<< — Vamos grita. Grita como la perra que eres —decía esa voz que reconoció al instante.Des Hamilton. Estaba violando a su chico, a su niño de ojos marrones, a su bebé, a su novio.— ¡Ya déjalo! ¡Lo estás lastimando! —gritó Liam, mientras intentaba quitar las cuerdas de su brazos y pies.— Oh, mira quien despertó, saluda, Pequeña zorra —levantó la cabeza de William, que estaba enterrada en las sábanas.— Liam, ayúdame —susurró con dolor, mientras sentía como una de las embestidas de Des que acabó por destruirlo.Leer más