SI MI AMO - Segundo libro (Saga Amo)
SI MI AMO - Segundo libro (Saga Amo)
Por: Zafiro D'Gold
FIN DE LAS VACACIONES

Mira al cielo y está despejado el sol brilla y es un lindo día, hermoso para disfrutarlo, pero en ese lugar todos los días son iguales, el olor a cigallo y a sudor inundan el lugar, los barrotes circulan el perímetro, a donde dirige su mirada ahí tipos con tatuajes y cicatrices entre otras cosas que te hacen querer estar lejos de ellos, en cada esquina los uniformados están atentos ante cualquier movimiento sospechoso, dispuesto a matar.

Todos los días camina hasta uno de los banquillos que hay a un costado del patio donde los sacan a que les del sol, en su rostro ya no hay expresiones, ha perdido la alegría, la tristeza, el miedo, es solo un ente que camina y vive por inercia, a su lado se sienta el único amigo que ha hecho en tan nauseabundo lugar.

—Por fin lo he conseguido — le dice de manera que solo sea audible para él

Él voltea a verlo sin mostrar expresión alguna, sin decir palabra solo mira esperando que las próximas palabras sean lo que ha estado esperando todo este tiempo.

—A las 12 nos estará esperando el guardia en la lavandería — le alcanza un papel con un número de cuenta — mi parte ya está hecha, está es la tuya.

Él recibe el papel y por fin después de dos años una mueca simulando una sonrisa se dibuja en su rostro.

Se levanta del banquillo sin llamar la atención como es su costumbre ha aprendido a hacerlo, lo hizo la primera semana que llego, cuando quiso actuar de manera prepotente como solía hacerlo afuera, pero unos compañeros del lugar le enseñaron que ahí él no era nadie, dos semanas en la enfermería fueron suficientes para aprender la lección.

Llega a los teléfonos con ayuda del guardia coordina el pago acordado, ya todo está listo, solo tiene que esperar la hora adecuada.

Su mente se llena de pensamientos cargados de odio, por fin saldrá de esa pocilga, por fin podrá visitar la tumba de su hijo, por fin podrá hacer pagar a quien fue responsable de su ruina.

Por primera vez en todo el tiempo que ingreso en ese lugar ríe, comienza con risa suave y poco a poco va aumentando la intensidad, hasta volverse en una risa molesta y fuerte, llamando la atención de todos, voltean a verlo, pero no para burlarse, sino para alejarse.

Ya son las 11 de la mañana, está a solo una hora de lograr su libertad, camina en su celda de un lado a otro, ha guardado en su bolsillo la foto de su hijo y un crucifijo que siempre lleva con él para que lo cuide, respira profundo una y otra vez tratando de calmar la adrenalina que empieza a sentir correr por su cuerpo.

Llega su amigo y le da una sonrisa cómplice, ha logrado que a los dos los envíen a trabajar a la lavandería, así que solo se sienta a esperar que llegue el guardia que los llevará al lugar que dará paso a su liberación.

— ¡USTEDES DOS, Síganme! — el momento ha llegado

Caminan a paso firme trata de parecer relajo, pero la emoción de que pronto será libre hace que sus manos comiencen a sudar y en la frente corran unas pequeñas gotas.

— ¿Se encuentra bien? — le pregunta el guardia — ¿desea ir a enfermería?

—No — responde inmediatamente, viendo peligrando su tan ansiosa libertad — estuve haciendo ejercicio unos minutos antes, solo es eso — dice secándose el sudor de la frente.

El guardia solo lo mira y continúan el camino.

(——————————)

Los rayos del sol iluminan el rostro de Samantha, han llegado a la casa de playa a pasar unos días lejos del estrés del trabajo, unas mini vacaciones merecidas, respira profundo el olor a océano, la brisa cálida acaricia su rostro y deja sus huellas en la arena, sonríe al mirar hacia el mar.

Rick está en su bañador negro sigue tan guapo como siempre riendo y jugando en la orilla con su pequeño hijo, ya han pasado dos años de tranquilidad y felicidad para ellos, cada día que pasa se enamora más de Rick.

Esa playa que fue testigo de tantos encuentros llenos de pasión, ahora es testigo de su felicidad junto a su hijo.

Rick llega corriendo a su lado con el pequeño David en hombros, cuando está a su lado le da un beso en los labios.

—El agua está deliciosa — le sonríe colocando a David en los brazos de Samantha — ¿Por qué no vienes con nosotros?

—Estaba disfrutando verlos jugar — llena de besos a su hijo y este ríe

— ¿Y para mí no hay besos? — Rick se coloca al lado de su hijo sonriente

—Si tú eres mi otro bebé consentido — le da un beso tierno

—Mamá, papá — dice él bebe mientras aplaude, eso le enseño a hacer Andrea cada vez que los ve besarse.

Llega con ellos la nana de Samantha

—Es hora que me lleve a David, tiene que comer

Samantha se lo entrega

—Gracias nana Julia, no sé qué haríamos sin ti — la abraza

—A mí me encanta cuidar niños, y a ustedes los quiero como si fueran mis hijos, imagínate… siento que cuido a mi nieto — sonríe feliz — disfruten de tiempo solos.

Da media vuelta y se va con David en sus brazos.

Rick abraza a Samantha pegándola a su cuerpo

— ¿Qué quieres hacer? — le pregunta mientras respira su olor sigue tan enamorado como el primer día.

—Quiero nadar un poco — se suelta de su agarre y corre — ¡Quien llega primero al yate maneja!

Corre rápido, pero Rick es tramposo, ya que cuando están llegando, él la sujeta de la cintura deteniéndola un poco, para adelantarla.

—¡¡¡ESO ES TRAMPA!!! — le grita riendo y Rick ya está en el muelle subiéndose al yate

Cuando ella por fin llega el ya lleva puesta su gorra de capitán, esa que le regalo Frank en broma cuando compro el yate, pero que le gusto y ahora no puede dejar de usarla.

Samantha no puede enojarse sobre todo porque esa gorra hace que se vea tan sexy y quiera devorárselo en ese instante.

— ¿Lista? — le pregunta con una gran sonrisa prendiendo el motor

—Vamos — le sonríe

Comienzan su paseo van hasta una parte profunda donde se detienen, Rick se coloca al lado de Samantha y se saca la gorra que lo hacía capitán del yate, se besan tierna y luego apasionadamente.

—Te amo — le dice en un susurro en su oído

—También te amo — le responde ella igual

Samantha siente su cuerpo caliente deseoso de sentirlo, quiere que la posea.

—Rick… fóllame duro — le pide entre sus labios

En los labios de Rick se dibuja una sonrisa traviesa y lujuriosa

— ¿Cómo te has portado?

—Mal — dice inmediatamente — me he portado muy mal — dice con voz suave

—Tendré que castigarte — la voltea con rudeza pegándola a una de las paredes del yate

—Si, mi amor castígame

Las manos de Rick desabrochan la parte de arriba de su bikini, empieza a acariciar y presionar sus pechos, ella gime ante la excitación.

Relatado por Samantha

Me tiene contra la pared, puedo sentir su miembro crecer en mi espalda baja, me encanta sentir como toma control de mí, sus manos aprietan mis pechos lo hace tan rico que suelto gemidos, coloca mi cabello a un lado y comienza a besar mi cuello, mi piel se eriza ante su contacto, sus manos bajan por mi cuerpo acariciándolo, con fuerza me quita la parte baja del bikini.

—Deliciosa — lo escucho decir

Una de sus manos llega a mi vagina que ya está mojada esperando por él

—Estás tan húmeda y ni siquiera he comenzado contigo — dice en mi oído

Comienza a abrirse paso por ella, acaricia con movimientos fuertes y suaves al mismo tiempo, introduce dos dedos y acaricia mi clítoris al mismo tiempo, siento mis piernas temblar, un orgasmo empieza a hacerse presente y él retira sus manos.

—Hay — protesto casi sin voz

—Te has portado mal y mereces sufrir — sonríe maliciosamente

Me toma de la mano y me lleva a la habitación del yate

—No quiero que nadie vea lo que le hago a mi esposa — me sonríe y yo me derrito cada vez que lo escucho llamarme así.

 Inicia un recorrido por mi cuello con sus labios, chupando, me toma de la cintura, yo coloco mis manos en su nuca y me detiene.

—No puedes tocarme sin mi permiso

Me reprende, toma una cuerda y ata mis muñecas a la cabecera de la cama.

—sí, mi amo — le digo recordando nuestras palabras del inicio

Parece que mis palabras lo encienden más, porque sus besos comienzan más fuertes, más posesivos, mordisquea mi cuello, haciéndome sentir entre dolor y placer, sus besos son fuertes, sé que tendré moretones más tarde, pero no me importa, sus manos estrujan mi piel con ansia, con desesperación, mi vagina palpita, quiero tocarlo, acariciarlo, pero no puedo.

—Rick… por favor desátame— le ruego — quiero tocarte, quiero acariciarte

—Aún no — solo me responde y sigue con su deliciosa tortura.

Llega a uno de mis pechos y su boca comienza a succionarlo y hacer movimientos con su lengua, chupándolo con fuerza, siento dolor, pero al mismo tiempo un placer recorrer mi espalda, mis deseos por el aumentan, quiero sentirlo dentro.

Levanta su rostro y me mira a los ojos, sus ojos miel que tanto me hipnotizan están dilatados, puedo ver el deseo en cada parte de su rostro, me besa y se acomoda entre mis piernas, por fin puedo sentir el roce de su miembro en mi vagina que palpita deseosa de sentirlo dentro.

Mis labios se entreabren al sentir como comienza a penetrarme, lentamente se va introduciendo en mí, saliendo e ingresando suavemente, es una cruel tortura.

Lo saca hasta la punta y lo veo sonreír, esa sonrisa maliciosa que me vuelve loca cuando hacemos el amor, vuelve a penetrarme está vez con fuerza, haciendo que mi cuerpo se sacuda con cada embestida, no puedo apartar mi vista de él, nos miramos, miramos nuestros cuerpos, su miembro entrando y saliendo de mi es una visión que quiero tener siempre.

Los gemidos de Rick salen desde lo más hondo de su garganta, uniéndose a los míos, nuestros cuerpos chocando frenéticamente se siente tan bien.

Rick toma la cuerda y desata el nudo liberando mis manos, inmediatamente lo acaricio, paso mis manos por sus pectorales firmes y me sujeto fuerte de su espalda, grito de la excitación, arqueo mi espalda, siento un calor indescriptible que comienza a recorrer mi cuerpo, viniéndome en un fuerte orgasmo, él también lo hace llenándome por dentro, siento su semen caliente dentro de mí, no se despega en ningún momento, nos besamos y tenemos que esperar varios minutos para poder recuperar la respiración.

 ()

Después de dar rienda suelta a su pasión nadan un poco, el mar es tranquilo y están lejos de todos.

— ¿Has pensado en otro bebe? — le dice Rick acariciando su rostro cuando están acostados en la cubierta.

—Rick Morris ¿está pidiendo otro bebe? — dice Samantha asombrada

Él sonríe y se encoge de hombros

— ¿Por qué no?, son lindos, sobre todo si es una niña y se parece a ti — su expresión cambia — tú y yo somos hijos únicos y sabemos cómo es crecer en soledad — la mira de manera tierna — me gustaría que mi hijo tenga un hermano o hermana con quien puedan hacerse compañía.

—Tan lindo mi bebe — Samantha se lanza a él y lo llena de pequeños besos — pero David aún está muy pequeñito, déjame pensarlo ok.

Rick le sonríe y se besan.

Disfrutan del Ocaso, abrazados

Ya es de noche y regresan a la casa de playa, al llegar encuentran a la nana un poco preocupada.

Al verlos corre a abrazar a Samantha y a Rick

—Me tenían preocupada

— ¿Qué paso? ¡¿David está bien?! — dice Samantha asustada y Rick comienza a caminar a paso rápido hacia la habitación de David.

—No, él bebe está bien.

— ¿Entonces? — pregunta Rick con su seriedad característica

—Llamo por teléfono el joven Frank — dice la nana

Tocan la puerta con fuertes golpes.

— ¿Quién será? — Rick camina a abrir

—Debe ser Frank dijo que vendría

Abre la puerta y precisamente es Frank quien ingresa.

Al ver a Rick lo abraza

—Hermano, que susto, pensé que les había pasado algo — dice con voz aliviada

—No entiendo por qué tanto escándalo — dice Samantha confundida — solo estuvimos fuera unas horas.

—Deben entender que necesitamos tiempo para nosotros solos — dice Rick sonando obvio

Frank mira a la nana Julia

— ¿No les has dicho?

—No he tenido tiempo — responde seria

— ¿Qué está pasando? — dice Rick serio y la tensión se apodera de la sala.

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