin creer que estamos viviendo este momento juntos, he soñado tantas noches con esto que me cuesta creer que sea real. Juntos, abrazados el uno al otro completamente desnudos sintiendo nuestros cuerpos y la suavidad de la piel del otro transmitiéndonos un calor que va más allá de todos los sentidos. Mientras una de mis manos acariciaba su pecho haciendo garabatos entre sus pectorales y recorriendo cada perfecto músculo marcado en su abdomen, un suspiro escapó de sus labios antes de girar su rostro y acercar su boca a la mía que primero se rozan acariciándose mutuamente antes de unirse y no puedo evitar recordar las sensaciones que sentí la primera vez que nos besamos, solo que es esta ocasión no es un beso salvaje y desesperado sino uno lleno de dulzura, ternura y amor pleno. Es como si la electricidad del primer beso volviera y ahora se extendiera
Apolo -No Lucius, no puede estar pasando esto. ¿¡Por qué nadie en este jodido hospital me dice cómo está mi mujer!?- grito desesperado caminando de un lado a otro por el pasillo de la sala de espera mientras Lucius permanece sentado con los codos en las rodillas y la cabeza entre las manos claramente llorando por el temblor que veo en sus hombros. -Señor, necesito que se calme y me deje curar la herida de su cabeza..- Una enfermera se me acerca e intenta ponerme una mano encima pero me alejo de un movimiento brusco. -No… ¡No me toque, no necesito nada. Y me voy a calmar cuando me digan cómo está mi mujer!- le digo con mi cara más furiosa porque sinceramente creo que estoy a punto de perder el control y volverme loco de ira para c
Diana La oscuridad me rodea por completo, me envuelve en sus brazos y por más que lo intento o me quiero zafar parece que me sostuviera con más fuerza que antes. Miro a mis alrededores y no encuentro una salida, sé que no puedo quedarme aquí, siento una angustia en mi alma que no me deja descansar en paz aunque estoy un poco cansada de luchar, de constantemente remar contra la corriente, si me pongo a repasar lo que ha sido mi vida desde que tengo memoria nada parece tener sentido. He luchado tanto para permanecer siempre de pie que en este momento en brazos de la oscuridad no parece tan mal sitio para quedarme a descansar… Pero hay algo que no me deja, hay algo en mi alma que me dice que no puedo rendirme ahora, es una sensación extraña que insiste en que necesito mantenerme aferrada a la vida.
Había pasado solo un mes desde aquella noche llena de emociones para ambos y aún seguían recorriendo el mundo en familia, solo ellos tres en un yate que les regaló el Sr. Lucca De Rossi y su esposa. El hombre quedó tan conmovido por la historia de amor que les contó la pareja que sin pensarlo mandó a prepararles un yate en ese mismo momento y les dijo que a partir de la mañana siguiente se aventurarían a recorrer el mundo en barco para poder disfrutar del amor que se profesaban con solo mirarse a los ojos. Al principio tanto Diana como Apolo se negaron ya que no querían abusar de un nuevo socio por más que éste tuviera una compañía de cruceros también alegaron que no sabían navegar pero nada de eso fué excusa aceptable para el terco Italiano que les dijo que pondría a
-¡¡DIANA levántate antes de que eche un vaso de agua en tu cara. No volverás a faltar un solo día más al colegio así estés volando de fiebre!! ¿Crees que es gratis pagar la fortuna que nos cobran por el colegio privado al que te mandamos? Niña desagradecida…- -Mamaa ¿Podrías dejar de gritarme en el oído?- gemí intentando abrir mis ojos mientras quita las mantas de mi cuerpo y abre las cortinas para que entre claridad. -No me enfermo nunca, ¿no podría solo permanecer un día más en la cama?- intenté darle un poquito de pena pero sé que es inútil, no creo que exista alguien con un corazón tan duro como el de mis padres. -Te levantas ahora mismo y te vas al colegio si no quieres que llame a tu padre.- “Perfecto, la amenaza que siempre le funciona para sembrar el terror en mi el cuerpo” Aún sintiendo la frente un poco caliente me levanto de la cama arrastrando mis pies hasta la ducha que aunque veo el vapor salir de esta, en mi cuerpo la siento helada y debe ser por la
-¿Nerviosa?- susurra a centímetros de mi oído haciendo que instintivamente me aleje para no oler su perfume tan cerca. No le respondo, pero no respondo porque cuando giro mi rostro para pedirle que no me dirija la palabra, siento la intensidad de su mirada directo en mis ojos haciendo que las palabras se queden atoradas en mi garganta. No puedo creer como la fuerza de su penetrante mirada hace que no pueda quitar mis ojos de los suyos, es como si estuviera absorbiendo mi energía y mi completa atención hasta que sus ojos se desvían a mis labios. Una media sonrisa comienza a dibujarse en su boca justo antes de que algo cerca nuestro llame su atención y vuelva a alejarse con gestos de estar realmente molesto para no volver a mirarme por el resto de la clase. “Eso fue… raro” pienso. Y lo mejor sería que no volviera a pasar, nunca en mi vida había sentido algo parecido a lo que provocó que me mirase de esa manera. Termina la clase y lo primero que hago es ir a habla