Mi Amante el Ceo
Mi Amante el Ceo
Por: Nico
Capítulo 1. El día que mi vida se derrumbó.

Nadie podía predecir la serie de acontecimientos que marcarían mi vida de la peor manera posible y que sin dudas los próximos años de mi vida serían los peores. Todo comenzó en soleado verano cuando apenas cumplí mis 18 años, en esa época tenía 3 hermanos Lucas de 17, Pedro de 19 y Roberto de 16 años, pero yo era la única hija de mi familia por lo que era muy consentida, siempre que quería algo mis padres me lo daban sin ningún pretexto, además heredé la belleza de mi mamá Noelia, alta, de tez blanca de porcelana y ojos grises como el hielo, mi inteligencia y perseverancia las heredé de mi padre Miguel.

Mis padres no eran millonarios, pero tenían dinero, en ese tiempo la empresa de la que mi padre era dueño estaba pasando una enorme crisis por que no podían hacerle frente a las deudas de los bancos y tampoco tenían la opción de pedir más créditos, es cuando el dueño de mis pesadillas Kendall le ofreció un trato a mi papá ese es: a cambio de darle el dinero necesario para que la empresa quedará sin deudas, me diera a mi en matrimonio con él. Mi padre estaba furioso ese día mi padre y él se agarrón a golpes, no se podía creer el atrevimiento que su amigo de toda la vida tenía al proponerle semejante trato.

Pasaban los días y no podía conseguir el dinero, nos íbamos a quedar sin casa, mi papá tenía que despedir y liquidar a todos sus trabajadores, no tuvo otra opción que aceptar con el dolor en el alma esa propuesta, por lo que le dijo a Kendall que sí permitiría nuestro matrimonio a cambio de lo siguiente: la primera es que me permitiera culminar mis estudios tanto del colegio como universitarios, segundo es que posteriormente me dejara trabajar, tercero que no me podría obligar a tener hijos con él, esto porque Kendall nunca fue una persona con dinero, pero era una persona muy ordena con las finanzas por lo cual, tenía el dinero suficiente para darle a mi padre.

Ese día cuando llegó a la casa lloraba como un niño, no podía tan siquiera verme la cara. Al día siguiente fue en busca de toda la familia, cuando nos dijo – Tengo un anuncio importante que hacerles, por favor bajen a la sala-. Nunca había visto a mi padre tan serio y sobre todo tan triste así que me preocupe mucho.

Estamos todos con cara de preocupados y completamente en silencio esperando expectantes a que mi padre entrara en la sala de nuestra habitación, cuando por fin entró se, podía ver todo el nerviosismo en su cuerpo incluso sus manos se mostraban sudorosas y con temblores.

– La noticia que tengo que darles, no será fácil de asimilar por ningunos de ustedes, en especial por ti Verónica- en ese momento no sabía porque la noticia tenía que ver conmigo, si yo no había hecho nada malo y siempre llevaba buenas notas en el colegio y me estaba por graduar.

– Para nadie es un secreto que la compañía está pasando por una enorme crisis de la cual va ser muy difícil salir, si no es con la ayuda de Kendall, pero él me pidió algo a cambio de darme ese dinero para salir de la inminente quiebra, y eso es que Verónica se case con él-… En ese momento todos empezaron o interrumpieron, mientras yo sentía como me caía un valde de agua fría y mi cuerpo comenzó a estremecerse, estaba en estado de shock.

–Papá pero que te pasa, Verónica es una niña compara a Kendall, él casi le triplica la edad.- dijo hermano Pedro.

– Como se te ocurre pensar en esa salida. Ni se te pienses que permitiré que ese matrimonio ocurra- dijo mi madre que para ese momento estaba con los nervios de punta.

– ¿Papá es que acaso esta demente?, iré inmediatamente a partirle la cara a ese mal nacido, ¿cómo se le ocurre ver a mi hermana con esos ojos? ¿qué acaso no tiene conciencia? Siempre le hemos llamado tío...- dijo mi hermano Lucas, que para entonces ya no se escuchaba porque había salido de la casa, he iba a ir a buscar a Kendall.

– Que fácil es para ti sacrificar a Verónica, cuando no eres tú quien se está sacrificando de por su vida- dijo mi hermano Roberto mientras me abrazaba de una manera protectora.

– CREEN POR UN MOMENTO ¿QUÉ YO PERMITIRÍA QUE MI ÚNICA HIJA SE CASARA CON ESE IMBECIL SI NO TUVIERAMOS OTRA OPCIÓN?, SI ELLA NO SE CASA PERDERÍAMOS LA CASA Y TODO LO QUE TENEMOS, ¿DONDÉ IRÍAMOS A VIVIR? DE VERDAD CREEN POR UN MINUTO QUE NO ME DUELE SACRIFICAR A MI ÚNICA HIJA- dijo mi padre gritando mientras lloraba.

Para entonces me había quedado callada, estaba saliendo de mi estado de shock, sabía que si no me casaba mi familia viviría en la calle. –Está bien me casaré para que todos ustedes tengan donde vivir, pero tu Miguel, en tu vida vuelvas a llamarme hija, jamás podrás devolverme los años que voy a desperdiciar en alguien de quien solo siento asco. Puedes considerar que tu deudas están pagas, pero la deuda que tendrás conmigo, jamás en tu vida la podrás saldar, ni te molestes en hacer una ceremonia, llama al abogado de la familia para ir a firmar el acta matrimonial de una buena vez.-  mi tono era tan frío como el hielo que esas palabras hicieron que el corazón de mi papá se retorciera de dolor.

Me levante y empecé a caminar a mi habitación, pero antes de salir le dije – ni siquiera te molestes en ir al juzgado, a partir de hoy no te quiero ver en la misma habitación en la que yo esté-.

– Hija de verdad que yo no quería esto para ti, siempre quise que fueras feliz con la persona que tu escogieras, por favor, perdóname- esto lo dijo mientras lloraba desconsolado, pero yo ni siquiera me detuve.

El corazón de Miguel se encogió afligido, sabía que en el mismo momento en que aceptó el trato de Kendall, me perdió para siempre y que nada de lo que hiciera sería suficiente para compensar el infierno que iba a vivir al lado de Kendall.

– Espero que te costumbres a no tener familia, porque ninguno de nuestros hijos ni yo te volveremos a dirigir la palabra, en este momento considérate sin familia, le diré a las empleadas que te muden al cuarto de huéspedes. –

– Jamás pensé que te atreverías a vender a uno de nosotros por dinero, ¡que bajo has caído!- dijo mi hermano Pedro.

Mi madre salió corriendo atrás mío, seguida por Pedro y Roberto, cuando llegaron a mi habitación se encontraron con una escena que hizo que les doliera el corazón, yo estaba desconsolada llorando mientras agarraba la ropa de mi armario y la tiraba toda al suelo para meterla toda en una bolsa de plástico; mi pobre madre y hermanos salieron a abrazarme mientras lloraba desconsolada. Después de que estaba más calmada, mi madre con voz quebradiza llamó a las empleadas para que le trajeran todas las maletas y cajas de mudanza a mi habitación, ya que mañana mismo me iría de la casa.

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