Una esposa para el rey
Una esposa para el rey
Por: DiegoAlmary
1° La esposa sustituta.

Rahyra apretó el pañuelo en su mano con fuerza, tenía el corazón acelerado palpitándole en los oídos tan desbocadamente que no podía oír nada más allá de eso. Estaba escondida detrás de la cortina de ceda.

Le había tomado tiempo y energía colarse al lugar, pero a pesar de la alta seguridad y los guardias que custodiaban las entradas, Rahyra había logrado colarse por los grandes salones del palacio.

Un cañonazo resonó por todo el lugar, anunciando la llegada del rey y su corazón se detuvo, tenía que actuar en ese instante o no habría tiempo ya.

Salió de detrás de la cortina donde estaba y caminó por la ostentosa habitación. Frente a un enorme espejo había una mujer joven, y cuando la vio a través del espejo dio un salto y se volvió hacia ella.

— ¡Rahyra! —dijo con alegría —hermana, pensé que no vendrías —pero en cuanto vio la expresión en el rostro de su hermana mayor Kaeira tragó saliva.

Rahyra avanzó hacia ella con pasos decididos y le aplastó el pañuelo en la cara. Su hermana menor lucía hermosa con el vestido de novia y el cabello recogido. Miró asustada a Rahyra y trató de apartarse, pero su hermana mayor no se lo permitió. Le agarró el cuello para aplastar el pañuelo con más fuerza contra su cara y ella respiró. El líquido que tenía el trapo entró por su garganta como agua caliente y la muchacha sintió mareo.

—Lo siento, hermanita —le dijo Rahyra cuando la menor ya había perdido la conciencia —pero no dejaré que este infierno sea para ti.

Con habilidad le quitó el vestido de novia a su hermana y se lo puso, por suerte eran de una talla muy parecida y penas le quedó ajustado, era amplio, de cola larga y con espinas de rosas de oro que caían como una cascada por la espalda. 

Con esfuerzo escondió a su hermana tras la cortina de ceda, ahí la encontraría el hombre que contrató para cuidarla.

Rahyra se miró vestida de novia en el espejo y cubrió su brillante cabellera roja con el velo.

Una doncella entró por la puerta y se sorprendió al verla, pero Rahyra caminó hacia ella, le arrebató la rosa de la mano y respiró profundo.

—Llevame con el rey — le dijo —ya llegó la hora —sabía que no había marcha atrás.

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