Capítulo 2. A punto de cometer un error.

No había dormido en toda la noche, pensando -el día que se suponía sería el mejor día de mi vida, es nada más que el peor de mis pesadillas-, sabía que estaba entre la espada y la pared, si me escapaba Kendall no le iba a dar el dinero a mi familia y si me quedaba tendría que casarme con él, solo me quedaba esperar que él no fuera malo conmigo y que me supiera entender.

Mi madre entró en mi habitación alrededor de las 10 de la mañana, yo no me quería levantar porque eso significaba tener que enfrentar la realidad, mi boda era a las 6 de la tarde, en la oficina del abogado.

– ¿Hija estás despierta?

– Si madre, entra por favor…

– Me hubiera gustado darte esto en circunstancias normales, pero ya que no hay de otra… este es un collar de diamantes que mi abuela me había dado el día de mi boda, ahora esto te pertenece- mi madre se veía completamente mal, tenía unos bultos de bajo de los ojos más grandes como el de los mapaches, muestra de que no había dormido nada igual que yo, se había vestido completamente de negro, como si fuera a un funeral.

– Gracias madre es precioso- dije sin ninguna pizca animo en mi voz, aunque el collar era una pieza hermosa de diamantes en forma cuadriculada con un diamante diferente en el centro, era un hermoso zafiro rosa estilo “marquise”.

– De nada hija, es una herencia familiar que pasa a la hija primera en casarse, pero no es la única razón por la que estoy aquí, vine para que te alistes vamos a salir las dos antes del matrimonio.

– Madre sabes que no tengo ganas de hacer nada.

– Lo sé hija, pero no te molestaría si no fuera importante.

Mi madre nunca me molestaba para absolutamente nada, ella era muy cariñosa conmigo, así que sin decirle nada me levanté perezosamente y me fui a bañar. Cuando salí del baño mi madre ya no estaba en mi habitación, así que me senté un momento contemplando mi habitación, era blanca con muebles de color madera no era muy grande pero tenía mi propio baño, ahora todas mis pertenencias se encontraban empacadas por lo que mi habitación lucía como una habitación de huéspedes. Me puse mi ropa interior, no me preocupé si combinaba o si era bonita, me puse unos Jens, unas zapatillas  sport y una sudadera blanca, me puse un poco de maquillaje para no verme demacrada y la verdad pensaba ir así a la “boda”.

Salí de mi habitación contemplando cada cosa de lo que había sido mi casa en los años que tenía de vida, no sabía si mi futuro esposo me permitiría visitar a mi familia o venir de vez en cuando a mi casa, ese pensamiento me dio mucha nostalgia.

– Veo que ya está lista, ¿quieres algo de desayunar?.-

– No gracias, madre.-

– Ok, entonces vámonos.-

Cuando íbamos saliendo Miguel nos vio y nos dijo: –A donde crees que llevas a Verónica, sabe que debe estar a las 6 en donde el abogado. Me dio mucha rabia que intentara detenerme si iba a salir de la casa, sabiendo bien que me tengo que sacrificar por culpa de él, y ya le iba a gritar cuando mi madre me puso la mano en la muñeca y le contesto:

– A donde lleve a mi hija no es de tu incumbencia, pero si lo que te preocupa es si va ha estar a tiempo en la oficina, pierde cuidado, ella va a estar ahí a tiempo. Ni siquiera se te ocurra volverme a dirigir la palabra infeliz.-  Mi madre me agarró de la muñeca y me llevó a rastras al auto pero antes de subir me abrazó fuerte.

– No dudes ni siquiera un minuto en llamarme si él te trata mal.- Entonces me soltó y se subió al vehículo, yo di la vuelta y me subí.

Estuvo conduciendo un rato hasta que llevamos a una clínica me quedé extrañada, pero no le pregunte nada me baje y la seguí en silencio, cuando llegamos ya nos estaba esperando el doctor, entramos a la oficina y tomamos asiento.

– Bienvenidas soy el Doctor. Martín Hernández, ¿en qué les puedo ayudar?.

Mi madre fue la primera en hablar.

– Estamos aquí porque mi hija Verónica está por casarse hoy, y ella no tiene planeado quedar embarazada tan rápido, quiere esperar un tiempo antes de tener hijos.- Yo me quedé atónita mi mente ni siquiera se pasaba la idea de tener relaciones sexuales con Kendall, que mi mamá pensara en eso me alertaba muchísimo yo ni siquiera había pensaba en eso ya que era virgen. Fue como un valde de agua fría, así que perdería mi virginidad con kendall, -no, de ninguna manera perdería mi virginidad con ese asqueroso-, pensé.

– ¡Felicidades!, espero que tu matrimonio sea muy feliz.- dijo el doctor, pero se quedó sorprendido cuando nadie le contestó, así que simplemente ignoró ese hecho.

– ¿Verónica has usado algún anticonceptivo antes?.

– No, no he usado anticonceptivos porque soy virgen.- Cuando dije esto mi madre salió del sitio llorando de la oficina.

– ¿Tu madre se encuentra bien?.

– No, ni yo tampoco pero no hay nada que podamos hacer para remediarlo, así que por favor prosigamos.

Se quedó sorprendido con mi respuesta, pero no hizo ningún comentario.

– ¿Eres ordenada con las pastillas?.

– Si, pero necesito de algo que me funcione ojalá hoy mismo.

– Ya que eres virgen la única opción que queda es el Implante subdérmico o Implante anticonceptivo, ya que funciona de una vez y te dura 3 años.

– Póngamelo de una vez.

El doctor se levantó y busco los utensilios, luego me llamó y me hizo una pequeña incisión en el brazo y me metió lo que parecía un tubo pequeño, no más grande que mi dedo meñique, luego me dio una puntada de costura donde hizo la incisión.

– Si tienes efectos secundarios o experimentas alguna molestia no dudes en venir a verme.

– Está bien.-

Salí del consultorio y mi madre estaba en la sala de espera de la clínica, al verme se levantó y fue en mi encuentro, si fueran circunstancias normales su mirada de tristeza me destruiría el corazón, pero nadie se siente peor que yo en este día.

– Toma hija te compré esto para que lo utilices hoy,- me pasó una bolsa de Balenciaga con un vestido dentro, que ni siquiera me molesté en ver.

– Gracias madre, no tenías que comprarme nada.

Fuimos a la recepción para que mi madre pagara la consulta y nos dirigimos a la salida, cuando salimos del consultorio eran alrededor de las 12:00 del medio día.

–Madre puedes irte y no te preocupes estaré ahí a tiempo.

– ¿Para donde es vas hija?.

– Voy a arreglar unos asuntos en mi último día de libertad.

– Ok, cuídate nos vemos a las 6.

No dije nada y esperé hasta que se fuera, tenía un plan en mente, nunca dejaría que ese asqueroso fuera el primer hombre en mi cuerpo ni en mi vida. Así que tenía que perder mi virginidad antes de las 6, por lo que la primera persona en que pensé fue mi mejor amigo Mark, nunca lo había visto de una forma amorosa ni sexual, él era guapo, era moreno, alto y todas las chicas de mi colegio estaban enamoradas de él, es mejor con Mark, que con una persona de la que solo siento asco.

Llamé a Mark, mientras esperaba sonando el tono me puse a llorar, entonces lo primero que escuchó fue a mi llorando del otro lado.

– ¿Verónica?, ¿estás bien?, ¿qué te pasa?, ¿dónde estás?, ¿Voy por ti?.

Le explique rápidamente la dirección de donde me encontraba y él colgó. Mientras esperaba a que el llagara, llamé a un Motel (de esos hoteles que se paga por horas), pero este era exclusivo para la élite por lo que era un lugar super discreto, entras e inmediatamente se cierran las cortinas de hierro no permitiendo que ninguna persona vea quienes están adentro, así que pedí la suite romance, por 4 horas. Pasaron alrededor de 15 minutos cuando Mark apareció en su auto, por inercia caminé a su vehículo y me monté, antes de que él se bajara.

–¡Hola Mark!

– ¿Vero qué pasa? Cuando te escuche por teléfono sonabas muy mal, pero ahora que te veo, te ves peor de lo que suenas.

–Gracias Mark, que tacto-. Le dije con una sonrisa en el rostro, él siempre sabía cómo sacarme una sonrisa.

–Mark, hoy me tengo que casar con Kendall colega de Miguel, porque Miguel llevó la empresa a punto de quiebra y la única manera en que Kendall ayudaría es si yo me caso con él-.

–¿QUÉ? ¿ES QUE ACOSO TU PADRE SE HA VUELTO LOCO? Kendall tiene como 60 años.-

–  Kendall tiene 56 años de hecho, pero te llamé porque necesito un favor de ti.-

– Por eso, él tiene 60 años, pero claro amiga, lo que tu necesites solo dime.

– Mark, quiero que seas tu quien me quite la virginidad…

– Verónica estás loca, por supuesto que no.

Con lagrimas en los ojos le explique por qué necesitaba que fuera él.

– No Verónica, lo siento. Sabes que te quiero mucho pero jamás haría algo así a alguien que siente desesperada porque solo te haría más daño del que Kendall de causará-. Cuando terminó de decir esto, no lo soporté y me bajé del carro inmediatamente, me fui caminando.

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