cap.2

Capítulo 2

Marco Marone

- Tilde rápida, mi futura esposa no tardará en llegar -intentó acelerar la mujer que sigue alisándome el pelo, ay qué asco de piel tengo ahora, este maquillaje empieza a dar miedo.

Bueno... mi nombre es Marco, solía vivir una vida de ostentación, diversión y mucha lujuria, me encantaba la vida de drogas que me llevó a la destrucción, pero ahora mismo estoy esperando a que Matilde, mi maquilladora profesional, complete mis quemaduras para poder asustar a una más de mis esposas arregladas por mi hermano.

Todo empezó hace unos años cuando estaba en un comité, hubo un incendio terrible y cuando creía que iba a morir al caerme los escombros encima, una mujer fue la única que vino a rescatarme, cuando consiguió salvarme íbamos corriendo entre el fuego y los escombros que caían a nuestro alrededor, ella estaba muy golpeada hasta el punto de no resistirse, pero aún lo recuerdo bien, me entregó una cadena que llevaba al cuello.

- Encuentra a esta chica y cuídala por mí, por favor, sólo me tenía a mí, es mi hija, tiene el mismo collar que ésta, tú sabrás de quién se trata, nadie más tiene esta joya -intentó explicarme con voz defectuosa mientras me mostraba la m*****a joya que tenía un colgante de una flor con unas raíces alrededor, era bastante inusual de ver.

Pero ni viajando por todos los EEUU encuentro a esta chica, y tiene la misma gargantilla de oro, pero no sé su edad, ni cómo es, ni fotos, ni nada, ni pistas, sólo este maldito collar que no me ayuda en nada.

Y sí, quiero cumplir esa promesa, quiero saber cómo está esa niña y cuidarla por muy grande que sea, porque sé honrar mi palabra, más aún para alguien como esa mujer que arriesgó su vida.

Volviendo al tema, hoy me toca otra esposa, me pregunto si debe ser como las otras, mujeres interesadas que muestran asco y repulsión, va a ser muy difícil que Maciel me convenza de casarme con una de ellas, después de todo las dejo en la casa y pruebo su fidelidad y todas me traicionan con mi verdadera apariencia mostrándose como una interesada más, admito que me divierto, pero ya me estoy cansando de que intente atraparme en un matrimonio forzado y sin sentido, ya que tengo una misión que cumplir.

- "Ya está", me dijo, y cuando me volví para mirarme en el espejo casi me da un infarto de tanto reírme.

- Excelente trabajo - suspiré al ver la horrenda obra maestra que había hecho, me puse mi mejor traje y mi mejor cara, hoy es el día de espantar a otra esposa, si todo va bien, será otro contrato matrimonial cancelado, pero... será otro tiempo tortuoso sin ninguna mujer adecuada.

Mi hermano y yo somos los últimos de nuestra especie, y con quien nos asociemos jugará un papel importante en nuestra familia, una mujer pura sería lo ideal, pero él no es muy exigente, aunque la esposa sea para mí, antepone sus deseos a los míos y cree que cualquier mujer encajaría con lo que necesitamos.

Salí de la habitación y me dirigí a la escalera que conducía al centro del gran salón.

Sólo bajé un escalón y ya se estaba abriendo la puerta de entrada y allí estaba ella, el ser más extraño que he visto en mi vida, espero que no firme como las otras, no me voy a casar con ella.

¿Dónde encontraron a este ser? ¿En algún pantano? No porque sea un poco gordita, que ya es bastante, sino porque su ropa es desproporcionada, y esos zapatos viejos, los veo a cincuenta metros de distancia, es guapa, pero... no era la chica que esperaba, los Skill me engañaron, estaba investigando a la chica que enviarían y es muy guapa y más guapa, Dhany, simplemente quería esa perla por unos días en mis manos.

La chica lleva un vestido asfixiante, es obvio que le cuesta respirar en él, ni siquiera me voy a preocupar por eso, que se asfixie hasta morir y por como tiene arrugados los pechos, seguro que le salen todos los órganos por ahí.

En cuanto me vio, se llevó las manos a la boca y se me quedó mirando atónita, segura de que iba a salir corriendo, ni siquiera lo disimuló, bajé toda pija, fingiendo ser el ser más bello de la escalera mientras... ¿qué? ¿Se está acercando?

- ¿Así que tú eres el hombre poderoso del que hablan? - pregunta, insegura a la vez, un poco petulante, pero su mirada vacila, mostrando un poco de remordimiento.

"Soy yo quien debería mirarla con lástima"

- Soy Marco, hijo menor de la familia Marone, ¿quién eres tú? No te reconozco como Skill.

- Soy ilegítima, no soy la que tenía que venir, pero mi tutor me echó en el lugar de mi considerada hermana

- ¿Dhanyela?

- Sí.

- Vete, si no es una habilidad...

- Señor", llamó el mayordomo, llevando el contrato en una bandeja. - "Es legalmente una Skill, pertenece a esa familia desde hace algunos años, su madre se había casado con Luiz Skill.

Tu intromisión me enfadó aún más.

- "Ah... pero está lo suficientemente asustada como para no casarse", comenté, y vi el pánico creciendo en sus ojos mientras se mezclaba con la curiosidad. - ¿Qué quieres saber?

- ¿Te duele? - preguntó, acercándose para tocarme la mejilla, pero me aparté; ni siquiera pareció oír lo que dije.

- ¿Puedes irte ya? - pregunté y ella dio un paso atrás, sonriendo desconcertada.

¿No se da cuenta de que va a tener un hombre discapacitado y deforme en su vida? En sentido figurado, pero viendo su aspecto relajado, la gorda ni siquiera es fea, pero... no es mi tipo, me gustan las mujeres más delgadas, con un nivel más aceptable, pero está bastante bien teniendo en cuenta que, como las otras, no vivirá mucho tiempo, su pelo no está tan mal, está muy crecido y deshidratado, sólo es un poco cutre, en fin, desaprobada, es la primera esposa que quiero lejos de mí. No puedo imaginar siquiera tocar este pozo de grasa descuidado.

- Señor, usted tiene un acuerdo con su hermano, la novia que lo acepte será su esposa y tendrá todos los derechos.

- Arthur, ¿estás confabulado con mi hermano? Sólo dile que se escapó.

- Pero no huí. - contesta, intentando no mirarme por miedo a mi reprimenda.

- Tienes que casarte como prometiste.

- ¿Tendré que unirme a ella?

- "Bueno..." murmuró Arthur, analizándola profesionalmente. - "Está un poco descuidada, los zapatos le aprietan, el vestido le sofoca, está sufriendo, firmaremos el contrato e Iolanda la llevará a su habitación y la ayudará a vestirse.

- No quiero firmar el contrato -le dije entre dientes para decirle a mi hermano que se había dado por vencida.

- ¡Pero es su palabra, señor! - insistió el desdichado Arthur.

- Trae el papel, ¿estás segura de que quieres casarte conmigo? - preguntó con rigidez.

- No... estoy aquí a la fuerza.

- ¿A qué te refieres?

- "Soy una esposa interesada, señor", dije bruscamente después de pensar y vacilar en mi mirada, podría haber jurado que estaba mintiendo.

- Quién no, soy multimillonario, mi herencia no para de crecer -digo orgulloso, ella parece un poco libertina, pero no lo demuestra.

"Aun así, todo el dinero del mundo no ha hecho que ninguna mujer se ponga a mi lado con esa cara", pienso victorioso, sabiendo que no podrá soportarlo.

Me molestó este ser macabro, pero aún tengo que cumplir mi promesa a mi hermano, así que... boda terminada, firmé los papeles en la bandeja y le di la espalda, Iolanda seguirá las reglas de la casa, pero es un poco difícil saber si durará, pasan cosas si la gente no sigue las reglas.

Sólo tengo aquí a Iolanda y a Arthur, dos señores, son los únicos que conocen las reglas, pero también... los conozco desde hace tantos años.

Sigue el pasillo y gira a la izquierda en un ala oscura, aquí es donde mi hermano y yo solemos quedarnos, es una de las reglas, esa chica harapienta no puede entrar aquí.

Casarme con ella era lo mismo que no casarme con ella, no tengo ningún interés en tocarla.

Continúo por el sombrío pasillo hasta que la última puerta se entreabre y se escapa una discreta luz.

Mi hermano mayor apenas sale, siempre está aislado, ya que tiene que cuidar constantemente de su pareja, que lleva varios años en coma, mientras que yo hago mi vida como si no estuviera casada.

Sólo te diré que he cumplido mi acuerdo y ahora soy un hombre casado, pero no cambiará nada, para mí es sólo un contrato.

Como todo el mundo, pensará que soy mi hermano gemelo sin todo ese maquillaje, así que puedo vivir mi vida e incluso burlarme de su cara cuando traigo a alguna mujer y te engaño delante de sus narices.

Pronto sabrán quien es la desgraciada que está casada conmigo, será tan gracioso cuando me vea paseando por la casa y no sepa que soy su marido, supuestamente engañaría fácilmente a su marido con su falso hermano gemelo, como hicieron todos, pero ni por esas despierta mi interés.

- Enhorabuena, un trato es un trato -anuncia serio, sentado a un lado de la cama cogido de la mano de su compañera, su vida está atada a ella para siempre, yo no me quejaría, juro que yo también me ataría a ella sin problemas, pero curiosamente es su pareja legítima, reconocida y aprobada, lástima que vaya a estar metida en una cama en coma sin perspectivas de despertar.

- ¿Puedo irme ya? - pregunto sin llegar a entrar.

- Sí, pero... intenta acercarte a tu mujer, sé que no te gusta, pero es por tu seguridad y la de nuestra familia, nuestro linaje lleva tanto tiempo amenazado que somos muy pocos.

- ¿Cómo podemos procrear si todas nuestras parejas han sido aniquiladas? Ahora estamos obligados a unirnos con inferiores, pero es inútil, el matrimonio no la salvará de la maldición.

- Deja de refunfuñar alrededor de mi compañero. - gruñe molesto.

- Perdona, bueno... ahora me voy a mi habitación, sólo he venido a decirte que el matrimonio se ha legalizado, ahora voy a quitarme todo este maquillaje y a vestirme decentemente.

- ¿Te aceptó como un payaso así?

- Por supuesto, incluso entonces soy alguien a quien quieren. - bromeo, sonriendo ligeramente.

- Si así fuera, no habría espantado a casi 20 esposas", bromeó seriamente.

Mi hermano es de los que nunca sonríen, la amargura domina su corazón, me siento mal por él, después de todo vio como mataban a toda nuestra familia en nuestra patria, pero huimos después de que empezaran a perseguirnos y a matarnos a cada uno de nosotros cuando descubrieron nuestra existencia tras ser delatados por unos traidores.

Volví a mi habitación, me quité todo aquel maquillaje y me metí bajo la ducha, pronto aquel engendro dio paso al hombre que soy, limpio sin marcas, a excepción de una gran cicatriz en mi espalda, extrañamente esta cicatriz ha creado un sello mágico, me recuerda y me atormenta debido a la promesa que le hice a aquella mujer que me salvó

Pero cuanto más tiempo pasa, más desesperanzado me siento de encontrar a esa chica, hasta ahora ni rastro, nada, pero si mientras tanto recibo una señal de que está cerca, me desharé de la tal Alessa, ya que ese día elegí sólo a la dueña del collar para ser mi futura y única pareja.

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